Carouge: una villa de alma italiana a pocos pasos de Ginebra

Diseñada por italianos, con un aire bohemio y mediterráneo, Carouge se diferencia de Ginebra por su animada vida cultural y gastronómica. Vueling ha programado hasta 15 frecuencias esta Semana Santa desde Barcelona

Los paraguas que decoran la calle de St Joseph. Foto Ayuntamiento de Carouge

Si Carouge parece una ciudad más italiana que suiza, se debe a que esta antigua villa cuyas raíces se pierden en la era romana fue rediseñada por Víctor Amadeo III de Saboya a fines del s.XVIII como puesto de avanzada ante Ginebra.

Pero la seducción helvética pudo más que el enfrentamiento, y al final Carouge -tras pasar por manos austríacas, francesas y del reino de Cerdeña- se integró a Suiza en 1816, y poco después, terminaría formando parte de la zona metropolitana de Ginebra.

De hecho es muy fácil llegar a ella: desde Barcelona hay vuelos directos de Vueling (2 frecuencias diarias durante la Semana Santa), y en taxi, en 15 minutos ya se está en la parte vieja de Carouge.

Carouge brilla en primavera. Foto Thierry Parel

Una ciudad abierta

Carouge conserva ese espíritu liberal que moldeó su identidad durante los últimos siglos.

Carouge conserva ese espíritu liberal que moldeó su identidad durante los últimos siglos.

Cabe recordar que es una ciudad fronteriza pero allí nunca hubo fortalezas ni murallas. Su carácter cosmopolita le imprimió una tolerancia religiosa que persiste en la actualidad; y la abundancia de cabarets y tabernas durante el siglo XIX hacía que la policía mirara para otros lados para evitar problemas.

Sus boulevares flanqueados por plátanos, su animada vida cultural y su espíritu bohemio son algunos de los motivos por los cuales los residentes de Ginebra la eligen para desconectar un fin de semana.

La calle de Veyrier. Foto David Wagnières

Paseando por Carouge

Tres veces por semana, en la Plaza del Mercado -dividida por la avenida Vibert– se montan las paradas que despliegan las verduras, frutas, embutidos y quesos que provienen del sur de Suiza como del norte de Italia y el oeste de Francia.

En ese mismo lugar, el primer domingo de cada mes se organiza un mercadillo de segunda mano, en la que se puede encontrar desde ropa de estilo retro a discos de vinilo, además de antigüedades y otras extravagancias.

La calle de St Joseph es famosa por los paraguas de colores o farolillos que decoran como si fuera un cielo cercano

Tras cruzar el puente de Carouge, y divisar algunas de las grandes residencias de estilo neoclásico que sobreviven desde mediados del siglo XIX, se llega a la calle St Joseph, reconocida en cientos de imágenes en Instagram por los paraguas de colores, farolillos blancos u otros motivos que decoran como un techo efímero.

A su lado, un café al lado del otro forma parte de una vida animada, donde también compiten por ver quién elabora la mejor fondue de queso. Con toda altanería dicen que la suya es la mejor de Suiza, pero es una polémica a la cual no entraremos.

Farolillos en la calle St Joseph. Foto Ayuntamiento de Carouge

Plazas y boulevares

La Place du Tempe, la de Sardaigne, el Boulevard des Promenades y la Rue Ancienne (a su paso por el Teatro de Carouge) o el Boulevard des Orpailleurs (junto al río Arve) son algunas de las calles donde uno puede pasear por calma bajo la abundante sombra de los grandes árboles, dejando que el tiempo transcurra lentamente.

El citado Teatro de Carouge es el más importante, pero sorprende que en su reducido tejido urbano haya otros dos teatros, el Alchimic (centrado en promover a los artistas locales) y el Les Amis Musiquethéâtre, que desde hace dos décadas se especializa en una programación alternativa.

Actividades en primavera y verano

La primavera, sin duda, es la estación ideal. Y no solo porque Carouge se tiñe de verde, sino porque desde abril esta pequeña ciudad vive un interesante calendario de espectáculos en la calle, como conciertos, lecturas, teatro, acrobacias y un festival de cortometrajes.

El mercadillo de los domingos. Foto Ayuntamiento de Carouge

Para corresponder, cabe apuntar que una treintena de comercios de la villa, muchos de ellos de diseñadores independientes y de elegantes artesanías, abren los domingos de 11:00 a 17:00 horas.

En las calles del centro histórico también abundan las galerías de arte, los anticuarios, las librerías de segunda mano y las tiendas de delicatesen; una propuesta comercial que no se encuentra en todos lados. Ah, y sus heladerías, que heredan lo mejor de la cultura gastronómica sarda, son para aplaudir.

El nuevo teatro de Carouge. Foto David Wagnières

Más cultura en Carouge

En verano, para promover la vida saludable, el ayuntamiento ofrece bicicletas gratis para pasear en la Place de l’Octroi; y en julio y agosto se vive un clima de playa en las fuentes que hay junto a las Torres de Carouge, unos descomunales bloques de viviendas levantados en 1960 que desentonan con la arquitectura amable de la ciudad.

Entre otros eventos importantes de Carouge están el Concurso Internacional de Cerámica entre el 17 de septiembre y el 11 de diciembre; el Festival de la Música para la segunda semana de junio y los Conciertos de Otoño, en noviembre que, con la música clásica marcan la llegada de la estación más melancólica y la vuelta del frío; que aunque pueda ser persistente, no deja de tener su encanto en esta villa suiza de aires italianos.

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