9 terrazas secretas para reservar ya en Madrid

De un desconocido olivar a un biergarten bávaro, estas terrazas nuevas o fuera del radar destacan por sus localizaciones únicas y su oferta gastronómica

Raimunda es un jardín en el interior de un palacio. Foto: Grupo La Fábrica.

Queremos terrazas. Y las queremos, además, bien ubicadas, con entornos sorprendentes y comida rica. Y, si puede ser, sin masificación. Es cierto que le pedimos mucho a Madrid, pero también lo es que, si buscas, esos lugares casi mágicos existen.

De un olivar con conciertos de violín en el centro de Madrid a un biergarten bávaro pasando por jardines escondidos en palacios y azoteas con vistas entre exuberante vegetación, de nueva apertura o que se han mantenido fuera del radar, estas son algunas de las terrazas más apetecibles y desconocidas de Madrid donde escapar del calor.

Un olivar centenario en el centro de Madrid

Pese a tener la oficina a dos pasos (literal) de la Fundación Olivar de Castillejo (Menéndez Pidal, 3), desconocíamos absolutamente la existencia de este verdadero oasis verde en el corazón de Madrid.

Imagina el entorno: el sol cae sobre un bosquecillo con más de cien olivos centenarios rodeados de almendros, membrillos, granados, jaras, retamas, romeros y lilos cuando, ajenos a cualquier ruido, comienzan a sonar pianos, violines o saxos.

A dos pasos del Paseo de la Castellana, que este lugar exista se lo debemos a José Castillejo Duarte (1877-1945), un intelectual español vinculado a Francisco Giner de los Ríos y la Institución Libre de Enseñanza que, con la idea de vivir en un ambiente sano y campesino, adquirió unos terrenos en 1917 en el entonces pueblo de Chamartín de la Rosa.

El lugar, donde se cuenta que acampó Napoleón en plena Guerra de la Independencia, era el Olivar del Balcón, donde también tuvieron su hogar intelectuales y científicos españoles como Ignacio Bolívar, Ramón Menéndez Pidal o Dámaso Alonso.

Exiliado en la Guerra Civil, sus cuatro hijos trataron de proteger su legado a través de la Fundación Castillejo, hoy propietaria del terreno y que organiza, entre sus propuestas culturales, las Noches del Olivar, con una programación de conciertos que impulsan a jóvenes valores de la música clásica.

La entrada conlleva una donación de 20 euros (en efectivo) y no puede reservarse ni obtenerse con antelación, por lo que aconsejamos llegar un rato antes de las 19.00 horas cuando se abren las puertas, de miércoles a sábados, entre el 25 de junio y el 30 de agosto.

Además de disfrutar del increíble entorno y de la música, se puede tomar un vino o una cerveza acompañado de platillos sencillos pero ricos como tablas de embutidos o queso, tostas, gildas, nachos o ensaladas fresquitas.

La terraza gastronómica (con platos de Mario Sandoval)

Será porque se esconde en la última planta de un hotel que se aleja de los circuitos turísticos habituales de Madrid, pero la terraza del Hotel Heritage (Diego de León, 43) sigue siendo una desconocida pese a llevar abierta desde 2018.

La terraza de Haroma. Foto: Manolo Yllera.

Precisamente la ausencia de cualquier masificación es el punto fuerte de este espacio, que cuenta con interiorismo de Lorenzo Castillo en una fantasía de mármoles, maderas lacadas, papeles pintados y una magnífica colección de antigüedades y obras de arte europeas de los siglos XVIII y XIX pero también piezas de artesanía y diseño como los pañuelos de seda vintage de Loewe que, enmarcados, decoran algunos de sus pasillos.

La gastronomía es otro de sus puntos fuertes. A cargo del chef dos estrellas Michelin Mario Sandoval, su restaurante Haroma fusiona con destreza creatividad y tradición con los mejores productos de temporada.

