Café San Telmo: la audaz renovación de un clásico moderno de Barcelona
Uno de los impulsores de la moda del gintónic en Barcelona se transforma en un coqueto restaurante con una sofisticada carta de tapas y platillos

El interior del Café San Telmo pasó por una profunda renovación
Los que son argentinos o hayan pasado por Buenos Aires pensarán que el Café San Telmo de Barcelona es otro de los tantos restaurantes con raíces en ese país de Sudamérica.
Pues no, el nombre del barrio porteño inspiró a Isidro Marqués a crear un restaurante hace 16 años, pionero del culto al gin tónic barcelonés (llegaba a tener 100 combinaciones), piedra angular de un grupo gastronómico integrado por Tantarantana, Canalla, Palosanto y Bistró Mató.
La nueva carta de Café San Telmo apuesta por elaborados platillos, tapas y preparaciones para comer con las manos
La reforma del Café San Telmo
El antiguo local de la calle Buenos Aires 60 (vaya metáfora del catastro) pasó por una profunda reforma acompañado de un audaz cambio de la carta, basada en los productos frescos y de kilómetro cero; donde hay opciones para arrancar con el desayuno, seguir con la comida o usar la amplia terraza con vistas a la Diagonal para desconectar al salir del trabajo con un cóctel.
Por ejemplo, la barra de su época de bar de copas -punto emblemático de la parte alta de Barcelona una década atrás- se redujo para dejar más espacio para los comensales.
La nueva carta
Quizás alguno lamente la caída de platos que eran un éxito como el arroz a la cubana, o la drástica reducción de hamburguesas a solo una.
Pero Marqués, que antes que empresario gastronómico saca su veta de cocinero y los recuerdos de su paso por la escuela Hofmann, experimenta nuevas opciones y elabora una carta de porciones de tamaños justos, en una apuesta por el tapeo y los platillos para compartir para ir saltando de sabor en sabor.
Antes que empresario gastronómico, Marqués saca su veta de cocinero y experimenta nuevos sabores para renovar la carta
Por ejemplo, de su variada carta hemos probado los tacos de cochinita pibil (un poco menos de sal vendría bien) y los de atún; la tortilla trufada y la común (superior a la primera); la coliflor asada con especies y la suave strataciella con calabaza asada.
Las croquetas de pollo asado son otro de los clásicos que se reinventan en el local, y las albóndigas de pescado con arroz son esos platos de influencia del Magreb que a Marqués le gusta experimentar, y cuyo resultado es para conocer.
Más opciones
Tras el papelón de presa ibérica (llamado así porque se sirve en una gran hoja de papel, no crean otra cosa) llegaron los postres: una tarta de queso en su punto justo, un flan casero y una maracuyá apta para los que pueden soportar un potente chute de dulce.
Otras opciones que desfilan en la carta son la ensaladilla con gamba blanca o el paté de campaña entre las tapas; mientras que en los platillos se cuentan el risotto de ceps y scamorza ahumada, el ceviche de corvina, el briox de steak tartar o la potente hamburguesa de ternera de Cal Tomás.
Ambiente sofisticado, un generoso paso de luz y un lugar donde el precio medio de 20 a 30 euros permiten comer sin agobios a cualquier hora.