Aquí están los atardeceres más bonitos de Andalucía

Isla Cristina, en el extremo rincón atlántico de Huelva cerca de Portugal, tiene unos atardeceres tan bonitos que han sido inspiración para poetas como Alberti, Jiménez y Cernudas. ¿Por qué será?

Atardece en el muelle de Martínez Catena, en la Isla Cristina. Foto Turismo de Andalucía

El sol cae por la delgada línea de tierra donde se delinean las siluetas de las urbanizaciones que han avanzado sobre la costa de Huelva. El cielo se convierte en una paleta de rojos, naranjas y unos azules oscuros que lentamente van avanzando hasta que se puede decir que ha llegado la noche.

Este espectáculo visual se puede ver día a día, o en todo caso tarde a tarde, y sin embargo en la Isla Cristina no deja de ser una imagen magnética, que atrapa los sentidos.

Así lo han sentido grandes plumas de la literatura española como Rafael Alberti, Gerardo Diego, Juan Ramón Jiménez y Luis Cernuda, entre otros, que lo han reflejado en sus versos.

En la Ruta de los Atardeceres, sobre el Paseo Marítimo, también se pueden ver las palabras que han dejado varios escritores locales, cuyas estrofas están impresas en placas de cerámicos azules.

Placas con poemas en la Playa Central. Foto Turismo de Andalucía

Playas kilométricas

Aunque el desarrollo urbanístico ha empañado un poco las bellezas de estas costas, no se puede negar que las inmensas playas siguen siendo el gran atractivo de esta localidad.

Isla Cristina tiene 12 kilómetros de orillas de arenas rubias bañadas por el azul de Mediterráneo.

La Playa Central acoge un paseo donde escritores locales han dejado sus palabras sobre la belleza de sus costas

La más popular, por su facilidad de accesos y la diversidad de servicios para los visitantes es la Playa Central, que acoge el Paseo Marítimo donde se encuentran las citadas menciones poéticas.

Desde aquí se puede caminar a la vera del mar y llegar hasta el Parque Litoral, un pulmón verde de dunas y pinos que se expande por la costa de Isla Cristina.

Atardecer en Playa Gaviotas. Foto Turismo de Andalucía

Si se sigue andando se llega a la Playa del Hoyo, donde la vegetación de las dunas son pequeños y resistentes arbustos que a pesar de su soledad son un importante refugio de biodiversidad.

Más adelante está la Playa de la Casita Azul, llamada así por la construcción que aloja el Centro de Interpretación de la Naturaleza.

Aquí la soledad impera por donde se mire, idea para los que buscan desconectar solo escuchando al mar, en unas orillas por lo general tapizadas de conchas y caparazones de caracoles marinos.

Le sigue la Playa de la Redondela, donde en una ermita blanca rodeada del verde de los pinos en junio se suele celebrar la fiesta de la Virgen de la Esperanza.

La zona del pinar del Parque Litoral. Foto Turismo de Andalucía

Donde ver los mejores atardeceres

Un lugar muy buscado para atrapar al famoso atardecer de Isla Cristina es en la Playa de Isla Gaviota, donde se atraviesa un puente de madera muy buscado en los encuadres de las fotos, que atraviesa la marisma de la ría Carreras.

Otra alternativa, indican en Turismo de Andalucía, es llegar hasta la Punta del Caimán o hasta el muelle de Martínez Catena, donde las barcas de pesca y excursiones le dan un interesante toque costumbrista para retratar.

Las marismas de Isla Cristina

Precisamente la desembocadura de los ríos Guadiana y Carreras, y su influencia por las mareas atlánticas, generan el Paraje Natural Marismas de Isla Cristina, un humedal hogar de numerosas especies de aves como gaviotas, charranes y de la familia de las limícolas.

Soledad en la Playa del Hoyo. Foto Turismo de Andalucía

Las marismas de Isla Cristina es hogar de numerosos ejemplares de aves sedentarias y migradoras, entre ellas la llamativa espátula común

También es posible ver aves sedentarias como la garceta común, la garcilla bueyera y el ánade real y otras migradoras como la garza imperial, cigüeña blanca y avoceta común, aunque una de las más buscadas por los fotógrafos es la espátula común, caracterizada por su particular pico en forma de cuchara.

Es un laberinto de caños, brazos, esteros y llanuras fangosas donde crecen el pino piñonero y el sabina negral, que se puede recorrer a pie o a caballo desde la localidad de Ayamonte; y si se tiene suerte, quizás sea posible ver a uno de los camaleones que habita en estos parajes.

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