Maldita Barra, el restaurante de Barcelona que aspira a ser más que un restaurante

Desde que abrió sus puertas, este local del Eixample propone una cocina abierta donde se puede desayunar, ir de brunch, copas o cenar en un espacio que se expande en una veta artística

Desayuno, brunch o drunch: sin horarios y sin reglas. Foto: Maldita Barra.

Ana de Espona, una joven de 22 años que cursaba Empresariales en Barcelona, tenía una idea que le entusiasmaba y, a la vez, le incomodaba: ¿cómo crear un restaurante diferente en una ciudad que tiene más de 5.000 locales? Un intercambio estudiantil de cinco meses en Hong Kong le dio la respuesta: se podía crear un sitios de múltiples experiencias en un espacio pequeño, “donde se podía sacar el máximo partido de manera creativa”.

“No tenía experiencia en gastronomía, ni tampoco mi familia, pero estaba segura que quería un espacio donde la comida no sea el fin, sino el vehículo de algo más”, cuenta De Espona a Tendenciashoy, dos años después de aquella epifanía en el Extremo Oriente, y ya con un año de su sueño hecho realidad: Maldita Barra.

1. No hay horarios para conocer la propuesta de Maldita Barra. Foto: Maldita Barra.

Comer, socializar, crear

Este restaurante, en el corazón del Eixample Dreta (Roselló 242), aspira a congregar diferentes sensaciones en un mismo espacio: gastronomía, arte y socialización, con una propuesta que a su vez se caracterice en la diversidad: aquí se ven vecinos del barrio que vienen a desayunar, turistas que presumen de su brunch en redes sociales, trabajadores de oficinas que apuran un plato ligero antes de volver al escritorio, amigos que se juntan para el tardeo de cócteles y tapas o familias y parejas que buscan un lugar tranquilo por la noche para probar nuevos sabores.

“Quería un espacio donde la comida no sea el fin, sino el vehículo de algo más” – Ana de Espona

“Queremos romper con el modelo tradicional de lo que vemos normalmente. Por eso jugamos con la idea del drunch, que es la combinación del brunch con el dinner (cena)”, describe De Espona. Dicho de otra forma: los platos que uno pide para desayunar o comer temprano, también se pueden probar a media tarde o por la noche.

Ana de Espona, fundadora del restaurante. Foto: Maldita Barra.

La propuesta gastro de Maldita Barra

Esta joven empresaria ideó Maldita Barra como “un espacio vivo, donde la gente que tenga una cierta sensibilidad por el arte, la música o los libros pueda estar a gusto”. El local está decorado con un aire minimalista por la interiorista Claudia Harpe, quien se encargó de ilustrar las paredes con vinilos y portadas de libros; mientras que dos grandes cuadros de la artista de Badalona Marta Carretero rompen la paleta de grises con sus trazos en azul.

Una de las obras de la artista Marta Carretero. Foto: Maldita Barra

¿Y qué hay de la cocina? De Espona confió en el dúo de Jordi Limón y Martín Badó, de MAM del Bó, quienes crearon una carta inspirada en los sabores de los vegetales de Oriente Medio; pero con curiosas influencias que van desde la cocina catalana de toda la vida a los platos de Sudamérica.

Así, para el tapeo se pueden encontrar las gildas caseras (ojo que son un poco picantes), los torreznos con patatas y pimentón de la Vera; así como los embutidos y quesos que van desde la mortadela de Bologna o el jamón ibérico.

Rigatone cacio e pepe con huevo poché. Foto: Maldita Barra.

Los que tiran por los platos ligeros tienen al hummus de remolacha y berenjena con foccacia; la crema de calabaza a la brasa, el ceviche de lubina o el antipasti con berenjena, encurtidos y queso Idiazábal; mientras que los que prefieren algo más contundente, deberían agendarse la milanesa con huevo poché y trufa, o el rigatone cacio e pepe con huevo poché.

La barra que dio la pista

En esta apuesta por la singularidad “buscamos apoyar a pequeños productores”, razón por la que la carta de bebidas está en su gran parte integrada por vinos naturales catalanes, en su mayoría de bodegas familiares como Loxarel; o de compañías que apuestan por creaciones alternativas como el vermú de los cántabros Vermouth.

La carta de bebidas cuenta con varias referencias de vinos naturales. Foto: Maldita Barra.

Además de su propuesta gastronómica, la idea de Maldita Barra es convertir el espacio trasero, que funciona como un sector privado, en la Maldita Gallery, donde maridarán encuentros creativos con ideas culturales.

Y a todo esto, ¿de dónde viene lo de Maldita Barra? “El restaurante anterior tenía una barra gigantesca, y me tiré horas pensando qué hacer con ella. Al final a esa ‘maldita barra’ la decidimos tirar, pero quitarla del medio fue como una ruptura, algo simbólico de querer abrirse paso con un proyecto nuevo”, cuenta De Espona. Pues ya cumplieron un año de vida, y las expectativas “han sido superiores a las esperadas”, afirma.

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