¿A qué nunca has probado una ginebra de olivas?

El gin-tonic vive desde principios del 2000 una época de popularidad que para muchos puristas ha desvirtuado su espíritu, sobre todo cuando al copón de ginebra y tónica le echan tantos ingredientes que parece una ensalada alcohólica.

Mientras que algunos aspiran a la sofisticación añadiendo toppings con resultados no siempre felices, por suerte hay una corriente que apuesta por la experimentación a través de destilados únicos, algunos tan extraños que jamás se les habría ocurrido pensar en ellos, y mucho menos pedirlos en un bar.

La ginebra de olivas

Una de las últimas novedades de ese tipo que ha llegado al mercado es la ginebra Gaudea Botanics – Olive Gin, tan exclusiva de la que solo se ha producido una primera partida de 100 botellas, que se venden a 39 euros.

Se trata de una ginebra donde, la primera vez que se prueba, hay que saborearla con un solo hielo y sin añadidos de limón o lima. Despacio, deje que los 40 grados de graduación alcohólica se adapten al paladar, y de a poco irá sintiendo un leve regusto a olivas de la variedad arbequina en la boca.

La ginebra tiene un regusto de olivas, y se perciben trazas de plantas aromáticas y especies

Y con un poco de entrenamiento, también se percibirán trazas de plantas aromáticas -como el arrayán de limón y la menta salvaje- y otras especies -como la semilla de cilantro y la nuez moscada-.

El origen de la idea

La idea de producir una ginebra de este tipo fue la empresa Gaudea, una productora de aceite de oliva D.O.P. Las Garrigues, con 52 hectáreas de aceitunas cultivadas en Alcarrás, en Lleida (sí, el mismo pueblo de la premiada película de Carla Simón).

La producción de su empresa se inició en 2018, y siempre estuvieron enfocadas en potenciar las olivas premium

“Durante los últimos años hemos apostado por la elaboración de nuevos productos gourmet, como la mermelada de olivas. Ahora, queríamos ir un paso más allá y buscar por un nuevo producto que fuera diferenciador y único”, describe Gerard Camps, director general de Gaudea.

El destilado de las olivas

Gaudea ponía la materia prima, pero alguien tenía que convertir las olivas en una ginebra. Y ese alguien fue La Destilateca, una micro destilería de Terrassa especializada en transformar casi cualquier alimento o vegetal en un destilado.

Su creador y maestro destilador es Carles Bonnin, un barman que hace cuatro años se cansó de estar detrás de las barras y asesorar a empresas del sector y montó una especie de laboratorio-taller-bar en una antigua fábrica. Desde ese entonces ha creado 150 elaboraciones, todas originales y ninguna repetida.

Nuestra premisa cuando empezamos en La Destilateca fue hacer licores que no existían.

Carles Bonnin

“Veíamos que España tenía una gastronomía de 10 puntos pero en los destilados estábamos en 5. Nuestra premisa fue hacer licores que no existían. Nos decían que eso era muy raro, que estábamos locos. Y dijimos ‘pues perfecto’”.

Creaciones únicas

El primero que elaboraron era una ginebra de queso cabrales y chocolate. Y por los alambiques han surgido destilados de percebes, ostras, caviar, quesos y hasta pizzas, recuerda Bonnin.

“Cada lote es personalizado e irrepetible”, indica este experto, quien incluso revela que si un cliente vuelve a pedir un gin con los mismos ingredientes nunca sabrá igual.

Para producir la Gaudea Botanics – Olive Gin han “desestructurado la oliva para recuperar sus sabores primarios”, dice Bonnin, quien puntualiza que han combinado aceituna deshidratadas, verdes y frescas “para tener diferentes perfiles aromáticos”.

Esta ginebra se puede comprar en tiendas gourmet o en internet en la web de Gaudea. Y cuando prepare el gin-tonic, la mejor proporción es “50 ml de gin, 200 ml de tónica (mejor si es artesanal) y a disfrutar”, indica Bonnin.