Fire: así es la sofisticada apuesta por el fuego del hotel W de Barcelona

El restaurante Fire cambia periódicamente su carta para ofrecer elegantes platos de carnes y verduras donde el fuego es protagonista

Remolacha con raducchio y carrillera de buey, dos de las novedades del Fire. Foto Hotel W

Si hace frío, lo mejor es acercarse al fuego. Por eso no es mala idea que en estos días invernales, de viento y lluvia, se busque la protección de las llamas con el método de cocción más básico de la historia. Hay que volver a los orígenes.

Esa es la idea de Fire, el sofisticado restaurante del Hotel W, ubicado en el extremo sur del Paseo Marítimo de Barcelona. Afuera puede estar lloviendo y las olas del Mediterráneo levantan su furia en las rocas, pero dentro la sala de estética minimalista mantiene su calidez con la elegancia que caracteriza a este cinco estrellas.

Sala del Fire. Foto Hotel W

Cambiar algo para que nada cambie

Fire abrió hace tres años de la mano de la joven chef italiana Carlota Delicato con Stefano Pinna como mano derecha.

Tras la partida de Delicato este cocinero de Cerdeña continuó con la filosofía de una carta basada en productos de calidad, donde a lo sumo cambió ligeramente el norte con una mayor apuesta por las verduras pasada por las brasas o ahumadas, pero sin dejar de lado las diferentes presentaciones cárnicas.

“Casi no usamos electricidad, no buscamos la gastronomía molecular ni esas cosas”.

Stefano Pinna, cocinero del Fire
Cócteles para abrir el apetito. Foto Juan Pedro Chuet-Missé

“Casi no usamos electricidad, no buscamos la gastronomía molecular ni esas cosas. Lo Nuestro secreto es comprar los mejores productos y que se hagan casi solos a las brasas”, cuenta a Tendenciashoy.

Esta línea lleva a que la carta del Fire se renueve cada tres meses con cada cambio de estación, lo que garantiza a los comensales la presencia de nuevos platos en cada visita.

Entrantes de verduras. Foto Juan Pedro Chuet-Missé

Los nuevos platos

Para remarcar el compromiso por las verduras orgánicas, biológicas y de proximidad estos meses presentan el apionabo (con chips de Topinambur, caviar de trufa negra y brioche) o la remolacha (con radicchio, patata de Girona, orejones y vinagreta de avellanas).

En nuestro caso, hemos probado una selección de pequeños entrantes como el puerro con romesco de nueces y pistacho, el coliflor asado y la crema de apionabo con perlas de aceite de trufa; seguido por una delicada ensalada de centollo con guisantes, zanahoria, huevas de salmón y un toque de naranja servido en la caparazón de este crustáceo.

Inciso aparte merece la estética del emplatado en el Fire, conocedores que la comida entra por los ojos. Casi da lástima tocar cada plato.

Ensalada de centollo. foto Juan Pedro Chuet-Missé

Por la elegante disposición estética de los platos casi da lástima probarlos

Entre los principales el primero fue una de las novedades del invierno, el lenguado asado al carbón, con setas silvestres, patata de Prades y salsa pil pil; y antes de la carne, el bienvenido paréntesis de un sorbete de yuzo (cítrico japonés) con perlas de este fruto.

Como buen representante de la carne a las brasas llegó otra incorporación a la carta, la carrillera de buey de Girona, acompañada de parmentier de xiribia, con chalota confit y salsa de garnacha. Bastaba empujarla ligeramente con el tenedor para que se desmenuce suavemente.

Lenguado asado con setas. Foto Juan Pedro Chuet-Missé

Postre y vinos

Si hablamos de fuego, era lógico que llegue una crème brûleé de vainilla de Tahití con azúcar flambeada.

Este viaje por sabores ahumados y a las brasas fue acompañado de un maridaje de vinos que buscan el equilibrio de sensaciones, como el blanco Raventós de Alella (DO Alella), el Giró del Gorner (DO Penedès), El Pispa de El Paseante (DO Montsant) y el Moscatel Oro de Floralis (DO Penedès).

Otros platos del Fire

Cabe recordar que aparte de esos nuevos platos la carta cuenta con 24 referencias, como pueden ser la provoleta de setas silvestres y focaccia, el tartar de vaca de Girona con tuétano asado o el calamar fresco a la parrilla entre los entrantes.

Sorbetes de yuzo. Foto Juan Pedro Chuet-Missé

Entre los principales se puede elegir el magret de pato a la parrilla con pure de boniato, el bogavante a la brasa, el chuletón de lomo alto madurado (500 gr), el solomillo de vaca o el filete de corvina entre los entrantes.

Antes, durante o después de comida en el Fire proponen conocer sus cócteles, llamados Lava, Humo, Carbón u Oxígeno

Y si alguie se anima, derivar a a los descomunales T-Bone de 1 kg con patatas al romero, ensalada y salsa Bordelaise, o el lomo alto madurado de vaca vieja con hueso, una pieza de 2 kg con patatas al romero que incluso compartido es difícil de terminar.

El cocinero Stefano Pinna. Foto Juan Pedro Chuet-Missé

Los cócteles

Antes, durante o después de comida en el Fire proponen conocer sus cócteles, que como el fuego, también remiten al fuego y sus derivados como el Lava (vodka Absolut, zumo de tomate, puré de pimiento rojo, salsa kimchee y lima), el Humo (whisky Glenlivet, sirope Pino Mugo y bitter truth), el Carbón (ginebra Tanqueray, licor de jengibre, lima, sirope Lapsano y clara de huevo) o el Oxígeno (vodka Absolut, Sirope de Canela, puré de guava y lima).

Los creadores del Fire dicen que buscan combinar elementos que se oponen, en una fusión entre brasas y tierra, donde afuera puede hacer un frío intenso, pero dentro el calor de los alimentos, las bebidas o los cócteles cambia el espíritu.

a.
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