La coctelería de la semana: Focacha

Escondido tras una tienda que vende focaccias y embutidos, se encuentra esta nueva coctelería que homenajea la cultura de la noche de los ’60 y ’70

Dos espacios y dos ambientes para un mismo local. Foto: Focacha.

Ahora pareciera que para que una coctelería sea guay tenga que ser clandestina. Bueno, es un juego divertido, ya que uno siente que forma parte de un club de elegidos, como una secta de entendidos donde todo puede cambiar tras atravesar una puerta. Esa es la misma receta de Focacha (Tuset 17, Barcelona), pero que tras entrar en su terreno ofrece una interesante propuesta que la diferencia de otros locales.

Ya su nombre anticipa por donde van los tiros: en Focacha uno puede llegar, pedir esos bocadillos italianos de salami, mortadela, rúcula y queso mozzarella y seguir viaje sin enterarse que detrás de la pesada puerta del frigorífico hay una coctelería. Y vaya coctelería.

La coctelería que viaja en el tiempo

Es que tras atravesar la pesada puerta metálica y las cortinillas sanitarias uno siente que se ha metido en el túnel del tiempo y ha retrocedido 40 o 50 años: formas curvas, paredes de moqueta, luces en forma de bolas, y de fondo, música disco, de Abba o Nino Bravo.

La decoración recuerda a las discotecas de los ’60 y ’70. Foto: Focacha.

Esa es la idea de Focacha: homenajear a la cultura de la noche que en este rincón de la zona alta de Barcelona, tuvo especial efervescencia, con locales como el Bocaccio de la calle Muntaner o las galerías David, que siguen abiertas a un par de portales de distancia.

Dos espacios diferentes

La coctelería se divide en dos espacios: el primero cuenta con una larga barra de acero inoxidable, unas mesas altas con taburetes, con unos nichos de formas orgánicas donde apenas hay espacio para sentarse y apoyar la copa, y todo revestido de moquetas de color rojo, naranja y azul. Se inspira, nos cuentan, en el proyecto Visiona II que había creado para la compañía Bayer el arquitecto y diseñador Verner Panton en 1970.

Al entrar en Focacha uno siente que se está metiendo en un túnel del tiempo

El otro espacio juega con los tonos del azul y el violeta, aunque como está iluminado por luces regulables, puede cambiar de estética visual fácilmente. Conocida como la sala del DJ, combina la nostalgia setentera con “una visión futurista y distópica”, indican. Cierto, si solo falta que salga Jane Fonda como Barbarella.

El lugar juega con el concepto de clandestino. Foto: Focacha.

El lugar cuenta con una cúpula con aberturas en el techo y las paredes laterales, y la gente se puede sentar en un sillón continuo que serpentea entre las banquetas. Camino a los lavabos -que tienen luz ultravioleta- hay un bonito pasillo con placas luminosas que cambian continuamente. No conduce a ningún lugar público, pero está bonito para hacer fotos.

Los cócteles de Focacha

Pero vamos a los cócteles. La carta elaborada por el bartender argentino Alan Bonifacio con el especialista Sergio Pardo presenta una quincena de cócteles (de 15 a 17 euros) inspirados en figuras de la música española e internacional de las últimas décadas. “Buscamos unir la música de ayer con la coctelería de hoy”, puntualiza el primero.

Interesante la descripción visual de las preparaciones, con una representación de los vasos (destaca el Madonna, con las piernas y torso de una mujer) y una escala para conocer la graduación alcohólica, además de describir los sabores y sensaciones que se obtienen.

Cócteles Nino Bravo y The Beatles. Foto: Juan Pedro Chuet-Missé.

En nuestro caso, empezamos con el afrutado The Beatles (gin MG, cordial de pera y palo santo, sirope de alcaravea) y el cítrico Nino Bravo (ron Matusalem 7 Solera, sake Junmai Daigingo, soda de piña y coco, y haba tonka). Buena introducción, mientras picábamos unos chips con salsa de Espinaler y un par de gildas de boquerón algo picantes.

El segundo pase fue con otro afrutado, el Tangerine Dream (ron Santa Teresa Gran

Reserva, cachaça, cordial de pomelo y prosecco, zumo de lima y licor de cereza Marasca) y el floral Abba (gin Bombay Dry, licor de melocotón Khuri y soda de cava).

Cóctel Tangerine Dream. Foto: Juan Pedro Chuet-Missé.

Otros cócteles de Focacha

¿Más opciones? El herbal The Police (vodka Ketel One infusionado con parmesano), el Steve Wonder (uno de los más pedidos, con tequila Casamigos Blanco, mezcal Encantados y lemongrass), el amargo Jean Michel Jarré (gin MG, Martini Riserva infusionado con seta), el refrescante Julio Iglesias (otro muy demandado, con gin Tanqueray nº Ten, vino blanco, cordial de albahaca y estragón) o el David Bowie (whiskey Hibiki, Fino Palomino y cordial de shisho morado, entre otros).

También hay interesantes opciones sin alcohol, sin tener que sacrificar sabores ni aromas, como el Donna Summer o el Visiona II. Y si es una focacheria, pues claro que también se pueden comer en este espacio retro-futurista, como los panificados (10 a 13 euros) de sobrasada, porchetta, roast beef, butifarra, cerdo desmechado o jamón.

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