La costa vasca en una ruta y 9 paradas que no te puedes perder

De San Juan de Gaztelugatxe a la Reserva de Urdaibai pasando por los acantilados del flysch y las olas de Mundaka, estos son los lugares que no puedes dejar pasar en una ruta por la costa vasca

Entre las maravillas de la costa vasca, San Juan de Gaztelugatxe. Foto: Luismi Sánchez | Unsplash.

Es posible que si piensas en un destino de playa, el País Vasco no sea la primera imagen que te venga a la mente. Y sin embargo en Euskadi se ubican algunos de los mejores arenales de España, desde la icónica playa de La Concha en San Sebastián a la de Laga en plena Reserva de Urdaibai (Vizcaya), las de Lekeitio entre Bilbao y Donosti, las de Itzurun y Zarauz en Guipúzcoa o la de Mundaka, cuya famosa ola izquierda atrae a surfistas llegados desde todos los rincones del mundo.

Y, sin embargo, en la costa vasca hay mucho más que playas, de ahí que se convierta en el destino perfecto para quien no se conforma con tostarse al sol y jugar con las olas. En sus algo más de 160 kilómetros de litoral se alternan estuarios donde el verde y el azul se funden, imponentes acantilados e increíbles formaciones geológicas como el flynch, marismas y biotopos protegidos, además de tesoros como la escenográfica ermita de San Juan de Gaztelugatxe y el Puente Bizkaia y villas llenas de encanto como Guetaria y Hondarribia.

Destino gourmet por excelencia, paseando por sus puertos y observando faenar a los pescadores se entiende mejor la base que sostiene a una de las mejores gastronomías del mundo, con referentes como Martín Berasategui, Juan Mari y Elena Arzak, Pedro Subijana, Andoni Luis Aduriz o Eneko Atxa aunque mejor aún es probar sus platos, como el rodaballo a la parrilla, el besugo al estilo de Orio, los txipirones en su tinta o las sardinas asadas.

Y para que no te pierdas nada, te proponemos una ruta y 9 paradas imprescindibles en la costa vasca.

Puente Colgante

De oeste a este, comenzamos la ruta en Bilbao, aunque con parada en Portugalete. Aquí encontramos el Puente Bizkaia o Colgante, el primer transbordador construido en el mundo de estructura metálica e inaugurado el 28 de julio de 1893. Obra de

Puente Bizkaia. Foto: Aintzane Mendiola.

El Puente Bizkaia fue el primer puente transbordador construido en el mundo de estructura metálica. Está situado en la boca del río Ibaizabal, en el punto en el que el estuario navegable de Bilbao se abría al mar hasta el siglo XIX. Obra de Alberto Palacio y Elissague, fue inaugurado el 28 de julio de 1893 y exactamente 113 años después, en 2006, fue declarado Patrimonio Mundial por la Unesco como una de las estructuras más sobresalientes de la arquitectura del hierro.

Al final de la Ría de Bilbao, a pocos metros de su desembocadura en el Cantábrico, el puente une Portugalete y Getxo y es por lo tanto un motivo perfecto para visitar, tras subir a la famosa barquilla y observar la panorámica desde la pasarela superior a 45 metros de altura, los dos pueblos.

En Getxo podemos hacer una parada en la playa de Arrigunaga, de unos 600 metros y arena fina que encontramos en la zona interna de la ría de Bilbao, en el barrio de Algorta. Más alejada del centro urbano encontramos la playa de Azkorri, un hermoso arenal salvaje entre dunas y acantilados.

Playas de Gorliz

A 30 km de Bilbao paramos en el municipio de Gorliz o, más concretamente, en el punto exacto en el que confluyen las playas de Gorliz y Plentzia.

Playa de Plentzia. Foto: Turismo de Plentzia.

En la desembocadura de la ría, una preciosa bahía natural regala extensas playas que suman 842 metros de longitud y que se acompañan de un hermoso paseo marítimo.

Las playas son también perfectas para practicar deportes acuáticos como windsurf, surf o piragüismo, especialmente cuando las condiciones son adversas ya que aquí las aguas son por lo general tranquilas.

San Juan de Gaztelugatxe

En plena costa vasca, nadie se puede perder la maravilla de San Juan de Gaztelugatxe. Catalogado como Biotopo protegido y alejado de cualquier núcleo urbano, encontramos este idílico paraje en medio del agua, apenas unido a la tierra por un dramático puente de piedra y una escalinata de 241 peldaños.

San Juan de Gaztelugatxe. Foto: Turismo de Euskadi.

Incendios y batallas a lo largo de los siglos destruyeron la iglesia original, reconstruida en diversas ocasiones (se cree que la primera ermita databa del siglo IX) en un lugar que ha sido escenario de piratas, aquelarres y leyendas. Aún la tradición manda tocar tres veces la campana de la ermita para atraer la buena suerte y ahuyentar los malos espíritus y pisar sobre la huella que, según dicen, dejó San Juan Bautista al final de las escaleras.

