El aristocrático encanto de vivir en un castillo francés

Como si fueran nobles del siglo XXI, estos artistas, anticuarios, interioristas y personalidades han reformado antiguos castillos para convertirlos en elegantes residencias

Sala del Château d’Écrainville. Foto Marie Pierre Morel – Editorial Prestel

Francia cuenta con 44.000 sitios catalogados como patrimonio histórico. Muchos son castillos y palacios que pertenecieron a príncipes, duques, condes y otras figuras de la nobleza; que tras revoluciones y problemas de herencia han pasado a manos del estado o fundaciones.

Es que no es nada fácil mantener económicamente una finca con siglos de historia con habitaciones, baños, salones aptos para banquetes medievales, con sótanos y rincones que ni sus dueños conocían; y sin olvidar el cuidado de los jardines y elementos añadidos como caballerizas, cotos de caza o molinos.

Château de Fléchères, en la región de Dombes. Foto Marie Pierre Morel – Editorial Prestel

Pero todavía hay un buen número de castillos franceses que siguen en manos privadas, que son residencia habitual o secundaria de descendiente de nobles o grandes fortunas que prefieren el aislamiento con ese aire aristocrático que solo un castillo puede ofrecer.

Un recorrido por el estilo de 12 castillos franceses

La periodista especializada en decoración Catherine Scotto y la fotógrafa Marie Pierre Morel recorren una docena de palacios galos en el libro French Chateau Style (estilo de castillo francés), publicado por la editorial Prestel.

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La selección de estos sitios se debe a criterios decorativos: o sea buscaron aquellos lugares donde los dueños le han dado una nueva vida a edificios con siglos de historia, en los que algunos han optado por mantener una estética clásica, con sus antigüedades y pinturas de trampantojo; y otros han preferido darle un toque moderno que irrumpe como un relámpago en un día de sol.

La selección de los castillos franceses se debe a criterios decorativos, donde se buscó el mejor equilibrio entre la rehabilitación y la innovación en los estilos

Entre los que están en el primer grupo se encuentran Catherine y Samuel Roger, expertos anticuarios de París que residen en el Château de Marcellus, residencia de 1773 ubicada a la vera del río Garona; donde las salas parecen una galería de antigüedades.

Es similar al caso de Sabine de Saint-Jorre y Jean-Michel Bourdon, una ex vendedora de antigüedades y un notario jubilado que trasladaron su inmensa colección de muebles y objetos decorativos al Château d’Agon, cerca del monte Saint-Michel, en Normandía.

Sala del Château de Digoine. Foto Marie Pierre Morel – Editorial Prestel

Tradición y modernidad

En el segundo grupo se puede destacar a Pierre Almendros y Marc Simonet-Lenglart, que siguen invirtiendo grandes sumas en revitalizar el fastuoso Château de Fléchères, en la región de Dombes; donde se conservan valiosos frescos de Pietro Ricchi del s. XVII que dialogan con pinturas cubistas de André Fiol.

En tanto en el Château de Larradé, en la región de Landas, Jean Mortier mantiene un aire campestre a su residencia, donde como amante de la caza decora sus ambientes con ornamentas y animales embalsamados; además de varios dioramas victorianos comprados en Londres.

Cocina del Château de Larradé. Foto Marie Pierre Morel – Editorial Prestel

Maridaje entre historia y arte

El maridaje entre historia y arte se da en el Château de Poncé del valle del Loira, que hace una década compraron la galerista Marie-Hélène de la Forest Divonne y el pintor Guy de Malherbe; donde las obras de arte contemporáneo conviven con bustos históricos.

Los jardines renacentistas abren periódicamente al público, y cada tanto los dueños de casa organizan fastuosas y románticas cenas al aire libre bajo la luz de las velas.

Es la misma idea que encarnan Arnold Van Geuns y Clemens Rameckers, en su Château d’Écrainville en Normandía.

Finca reconstruida con elegancia en 1884, estos dos artistas holandeses han convertido los salones y habitaciones en un catálogo de las artes decorativas, donde el estilo Luis XV dialoga con el Imperio, y las obras prerrafaelistas con creaciones de la escuela Bauhaus.

Frescos del siglo XVIII en el Château de Fléchères. Foto Marie Pierre Morel – Editorial Prestel

Restauraciones ambiciosas

En el libro se descubre la ambiciosa restauración que los interioristas Joseph Achkar y Michel Charrière han hecho en el Château de Ravel, en la región de Auvernia; un castillo del s.XII de 7.500 m2 que gracias a pacientes pesquisas entre anticuarios ha recuperado gran parte de su aire aristocrático.

Muchos castillos parecen galerías de artes decorativas o exclusivas tiendas de anticuarios, por la gran cantidad de muebles, esculturas y pinturas con siglos de historia

Jacqueline Sarthou mantiene la biblioteca y escritorio del escritor y músico barroco Jean Rameau como si se hubiera quedado detenida en el s.XVIII en una antigua casa rural de los Landas, que también conserva magníficas esculturas, cuadros y detalles decorativos en madera.

Hay castillos que parecen galerías de anticuarios. Foto Marie Pierre Morel – Editorial Prestel

Hogar de artistas

En el corazón de la Suiza Normanda, en el Château d’Outrelaise, el diseñador Jean-Louis Mennesson gusta de dormir cada tanto en alguna de las numerosas habitaciones de esta finca de 2.500 m2; mientras que su pareja Walid Akkad convirtió un par de estancias en talleres para trabajar como diseñador de joyas.

No todas son viviendas particulares, El neogótico Château de la Haute Borde, en el valle del Loira, fue reconvertido por el galerista Jacques Barrère y su esposa Marie en una residencia para artistas; que se inspiran en las salas donde las estéticas contemporánea y minimalista conviven con estilos de otros siglos.

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