En verano, la terraza se convierte en la mejor alternativa para comer, cenar o regalarse un brunch de los que dejan recuerdo con su propuesta de ibéricos y quesos, panes artesanos, vieiras, cócteles de langostinos, ensaladas, focaccias, huevos a elegir entre benedictine, poché, fritos o revueltos, salmorejos, steak tartar, tartar de atún rojo, hamburguesas y pastas, así como una mesa de dulces firmada por Balbisiana (64€).

Plato de rabo de toro firmado por Mario Sandoval. Foto: Manolo Yllera.

El horario es de lunes a domingo de 13.30 a 15.30 horas y de 20.00 a 22.30h, cuentan también una suculenta carta con entrantes ostras con jalapeños y fruta de la pasión, croquetas melosas de jamón ibérico, salmorejo de mango o huevo poché con colmenilla y duxelle de champiñones y platos como un exquisito rabo de toro estofado con patatas y zanahoria torneada del Jaral de la Mira que hay que pedir sí o sí.

Comer a la fresca con vistas al Palacio de Oriente

Tampoco son nuevos los Jardines del Campo del Moro que Isabel II mandó construir en 1844 (y María Cristina de Habsburgo remodeló íntegramente en 1890) sobre unos terrenos adquiridos por Felipe II en el siglo XVI en los alrededores del antiguo alcázar de Madrid donde, se dice, que acampó el emir Ben Yusuf cuando trataba de reconquistar la ciudad en el siglo XII.

Sin embargo, sí está de estreno la flamante Terraza del Campo del Moro que, ubicada frente a la avenida central adornada con fuentes y esculturas, ofrece una perspectiva en primerísimo plano del Palacio Real.

La terraza cuenta con cocina non-stop. Foto: La Terraza del Campo del Moro.

Con acceso por la Cuesta de San Vicente, la Cuesta de la Vega y el Paseo Virgen del Puerto, la terraza ofrece cocina non-stop por lo que es ideal para un desayuno pausado, un aperitivo, una comida y, por qué no, unas copas que se alargan hasta la cena.

Detrás del proyecto, la empresaria Johanna Müller-Klingspor (fundadora de El Velázquez 17 y Café Murillo) quien, de la mano del chef Óscar Salmerón (Kabuki, Takumi, Grupo Trocadero) ofrece una carta con referencias castizas con algún puntito innovador.

Entre los platos, propuestas de laterío artesanal, tostas, boquerones, anchoas de Santoña, bravas, callos, ensaladilla rusa –con un toque cítrico-, o torreznos, que se sirven con yema curada. También platos más contundentes como el rabo de toro o el cocido y postres como la torrija caramelizada con leche de coco, lemongrass y lima, el volcán de chocolate o la tarta de queso fluida.  

La terraza más romántica (y la mejor cocina francesa)

Los gastrónomos más exigentes no podrán poner pega a Brasserie Lafayette (Recaredo 2, Madrid). En el barrio del Viso, se trata de uno de los mejores restaurantes de cocina francesa de Madrid.

Con el chef Pedro Muñagorri al mando, su dominio de la cocina clásica y su nivel exigencia con el producto se hace notar en platos de tanto nivel como el pichón en dos cocciones, las rilletes de pollo de corral, la bullabesa, el pargo a la provenzal o la ensalada landesa, así como un aclamado entrecôte a las finas hierbas, glaseado con mantequilla y acompañado de parmentier de café y pimientas.

La terraza más romántica. Foto: Brasserie Lafayette.

A su lado, Sébastien Leparoux, fundador y sumiller, al frente de su excelente bodega, es un seguro de buenos vinos de origen galo (y también algunos jereces) a precios más que correctos. De hecho, el ticket medio oscila entre 45 y 60€.

Aunque si por algo está en esta lista Lafayette es por su terraza. Ubicado en una antigua lechería, el local cuenta con un precioso jardín secreto que rodea la sala, decorada en un hermoso estilo provenzal con toques rojos y verdes de la vegetación que llena de frescura el local.

