Le Grand Café Rouge: un rincón francés en el barrio más sofisticado de Barcelona

El nuevo restaurante de Romain Fornell potencia la oferta gastronómica del barrio de Diagonal Mar, con un local ubicado en la torre residencial más alta de la ciudad

Le Grand Cafe Rouge cuenta con 400 m2. Foto JP Chuet-Missé

Romain Fornell no para. Este cocinero francés, que lleva las riendas gastronómicas de media docena de restaurantes y hoteles de lujo, está al frente del nuevo restaurante que homenaje la cocina tradicional de su país.

Le Grand Café Rouge se encuentra en la planta inferior del flamante edificio Antares, la torre residencial más alta de Barcelona, con 27 pisos que despliegan una privilegiada vista hacia el Mediterráneo y el barrio de Diagonal Mar, así como a los vecindarios populares del Besòs y La Verneda.

Fornell en la entrada de Le Grand Cafe Rouge. Foto JP Chuet-Missé

Espacios como una catedral

El espacio impacta por su amplitud: el local cuenta con 400 metros cuadrados y con la altura que le otorga ocupar las dos primeras plantas del rascacielos.

El nombre lógicamente se refiere a la potente presencia del color rojo intenso revistiendo paredes, sillones y escaleras.

El color rojo impera en la decoración de revestimientos, escaleras y sillones

La extravagante arquitecta francesa Odile Decq, responsable del restaurante de la Ópera de París, ha impreso en el restaurante el minimalismo que caracteriza a este edificio de viviendas, dotados de un moderno lujo del que presumen pocas torres en la capital catalana.

El interior sorprende por la amplitud de espacios. Foto JP Chuet-Missé

En el interior de Le Grand Café Rouge cuelgan delgadas lámparas y otros estilizados objetos decorativos que se multiplican con el efecto visual de los espejos del techo.

“Es un espacio tan grande que para que no parezca una catedral fuimos a buscar piezas de artesanos de la madera y el metal de la zona”, explicaron Decq y Fornell.

Tres espacios en uno

El restaurante, con capacidad para 60 comensales, duplicará su capacidad en la primavera cuando se habilite una terraza lateral.

Este será un tercer espacio, que sumará a la amplia sala con aires de laberinto con la ausencia de paredes rectas, recubierto por los ventanales curvos que miran hacia el Museo Blau y el Centro Comercial Diagonal Mar.

Ostras para iniciar el viaje gastronómico. Foto JP Chuet-Missé

El otro espacio es L’Empreinte, la barra presentada como ‘la mesa del chef’, donde un grupo de hasta ocho comensales pueden disfrutar de un menú degustación.

El lugar también cuenta con un privado para doce personas, al que se accede por una escalera y que queda fuera de las miradas del resto de clientes.

El restaurante cuenta con tres espacios, la sala, la barra y una terraza que se inaugurará en primavera

Eso sí: en el restaurante tendrán que buscar una solución urgente para frenar la entrada de sol al mediodía, que puede ser bastante molesta.

Roastbeef frío con la salsa tártara. Foto JP Chuet-Missé

Sabores de Francia

Fornell diseñó una carta de sabores atlánticos y mediterráneos que es aplicada en el día a día por Franck Radiu.

La idea es realizar un viaje gastronómico por Francia, con platos de mar y montaña acompañados por una selección de 50 referencias de tintos, blancos y espumosos con mayoría de productos de Cataluña y del país vecino.

En la degustación emprendimos este recorrido con aires del Golfo de Vizcaya con las ostras Daniel Sorlut, que dieron paso al roastbeef frío y la salsa tártara, el revuelto de puerro mimosa y el tradicional pâté en croûte (magret de pato, foie, mollejas y setas).

Si es una brasserie, pues tiene que haber mejillones, como los acompañados por salsa poulette y patatas fritas.

El tradicional pâté en croûte . Foto JP Chuet-Missé

Luego llegó uno de los mejores platos, la bullabesa, una sopa elaborada con pescado de roca, patatas fondant y salsa rouille, presentada en una cobertura de hojaldre elevada como una seta que es un guiño a la cocina de Paul Bocuse.

Otras opciones para descubrir

Tras el paso de un entrecote con puré de patatas y salsa bearnesa, llegó el postre de profiteroles de vainilla con chocolate caliente y almendras tostadas.

Otras opciones para degustar en Le Grand Café Rouge son las sopas de cebolla o pescado, el bourguignon de carrilleras de cerdo ibérico, el ris de veau asado y el salmón a la bearnesa.

Y para beber, el blanco Merian 2020 de DO Terra Alta y el Sileo 2019 de la DO Montsant.

Mejillones, otro toque de brasserie francesa. Foto JP Chuet-Missé

En el barrio más sofisticado de Barcelona

El restaurante se ubica en el nacimiento de la Avenida Diagonal, donde espera seducir a los huéspedes de los hoteles de alta gama de las cercanías y a los asistentes a las convenciones del CCIB; así como los residentes que llegan fácilmente gracias a las buenas comunicaciones viales.

El edificio Antares demoró más de 15 años en ser construido. Actualmente es la torre residencial más alta de Barcelona

Esta zona dio un giro radical en el 2004 cuando se realizó el Fòrum de las Culturas y se inició la carrera por construir rascacielos e instalaciones como el Museu Blau.

Vista de la terraza del edificio Antares. Foto JP Chuet-Missé

Por esos años el Antares también empezó a elevar sus 27 pisos, pero la crisis lo paralizó por varios años hasta que en el 2015 volvieron los trabajos.

Hace pocos meses ya está habilitado para vivir, y Le Grand Café desde hace un par de semanas ya está sirviendo sus platos.

Por lo visto, la espera valió la pena.

a.
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