Maravilla natural e inmortalizada en películas y series como Juego de Tronos, no sabemos si quedarnos con las espectaculares vistas sobre el Cantábrico y las formaciones que ha tallado en la isla y los acantilados cercanos o con un baño en las pequeñas playas de piedra que se forman al pie de la escalinata.

Reserva de Urdaibai

Reserva de la Biosfera desde 1984, la extraordinaria reserva de Urdaibai gira en torno al río Oka, que nace en el monte Oiz y se transforma en ría al llegar a Mundaka creando a su paso marismas llenas de vida, especialmente aves, lo que la convierte en un destino perfecto para aficionados al birding o pajareo.

Reserva de la Biosfera de Urdaibai. Foto: Turismo de Euskadi.

También es hogar de algunas de las más bellas playas de Euskadi, como la de Laida, muy cercana a Mundaka, o la de Laga, bajo el Peñón de Ogoño, en el municipio de Ibarrangelu, un pequeño paraíso también muy valorado por los surfistas gracias a sus olas cortas e intensas, con picos de izquierda y de derecha.

Desde el mismo Peñón de Ogoño o las ermitas de San Pedro de Atxarre en Ibarrangelu y San Miguel de Ereñozar en Ereño obtendrás vistas panorámicas de la belleza natural de Urdaibai, así como de la isla de Izaro. Acércate al cabo de Matxitxako, el más saliente de la costa cantábrica, para obtener una perspectiva diferente de San Juan de Gaztelugatxe.

Además, los pueblos pesqueros de Bermeo, Elantxobe y Mundaka son parada obligada.

Maravillosos paisajes de la costa vasca. Foto: Carlita Benazito | Unsplash.

Lekeitio

En la costa de Vizcaya paramos también en el hermoso pueblo pesquero de Lekeitio y las bellas playas de Isuntza y Karraspio que forma el río Lea en su desembocadura en el mar.

Además de disfrutar de un paseo en su casco histórico y echar un vistazo al retablo gótico bañado en oro de la Basílica de la Asunción de Santa María, el tercero más grande de España, y a los palacios de Uriarte, Oxangoiti, Uribarri y Abaroa hay que pasear por el puerto Txatxo para observar la actividad pesquera y acercarse al faro de Santa Catalina, con vistas privilegiadas de la costa vizcaína.

Lekeitio. Foto: Gerard Soler-Casagemas Coll | Pixabay.

La ruta del flysch

Uno de los atractivos más hipnóticos de la costa vasca lo encontramos entre Zumaia y Mutriku, un recorrido que recomendamos hacer en barco para contemplar desde el mar las increíbles formaciones geológicas que han dado lugar, a lo largo de 60 millones de años, a los caprichosos acantilados conocidos como flysch, todo un museo de arqueología al aire libre donde los científicos estudian acontecimientos como la extinción de los dinosaurios.

Flysch, Zumaia. Foto: Raul Entte | Unsplash.

Guetaria tras los pasos de Elcano y Balenciaga

Pueblo de pescadores y grandes navegantes, de Guetaria, en la provincia de Guipúzcoa, salió Juan Sebastián Elcano, primer hombre en completar la circunnavegación de la tierra.

Hoy, además de su pasado marinero y ballenero, esta villa medieval amurallada también está ligada a la alta costura, gracias al museo dedicado al gran maestro Cristóbal Balenciaga, un referente en la historia de la moda que nació aquí en 1895.

San Sebastián: la perla de la costa vasca

Imposible cansarse de San Sebastián. Ciudad de cine y de la elegante playa de la Concha, enmarcada por el monte Igueldo y la isla de Santa Clara, Donosti es una ciudad que te atrapa por su belleza natural (no dejes de acercarte a las otras dos playas urbanas, las de Zurriola, frecuentada por los amantes del surf, y la de Ondarreta, con el conjunto escultórico el Peine del Viento, de Eduardo Chillida y Peña Gantxegi), pero también por su oferta cultural, sus barrios llenos de autenticidad como el de Gros, su vinculación al cine y, por supuesto, su gastronomía, con los pintxos en la parte vieja como gran emblema.

La playa de Zurriola, la vida más divertida está en Gros. Foto: Javier Larrea. ©Donostia San Sebastián Turismoa.

Hondarribia

Rumbo al este y tras una parada en Pasaia, el hermoso pueblo de sabor marinero donde residió el escritor Victor Hugo –se puede visitar su Casa Museo- llegamos al punto final de la ruta en Hondarribia.

Asomada a la bahía de Txingudi, como Irún y Hendaya, frente a Hondarribia se unen océano, montes y ríos creando un espacio de gran valor natural y, sobre todo, con mucha personalidad.

Hondarribia. Foto: David Vive | Unsplash.

Recorrer caminando los montes cercanos y el Camino de la Bahía o practicar deportes náuticos son algunas de sus propuestas, pero también recorrer su hermoso casco antiguo amurallado y sus calles empedradas donde saludan casas blasonadas y edificios singulares. Muy diferente, el barrio de la Marina seduce con sus coloridas casas de pescadores, restaurantes y típicos bares de pintxos con terrazas.

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