Farm to table: un restaurante efímero para disfrutar de las vistas de Barcelona
En los jardines de Montjuic la experiencia de Casa Xica se traslada durante un mes al restaurante pop-up 'Farm to table', un viaje de sabores para descubrir a la fresca

Un restaurante de vida breve en las alturas del Montjuïc. Foto Alex Froloff
Sin contar la gran cantidad de terrazas que ofrecen comidas livianas durante el verano, en Barcelona hay pocos restaurantes que estén en las alturas. Por eso el espectáculo de ver la caída del sol veraniego detrás de la sierra de Collserola, mientras se degusta una cena al aire libre, es una oportunidad que se da en contados sitios.
Lástima que uno de esos pocos lugares sea efímero. Porque se trata del restaurante pop-up (como se estila decir ahora) Farm to Table, que en los jardines de Montjuïc se presenta como la opción gastronómica más exclusiva del Festival Grec.
La versión a la fresca de Casa Xica
Este restaurante estará hasta el 27 de julio en una de las terrazas de los Jardines de Grec, a pasos del anfiteatro griego que durante este mes es uno de los epicentros de este festival de teatro, danza, música y otras artes escénicas.
Farm to table sirve un primer turno para los asistentes al Festival Grec, y desde las 22:00 al público en general
Farm to Table es una extensión del Casa Xica, un pequeño restaurante de Poble Sec que fusiona la tradición de las tabernas de toda la vida con las tendencias asiáticas.
Sus creadores, los cocineros Raquel Blasco y Marc Santamaria, llevan sus conocimientos al Grec en tres menús: el Degustación (tres platos, prepostre y postre, a 35 euros) o su alternativa vegana (también 35 euros) y el Festa Grossa (cinco platos y las mismas opciones de postre) a 55 euros; a los que se les pueden añadir el maridaje de vinos a 30 euros por persona.
De la granja a la mesa
El nombre del restaurante efímero anticipa cómo serán los platos: un culto a los productos de proximidad, donde los ingredientes son manipulados lo menos posible, como los pescados del distribuidor barcelonés Gran Blau, las carnes de The Butcher Society, las verduras y hortalizas de El Prat y La Caseta Alta (Moià) o el pan artesano de Pa Serra.
“Nos hemos rodeado de los mejores –dice Blasco–, buscando que la calidad sea el eje conductor de la experiencia en Farm to Table. Con un respeto infinito no solo en la calidad del producto, sino en la esencia del acto de cocinar, de transformar alimentos”, añade la cocinera.
Porciones pensadas para una degustación minimalista
Cabe aclarar que los pases se hacen en dos turnos: el primero de 20:00 a 21:30 está reservado para los asistentes al Festival Grec, y el segundo desde las 22:00 es abierto al público.
Los platos son pequeños, no están pensados para calmar un hambre atroz sino para experimentar los sabores de la degustación.
Además, al estar satisfechos con lo justo se evita la incomodidad de ver un espectáculo con el sopor a cuestas.
Al estar satisfechos con lo justo se evita la incomodidad de ver un espectáculo del Grec con el sopor a cuestas
El menú Festa Grossa
En nuestro caso fuimos invitados a conocer el menú Festa Grossa, que se inició con cuatro pequeños trozos del sashimi de caballa, con gel de naranja, jengibre y huevos de trucha del Pirineo, acompañado por Mas Escorpi 2019, un chardonnay de Celler Credo, del grupo Recadero.
Le siguió la ensalada de espinacas con corvina salvaje a las brasas y un par de cuadrados de calabaza; maridado por el blanco La Maca 2019, un macabeu de producción biodinámica.
Con un minimalista tartar de calamar con ajoblanco de coco llegó el tercer vino, el rosado Gramona Mart 2020 de uva xarel·lo de producción ecológica del Penedès.
Para evitar el carrusel de tantos vinos preferimos mantener este refrescante rosado para el cuarto plato, un curry thai de verduras eco de temporada, con cacahuetes y arroz del Delta con lima. Del popular condimento asiático casi no había rastros, pero es mejor así, que muchas veces termina eclipsando la comida.
Las otras opciones de menú
El último de los platos fue una costilla de vaca cocinada a baja temperatura a la brasa con pico de gallo y patatas fritas.
Por el título esperábamos un plato contundente, pero fue una ración minúscula maridada con el tinto El Bru 2017, un pinot noir biodinámico de la bodega Gramona.
Para el postre, entre la macedonia de frutas y el ganache de chocolate con kicos (¡ops!) y aceite todo el mundo prefirió este último, con el toque final de una copa del cava Gramona Imperial brut, con 60 meses de crianza y elaboración ecológica.
El menú Degustación es similar pero no incluye el sashimi y el curry, mientras que el vegano sí tiene a este último, más el ajoblanco de coco y lima, seguido por la berenjena al vapor y miso caramelizado, y la macedonia de postre.