Funky Bakers: hay vida más allá del brunch
Su propietaria es turca pero su cocina es un combinado de sabores del mundo, nació como panadería gourmet y su propuesta se extiende como bar, pastelería y restaurante en el Eixample barcelonés

Funky Bakers presenta un ambiente minimalista. Foto Funky Bakers
Hay cambios de timón que son para respetar. Hay que tener coraje, pero también planificar hasta el más mínimo detalle para no dar pasos en falso.
Eso es lo que le pasó (le está pasando) para bien a Seyma Ozkaya Erpul, una ingeniera en telecomunicaciones que tenía una interesante carrera en una multinacional de telefonía móvil.
Hace una década llegó a Barcelona, pero había algo que echaba de menos. “Una buena panadería turca”, recuerda a Tendenciashoy.
El deseo de dejar la carrera y dar el salto al mundo gastronómico fue acompañado de un deseo que, comenta, tuvo toda su vida: “a mí siempre me gustó ser anfitriona, preparar comidas para amigos y familiares en casa”.
El origen de los Funky Bakers
Así nació el proyecto de Pinhan, un café-bar en el Turó Park de Barcelona; debut que continuó con la apertura del primer Funky Bakers en el barrio del Born.
Aunque tengan platos típicos del brunch, como las diferentes preparaciones de huevos, Funky Bakers extiende su carta a comidas y cenas con sabores del mundo
Aquel local es una combinación de deli-panadería, una tienda gastronómica con productos gourmet de España y otros rincones del mundo, que se expandió en noviembre del año pasado con la llegada de la sucursal Funky Bakers Deli, en el barrio de Eixample Dreta.
Y hace pocas semanas, en marzo, este local también creció con el primer restaurante del pequeño grupo fundado por Seyma: Funky Bakers Eatery (Bailén, 61). Y hay planes de abrir otro punto de venta en el nuevo Hotel Hoxton Poblenou.
Cocinas del mundo
Aquí no hay que dejarse llevar por las primeras impresiones: es un restaurante con origen en una panadería gourmet pero no es un sitio de brunchs.
Aunque su propietaria sea turca, su cocina no es exclusiva de ese país: también hay platos de Oriente Medio, Europa o América. Como un micro viaje por el mundo a través de platos pensados para compartir; no porque sean muy grandes, sino como una forma de probar diferentes sabores y preparaciones.
Y tampoco es un restaurante en sentido estricto, ya que combina los servicios de panadería, cafetería y bar.
Dos cartas disponibles
La carta se divide en dos franjas horarias. La de la mañana presenta platos de dulces y salados, como los clásicos huevos revueltos o estrellados, el sandwich danés Smørrebrød con aguacate, rúcula, feta y zahter (especias de Oriente Medio) con granada, las panquecas de ‘Atlas’, con buttermilk (suero de mantequilla) o las tostadas francesas con challah (pan judío) con bayas y yogur de naranja.
Estas opciones más propias del brunch, como el desayuno con nueve ingredientes, panes y cruasanes para dos personas (18€), se ofrecen hasta el mediodía; y los viernes y fines de semana hasta las 16:00.
Desde el mediodía hasta el cierre se ofrece otra carta, dividida en fogones, que se pueden presentar como platos para conocer los sabores de otras latitudes como caprichos que hay que darse de vez en cuando.
Su propietaria es una ingeniera en telecomunicaciones con un MBA nacida en Turquía, que decidió pegar el salto al sector gastronómico
Este carácter cosmopolita se ve en el glosario de Funky que acompaña la carta, donde se recuerda que algunos platos llevan raki (licor de anís turco ) o kaymak ( (crema a base de leche similar a la nata cuajada), que se puede pedir un sucuk (salchicha de terner picante) o probar la tahinpekmez (pasta hecha con melaza de uva y tahini).
Nuestro viaje se inició por uno de estos caprichos, las ostras francesas con mantequilla caramelizada, sazonadas con perejil y guindilla encurtida que ayudan a disfrazarla para los que no son muy amigos de estos bivalvos (como este servidor); acompañadas de margaritas al estilo mexicano (obviamente).
Le siguió el pan de chahall con mezes, con la masa que atrapaba los añadidos como los tomates cherry carbonizados con picante, el labne frío, el atún picante, y el baba ganoush (berenjena cocida) con pistachos. Hubo que pedir que lo retiren porque iba en camino a que no queden ni las migas.
La ensalada de pepinos con miso, cacahuetes y sésamo tostado es un prólogo de los platos para compartir que se anticipan al verano, y luego llegaron dos platos de las secciones calientes.
Los platos de horno y sartén
Del apartado ‘Del horno’ llegó el cordero marinado con las especias zahter y salsa de granada, servido con arroz ‘palace’ especiado. Probarlo fue como viajar a Marruecos, garantizo.
Y de las opciones ‘De la sartén’ se sirvió una corvina con gambas peladas con ensalada sazonada con sumac (especia picante originaria de Irán).
También se podría haber culminado con un salmón con costra de sésamo y ensalada de patatas con vinagreta de granada y lima ; o con el Izmir kofte (albóndigas cocinadas en salsa de tomate con patatas y pimientos verdes ).
Cambios en la carta
A partir de esta semana, por el calor estival la parte de cazuelas queda hibernada y llegará la robata, las carnes a la brasa al estilo japonés.
Como en este tipo de locales, se puede elegir entre diferentes tipos de té, una media docena de zumos y cócteles detox, así como una amplia variedad de tés o cafés, cervezas artesanales y vinos por copa.
Y de postre, entre las opciones probamos el suave lemon pie, pero nos quedamos con la combinación de mascarpone, frutos rojos y pistacho. Pero si es por presumir en Instagram, busquen las manzanas caramelizadas. En la foto no falla.
El restaurante es de dimensiones pequeñas, con una decoración minimalista del estudio Weareblakslate, con una mesa central con postres y panificados que sirven para tentar desde que se pone un pie en este nuevo restaurante de Barcelona.