Sobre los tejados de la Gran Vía

Con prácticamente una terraza en cada azotea, nos decantamos en la gran arteria de Madrid por Gran Vía 18. En la sexta planta del multiespacio WOW Concept (Gran Vía, 18), en el icónico edificio del Hotel Roma y bajo la atenta mirada de la Loba Capitolina, este rooftop suma a sus vistas 360º al skyline madrileño una potente propuesta gastronómica y líquida.

Las dos terrazas de Gran Vía 18. Foto: Gran Vía 18.

Jairo Jiménez Ruiz es el joven chef al mando de los fogones, de donde salen platos informales e ideados para compartir como el brioche de steak tartar o de anchoa 0’0, el bikini a la brasa, el saam con palomitas de langostino en tempura, el taco de morro de cerdo ibérico crujiente o el pepito de ternera. Además, no faltan las bravas o el buñuelo de queso Idiazábal.

La coctelería de autor es el otro gran pilar del espacio, en este caso comandada por Daniel Regajo quien, tras pasar por StreetXO y The Gibson (Londres), derrocha creatividad en combinaciones como el WOW Spritz, con St. Germain, limón, hierbabuena, Grey Goose y champagne; o el muy refrescante Sky Garden, con Leblon, Martini Ambrato, kiwi, manzana, jalapeño y cilantro.

La terraza es el lugar idea para disfrutar los cócteles de autor. Foto: Gran Vía 18.

Con un precio medio alrededor de 60€, Gran Vía 18 cuenta también con un competitivo menú del día por 19,50€.

Un edén en el mismo centro

Parece increíble que en pleno centro de Madrid (el restaurante está a apenas unos metros del Palacio de Cibeles y el Banco de España) pueda existir un jardín así.

De frondosa vegetación y absoluto edén de calma, Raimunda (Paseo de Recoletos, 2) se aloja en el interior de un espacio que destila historia como es el Palacio de Linares, en tiempos una de las residencias más suntuosas e impresionantes de Madrid.

El jardín secreto del Palacio de Linares. Foto: Grupo La Fábrica.

Construido y decorado por los mejores arquitectos y artesanos del siglo XIX para los Linares (que, sin embargo, solo lo habitaron entre 1884 y 1902), hoy es sede de la Casa de América, pero también de un restaurante que se despliega por tres espacios diferentes: una sala principal, una zona informal con toque de club privado y una terraza que abre solo en periodo estival.

Del Grupo La Fábrica, en los tres espacios se sirve una carta que funciona con puente entre España y Latinoamérica, con entrantes como la zamburiña de mayonesa de rocoto y bonito, el saam de papada, cebolla encurtida, menta y cilantro, los tequeños o los tacos (gobernador o bien de secreto ibérico al pastor).

Además, quesadillas, mejillones zarandeados, tomate ‘padrísimo’ con aguacate y cebolla morada, ceviche de corvina, noodles salteados con mayonesa de kimchi y tartar de atún rojo, pulpo a la brasa con mojo rojo nikkei, ojo de bife argentino o canelón de pollo de corral con salsa huancaína y demi-glace.

La carta tiene un puente gastro entre España y Latinoamérica. Foto: Grupo La Fábrica.

Una buena selección de tragos en la que no faltan mojitos criollos, piscos, daiquiris, palomas o mezcalitas y una amplia carta de vinos completan la oferta.

Abre de lunes a viernes de 13.30 a 01.00 horas y sábados y domingos de 13.00 a 01.00 horas. Precio medio: 30-40€.

Cocina peruana de altura (en sentido literal y figurado)

La cocina es cosa seria en The Roof, la azotea del restaurante Oroya que dirige el afamado chef peruano Diego Muñoz.

Escondida en la cuarta planta del hotel The Madrid Edition (Pl. de Celenque, 2), esta terraza a cielo abierto es un oasis frente a las altas temperaturas gracias a su pérgola enredada de verde y su mobiliario de teca y ratán, todo rodeado de una vegetación exuberante que, sin embargo, no limita las vistas de la ciudad.

