Zíngara: el veggie chic de Madrid que adorarás aunque no seas vegetariano

De espíritu libre, nómada y viajero, Zíngara es un restaurante vegetariano de autor que, además de precioso, ofrece una gastronomía de raíz ‘plant based’ que seduce a todos los paladares

Zíngara, el veggie que tienes que conocer en Salesas. Foto: ©Federico Gutiérrez.

No sabemos qué pasa últimamente en Madrid pero todos los caminos llevan a Salesas. El céntrico y señorial barrio, hogar de galerías de arte, teatros, librerías, boutiques de moda independiente y locales históricos que van del Café Gijón al Toni2, alberga también interesantes restaurantes como DSTAgE, Comparte Bistró, Quispe o Charrúa, coctelerías clandestinas como Jacks Library y DPickle Room y preciosos salones de té como La Duquesita.

Ahora tienes otro motivo más para dejarte caer por el barrio flanqueado por Génova, Paseo de Recoletos, Almirante, Hortaleza y Mejía Lequerica y su nombre es Zíngara.

Un vegetariano para no vegetarianos

Aunque puede que ni siquiera lo notes al mirar la carta, Zíngara (Plaza de las Salesas, 8) es un restaurante vegetariano. Sin embargo, sus propietarios, la pareja de argentinos formada por el arquitecto Agustín Patrizio y la diseñadora de interiores y comunicadora Mercedes Caamaño, han logrado montar en torno a la gastronomía de raíz plant based una propuesta tan suculenta y diferente al clásico veggie capaz de derribar cualquier prejuicio.

Zíngara sala. Foto: ©Federico Gutiérrez.

Aunque antes de los platos que desfilan por la mesa, obra del chef también argentino Maximiliano Rossi, nos habrá llamado la atención el espacio.

El hilo conductor es la cultura gitana, de la que toma el nombre, pero también un concepto nómada y viajero, un espíritu libre y, por supuesto una estética muy marcada.

De hecho Zíngara es, para sus artífices, “una caravana de sabores con espíritu libre”. Un concepto en el que se apoyó la reconocida interiorista Eme Carranza, que comparte nacionalidad con los propietarios y el chef, para el diseño del espacio.

Bohemio y chic

La combinación de texturas, materiales y colores es la clave sobre la que crear un espacio que se vislumbra tras atravesar unos cortinajes y que atrapa por su estilo bohemio y chic.

Angelita Madrid y Amarguería firman la carta liquida. Foto: ©Federico Gutiérrez.

“Queríamos transmitir la idea de una cocina nómada, como nosotros, variada, con influencias de muchos lugares y por eso surgió la inspiración en la cultura gitana”, explican Mercedes y Agustín.

Abanicos, panderetas, candelabros, lámparas de flecos, objetos antiguos y madera dan forma a este espacio casi mágico, de luces quizás demasiado bajas, en el que brillan piedras, metales, astros y hasta una bola de cristal. Un terrario con cuarzos, amatistas, coralinas o calcitas homenajean el lado más esotérico de la cultura gitana (aunque por el momento no está previsto practicar la quiromancia).

Este vegetariano de autor basa su estética en la cultura gitana y su estilo de vida nómada

Un ambiente que nos recuerda a las caravanas, pero también a los círculos gitanos que se movían en ciudades como París de principios de siglo pasado.

Maximiliano Rossi es el chef de Zíngara. Foto: ©Federico Gutiérrez.

Qué comer (y qué beber) en Zíngara

Nada más entrar encontramos la barra, que invita a empezar con un cóctel mientras los ojos se acostumbran a los tonos rojizos, azules y dorados.

Aquí comienzan las sorpresas, con una carta líquida obra de Angelita Madrid, una de las coctelerías más prestigiosas de la ciudad, con Mario Villalón al frente, y de Amarguería.

Fruto de la investigación y en consonancia con el estilo de Zíngara, los cócteles recuperan la tradición de aperitivos franceses y se extienden a las maceraciones con té negro o té ruso (como se llamaba al té negro aromatizado con cítricos y flores) e incluye también sabores ligeros y cítricos para acompañar la comida o bien para alargar la sobremesa.

Prueba a pedir un Rose, un popular cóctel parisino estilo Dry Martini de baja graduación pero con mucha presencia aromática, un Zingara Mauresque, con absenta, o un Scotch Fashioned, su propia versión del Old Fashioned que se prepara con Earl grey en lugar de agua.

Noodles de boniato. Foto: ©Federico Gutiérrez.

En dos plantas se reparten salones y también dos reservados, uno de ellos con ladrillo visto en las paredes, un gran botellero y presidido por una preciosa mesa retroiluminada.

Los imprescindibles de Zíngara

Maximiliano Rossi, uno de los pioneros de la restauración vegana en Argentina, es el responsable de una carta que busca demostrar que se puede comer sano y muy rico siendo respetuoso con el medio ambiente.

¿Cómo? Pues a través de platos perfectos para compartir y, sobre todo, elaborados en base a los productos de temporada y de cercanía, por lo que los platos cambian según el mercado.

Nos cuentan que siempre están disponibles algunos hits de la carta, como la remolacha y yogur en ensalada con queso boffard, eneldo y anarcardos fritos; los brócolis con bagna cauda y pan gratato; el saam coreano de paté de almendras en hoja de shiso con salsa de tamarindo y cacahuete; o la milanesa de berenjena gratinada con provolone.

Cremoso de aguacate, flan y cookie. Foto: ©Federico Gutiérrez.

Los cogollos planchados con cremoso de girasol y miso y pipas especiadas, los chipa (pan de yuca) con mimolette y provolone, el papillote de setas de temporada o la mecha, una base de fainá (tortita de garbanzo) con caponata y burrata son otras buenas elecciones.

Pon el broche con un original cremoso de aguacate con lima y leche condensada de coco o un flan de huevo con nata montada.

Horario: de martes a jueves de 20.00 a 01.00 horas, viernes y sábados de 13:30 a 17.00 y de 20.00 a 02.30 horas. Precio medio: 45 euros.

a.
Ahora en portada