Barrio europeo: la casa de todos en Bruselas

Este rincón de la capital belga concentra las instituciones europeas en las que trabajan alrededor de 40.000 personas de los 27 países miembros de la Unión Europea. Pero también hay espacio y tiempo para divertirse

Mural ‘The future is Europe’. Foto: ©Jean-Paul Remy | Visit Brussels.

Bruselas es una ciudad más humana que fría, más acogedora que distante, más alegre que aburrida, a pesar de la solemnidad que la rodea por ser la sede de la Unión Europea y otros organismos internacionales. Alrededor de la rotonda Robert Schuman, a las puertas del Parque del Cincuentenario, gira la actividad comunitaria que se desempeña en las sedes de organismos como el Consejo de la UE y la Comisión Europea (Berlaymont) flanqueado por las banderas de los países miembros.

Bruselas es un centro de toma de decisiones donde cohabitan infinidad de nacionalidades y se hablan más lenguas que las que entiende la UE. Unión que se creó oficialmente el 1 de noviembre de 1993, que es cuando entró en vigor el Tratado de la Unión Europea que se firmó en Maastricht el 7 de febrero de 1992.

Desde entonces y mucho antes esta unión cooperativa no ha dejado de trabajar por el bien común de todos los ciudadanos de los países miembros, aunque no siempre dando con la tecla, ni adoptando unas medidas que generen un consenso unánime. Lo mejor para conocer la historia y los proyectos que lleva a cabo el Parlamento Europea es visitar el centro de visitantes del Parlamentaurim.

Parlamentarium, Bruselas. Foto: Pietro Naj-Oleari.

Eurotragos

Dónde sí parecen ponerse de acuerdo, al menos los funcionarios europeos, los corresponsales, el personal diplomático y demás trabajadores relacionados con la UE, es en el punto en el que reunirse después de las maratonianas sesiones de trabajo.

La plaza de Luxemburgo es donde se cita esa amalgama de nacionalidades a la hora de alternar. Los bares que flanquean esta plaza constituyen una improvisada gran terraza en la que las diferentes lenguas de los funcionarios y personal de la Unión se convierten en la banda sonora de la ciudad.

Incluso a las puertas de las principales instituciones europeas es posible tomarse un cono de las tradicionales patatas fritas

El barrio Europa no deja de ser otro vecindario más en el que se palpa el multiculturalismo de Bruselas. Entre tanto edificio oficial y gubernamental frecuentado por mujeres y hombres vestidos de traje se pueden disfrutar encantadoras y recoletas plazas como la de Londres, la de Jourdan, en la que se encuentra el puesto de patatas fritas Friterie Maison Antoine.

Este tipo de establecimientos son un símbolo de la gastronomía belga. Es muy frecuente ver a locales y turistas dar buena cuenta un cono de patatas fritas.

Maison Antoine en la Place Jourdan. Foto: ©Jean-Paul Remy | VisitBrussels.

Además de las patatas fritas en el barrio Europa se puede degustar lo de la gastronomía internacional ya sea en sus restaurantes o establecimientos de venta de productos de todas partes del mundo; Escandinavia, Reino Unido, Polonia, Italia, de la isla de Cerdeña, España, etc.

Zona verde

El ajetreo que corresponde a la capital de Europa torna en silencio cuando se sale de las vías principales; rue Froissart, Belliard, de la Loi y el boulevard Charlemagne y se callejea hasta dar a parar algún tranquilo café de la zona.

Entre tanto edificio oficial una zona verde sienta tan bien como cuando uno se refresca la cara con agua fresca. Ese pulmón en el barrio Europa es el Parque Leopoldo. Un gran oasis en medio de la vorágine comunitaria y en donde siempre se puede ver a eurodiputados y/o funcionarios, almorzando en un banco un sándwich.

Parque Leopoldo, House of European History. Foto: ©Jean-Paul Remy | VisitBrussels.

Dentro del mismo se ubican el Liceo Emile Jacqmain y la Biblioteca Solvay. Muy cerca de este parque se encuentra el Museo de Ciencias Naturales de Bélgica, la Casa Museo de Antoine Wiertz y la Casa de la Historia Europea.

Art Nouveau y Tintín

Al margen de la euroactividad la vida se sucede de manera tranquila en el vecino barrio de Ambiorix. Una zona que antes de que se instalara la burguesía en el siglo XIX era un pueblo.

Con ellos se empezó a construir residencias siguiendo los del Art Nouveau. Un arte que floreció en alrededor de una docena de ciudades europeas entre en 1890 y 1914, pero particularmente destacó en Bruselas, con más de 1.000 construcciones, de las que se conservan y se protegen 200.

Maison Cauchie, art nouveau. Foto: ©Jean-Paul Remy | VisitBrussels.

La mayoría de ellas son viviendas particulares que se pueden visitar y disfrutar de su interior en la Bienal que se organiza durante el mes de octubre. Además de bonitos edificios, este rincón que parece ajeno al barrio Europa cuenta con tres espacios verdes conectados: las plazas de Marie-Louise, Les Bassins y Ambiorix.

En este barrio comunitario bruselense no puede faltar el personaje de ficción más célebre de Bélgica, Tintín. En la entrada de la Estación de Tren de Luxemburgo, una de las más antiguas de Europa, en la que en sus vías traqueteó el Orient Express, se puede ver un fresco del joven reportero creado por Hergé.

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