The Roof, la azotea donde comer peruano. Foto: Oroya.

La carta traduce a sabores la historia cultural de Perú, así como las influencias en cuanto a sabores, ingredientes y recetas de España, África, Italia, China y Japón.

Para el verano, The Roof estrena un menú elaborado junto a la chef Danitza Alpaca –premio San Pellegrino Young Chef 2022– que incluye platos como las ostras Daniel Sorlut en una preparación nikkei, con ponzu yuzu, palta (aguacate) y cilantro; la causa frita con colas de gamba roja; los baos de pollo frito, vegetales encurtidos y ensalada de hierbas; o el katsu de merluza a la inglesa con nabo y ají amarillo, tártara e hilos de patata,

Si por algo destaca la carta, claro, es por el apartado de ceviches, con recetas como la del ceviche imperial, el carretillero, su versión más callejera, o el nikkei, aunque también sobresalen platos como los anticuchos de corazón de res, papas amarillas y la chalaca de ajíes de ande; la dorada a la parrilla con mantequilla ají amarillo y huacatay; o la hamburguesa con cebollas caramelizadas y salsas barbacoa y hoisin.

The Roof acaba de cambiar la carta por temporada. Foto: Oroya.

Mención especial para su carta de cócteles de autor de inspiración peruana. Reserva de martes a jueves de 19.00 a 00.00 horas y los viernes y sábados de 19.00 a 1.00 horas. Precio medio: 60€.

Un jardín alemán en el barrio de Salamanca

Como en Múnich, pero sin salir de Madrid. Es lo que propone el Biergarten de Paulaner, una jardín veraniego al más puro estilo bávaro que este verano cambia de ubicación y abre sus puertas en un palacio del siglo XIX en el barrio de Salamanca.

Warehouse Madrid (Lagasca, 148) es el nuevo hogar de este biergarten donde tomarse una Paulaner fresquita en una terraza repleta de árboles que ofrece un refugio natural y acogedor frente al asfalto y el calor en pleno centro urbano

Recogiendo la tradición de los biergarten alemanes, que nacieron precisamente como jardines cerveceros rodeados de vegetación, el espacio cuenta además con un balcón elevado que ofrece un rincón íntimo e igualmente al aire libre.

Ya está abierto el biergarten de Paulaner. Foto. Grupo Heineken.

Durante todo el verano, el jardín, que tiene entrada libre, abre de 12:00a 0:30 horas de domingo a miércoles y hasta la 1:30 horas los jueves, viernes y sábados.

Además de tomar la clásica Paulaner, en el espacio se podrán degustar otras variedades de la marca así como picoteo tradicional de estos puntos de encuentro tan clásicos en Alemania.

La mejor relación calidad-precio

Hay que alejarse un poco más del centro capitalino para encontrar el vergel que esconde El jardín de Arturo Soria (Arturo Soria, 207).

Cuenta con diferentes espacios y, contra la tónica general en la ciudad, es posible encontrar sitio sin reserva, por ejemplo en la zona chill out, que además es pet friendly.

Foto: El Jardín de Arturo Soria.

Sus mesas y sillas de estilo retro se cobijan a la sobra de frondosos árboles y vegetación y cuenta con una carta de picoteo (no te pierdas el brioche de steak tartar, las ‘braviolis’ con calamar o el original bikini de membrillo y sobrasada).

El jardín trasero es el espacio ideal para disfrutar de los platos del restaurante, como el ajoblanco con caballa curada y uvas, los rejos a la carbonara, el salpicón de pulpo o el bonito con romescu y puerro confitado.

El ticket medio de unos 25-30 € en el chill out y 45-50 € la terraza. Abre de 13.00 a 01.00 horas y cuenta también con carta de cócteles para quienes no encuentren el momento de irse.

Comenta el artículo

Deja una respuesta

a.
Ahora en portada