El Ártico, ese desconocido territorio de colores

Quién piensa que el Ártico es solo el blanco de la nieve se equivoca. El fotógrafo David Rocaberti enseña a capturar coloridos paisajes en el extremo norte de mundo

Rocaberti guía sobre los secretos de la fotografía en el Ártico. Foto David Rocaberti

¿Qué es lo primero que uno piensa cuando le dicen la palabra ‘Ártico?’ Seguramente en el manto blanco de la nieve. Un lienzo monótono, a lo sumo matizado con cielos grises u oscuros por la larga noche boreal.

Pues hay talentos de la fotografía como David Rocaberti que echa por tierra esta idea.

No es que el Ártico sea un vergel de colores como las selvas de Costa Rica o los corales de Australia, pero esta región polar tiene una gama cromática que hay que saber encontrarla.

Un libro para viajeros y amantes de la fotografía

Su último libro Ártico. Fotografiar aventuras y grandes viajes (PhotoClub) es tanto un manual para aficionados a recorrer millas con cámara en mano como una guía de adaptación a entornos de gran dureza (por no decir extrema) que esconden fascinantes recompensas visuales.

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Rocaberti ha dedicado toda su vida a la fotografía publicitaria y de viajes, dos caminos que parecen paralelos pero que en su obra se entrecruzan.

Porque sus imágenes parecen anuncios publicitarios, donde esa citada monocromía nívea se rompe con el verde de las auroras boleares, con el cielo impregnado de naranjas al larguísimo atardecer invernal, con el rojo intenso de las viviendas del norte de Noruega o Islandia o el gris pétreo de las montañas.

Los cielos árticos despliegan más colores de los imaginados. Foto David Rocaberti

“Al llegar al Ártico se tiene la sensación de estar en otro planeta”.

David Rocaberti

¿Y por qué elegir esas tierras remotas e inhóspitas? Ir al Ártico, dice, “es el tipo de viaje que se siente y se vive, de esos que probablemente nos marquen para el resto de nuestros días”, dice.

Ni bien se desciende del avión, avisa, se tiene la sensación “de estar en otro planeta”. “La naturaleza salvaje se muestra en estado puro, y cuando oímos rugir el viento por primera vez nos damos cuenta de lo insignificantes que somos con respecto a lo que nos rodea”, precisa.

El Ártico parece otro planeta, dice el autor. Foto David Rocaberti

Consejos para fotografiar en el Ártico

La primera parte es un compendio de preparativos para las tierras polares, donde no solo hay que extremar las precauciones con el equipo fotográfico, sino con toda la logística que va desde el calzado hasta dónde se pasará la noche.

Los colores de un pueblo remoto cambian la composición del lugar. Foto David Rocaberti

Porque allí el clima es un aliado y un enemigo, es la mano gigante que altera los paisajes y que regala escenas imponentes y que obliga a huir cuando monta en cólera.

Cómo capturar las auroras boleares

El segundo apartado se centra en uno de los mayores atractivos del Ártico como son las auroras boreales, esos velos danzantes nocturnos que obsesionan a los fotógrafos.

Rocaberti no solo cuenta sus experiencias, sino que detalla el fenómeno físico que las originan y cuál es la mejor forma para fotografiarlas

La data técnica va desde las aplicaciones para anticiparse a su llegada hasta la búsqueda de sitios para crear buenas composiciones pero sin el fastidio de la contaminación lumínica.

Fotografiar la fauna ártica es un desafío adicional. Foto David Rocaberti

Y por supuesto, todos los ajustes técnicos en un entorno como el nocturno que requiere tanto de regular la temperatura de color como los modos de enfoque y la edición posterior.

Por Islandia y la Laponia

Los tres últimos capítulos tratan de tres puntos geográficos: Islandia (presentada como ‘el Disneylandia de los fotógrafos’), la Laponia noruega y la Laponia más desconocida.

Aquí tiene más vertiente de crónica de viajes, con aportaciones que recuerdan a una guía, pero sazonados con consejos técnicos para fotografiar desde géiseres a cascadas, desde témpanos a lagos congelados.

No todo es naturaleza. La arquitectura de Reikiavik también atrapa. Foto David Rocaberti

Rocaberti presenta a Islandia como ‘el Disneylandia de los fotógrafos’

En estas regiones la presencia humana es un valor añadido, ya sea en pequeñas ciudades como Reikiavik a pueblos remotos como Senja, en el extremo norte de Noruega. En estos parajes conviven desde las tradiciones del milenario pueblo de los sami hasta las novedades turísticas como los hoteles de hielo.

Y sin olvidar la fauna: osos polares, renos, lobos, perros esquimales, cormoranes y alces son capturados por la lente de Rocaberti, para recordar que en las soledades del Ártico hay vida. Y mucha más de la que uno esperaría encontrar.

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