Jaffa: la ciudad que no es Tel Aviv

Los judíos que se fueron de esta histórica ciudad portuaria y encaramada a un promontorio a orillas del Mediterráneo fundaron la moderna urbe israelí que hoy conocemos

Puerto de Jaffa. Foto: Dana Friedlander | Turismo de Israel.

Desde la Edad de Bronce Jaffa está habitada y sus muelles funcionando. Es uno de los puertos más antiguos del mundo y su existencia siempre ha estado asociada a historias bíblicas y mitológicas. Según la tradición judía el fundador de Yafo fue Jafet, hijo de Noé, quien se estableció en este lugar cuarenta años después del Diluvio Universal. Otra versión dice que fue Jopa, la hija de Eolo, el dios del Viento, quien la fundó.

Hay testimonios escritos que documentan la presencia de egipcios, filisteos, asirios, el Imperio de Alejandro Magno, tolomeos, romanos y árabes en Jaffa. Este vetusto puerto ha sido la puerta de entrada y salida de guerreros, peregrinos, visitantes, bienes y cultura.

Con el ocaso del Imperio Otomano la vitalidad de Jaffa, ciudad portuaria habitada por árabes en ese momento, declinó y fue conquistada por el general Allenby, marcando el comienzo del período del Mandato Británico.

Los judíos salieron de Jaffa y ocuparon el desierto en lo que hoy es Tel Aviv. Foto: Unsplash.

Entre la I y la II Guerra Mundial cientos de miles de personas de Europa del Este emigraron huyendo de los nazis en dirección a este lugar. La entrada al Mandato Británico de Palestina se hacía a través del puerto de Jaffa, donde coincidieron árabes y judíos. Los enfrentamientos entra ambos pueblos fueron inevitables.

De esta manera los judíos comenzaron a salir más allá de los límites urbanos de Jaffa y ocuparon el desierto. Sobre las dunas el biólogo y pensador escocés Patrick Geddes implantó un novedoso y avanzado plan de urbanismo que fue el que dibujó el Tel Aviv que hoy conocemos. Ciudad que pasó a denominarse Tel Aviv-Yafo una vez se construyó el estado de Israel en 1948.

Yafo es la denominación hebrea de Jaffa y que significa “bella”. Desde entonces Tel Aviv ha pasado de ser un suburbio del extrarradio del puerto de Jaffa a convertirse en la moderna y próspera ciudad que es hoy, además de ser el centro cultural y artístico del Mediterráneo Oriental.

El de Jaffa es uno de los puertos más antiguos del mundo. Dana Friedlander | Turismo de Israel.

Reclamo turístico

En la actualidad Jaffa es un rincón muy interesante por su pasado y atractivo por la disposición de sus callejuelas y pasadizos, la arquitectura de sus casas de piedra y sus mercados, en los que se venden alfombras, vasijas, alhajas, muebles y todo tipo de cachivaches.

Esta vieja ciudad portuaria la divide en dos la calle Yefet. Al oeste de la misma se encuentra el mar, el puerto y el promontorio, sobre el que se diseminan la mayoría de lugares con interés turístico del sitio: iglesias, mezquitas, una sinagoga, yacimientos arqueológicos, museos, etc.

Se corresponde con el que sitio intramuros, donde abundan las cúpulas, bóvedas, los arcos y las casas están apiladas unas con otras, a modo de casbah. Muy pocos techos están cubiertos con tejas y la arenisca está muy presente.

Sus callejuelas y pasadizos están entre los atractivos de Jaffa. Foto: Unsplash.

En el este, en cambio, las casas son grandes, elegantes y encaladas, con techos de tejas y dispuestas de manera más o menos organizada. En esta parte es donde se encuentran los mercados de Pulgas, el Griego y el Bazar Oriental, además del barrio Maronita, un pequeño asentamiento cristiano de gente procedente del Líbano situado en Ajami, al sur de Jaffa, y varios edificios públicos construidos por diferentes órdenes religiosas.

Puerta de entrada a Jaffa

La plaza de la Torre del Reloj es la puerta de entrada a Jaffa. Una especie de kilómetro cero, un punto desde el que antiguamente arrancaban los caminos que comunicaban Jaffa con Ashkelon, Gaza y Egipto, en dirección sur, con Jerusalén, en dirección este, y con Nablus y Siria, en dirección norte.

Hoy es un excelente lugar desde el que echarse a andar y recorrer esta histórica y vieja ciudad portuaria. Esta construcción tiene más de cien años de historia y es una de las más emblemáticas del sitio.

Plaza de la Torre del Reloj, Jaffa. Foto: Unsplash.

Desde aquí y de camino a la plaza Kedumim, en lo alto del promontorio que ocupa el Jardín HaPisga, donde crecen yucas e higueras, se suceden la mezquita de Mahmudiyeh, la más grande de Jaffa, y la del Mar, en la que los pescadores musulmanes rezaban antes de salir a faenar, así como las iglesias de Armenia y la de San Miguel.

En la cima destaca la barroca iglesia de San Pedro. Este templo y sus predecesores durante miles de años han sido un bastión cristiano. Primero fue una iglesia bizantina, después sirvió como fuerte para los cruzados, durante el reinado de Luis IX de Francia. De este mismo monarca hay una estatua en el patio de la iglesia en reconocimiento a su participación en las cruzadas.

También por aquí estuvo el general Napoleón, después de ocupar Jaffa con su ejército en 1799. Para recordar su paso por aquí se conservan unos cañones que apuntan al mar. La peculiaridad de este templo religioso es que en vez de mirar al este lo hace hacia el oeste, hacia el Mediterráneo, en dirección a Roma.

Interior de la iglesia barroca de San Pedro. Foto: Shaina Gluckman.

En el techo de Jaffa no solo se puede contemplar esta construcción católica, también las excelentes vistas del mar, de los islotes de Andrómeda, unas rocas que parecen centinelas de Jaffa, y del moderno Tel Aviv al fondo.

De cara al mar

El paseo marítimo comunica el Parque Charles Clore con el Puerto Viejo de Jaffa. Este lúdico y agradable paseo antiguamente era una muralla levantada por los otomanos para defenderse de los ataques de los pueblos rivales y del enfado del mar. Los pocos restos de aquel muro que quedan en pie están indicados con carteles explicativos.

El Puerto Viejo de Jaffa es cosa del pasado. Hoy solo un puñado de pescadores salen a faenar. Las embarcaciones en vez de ir cargadas de pescado lo hacen de turistas. A bordo de una de ellas es una manera de conseguir una excelente vista panorámica de Jaffa desde el mar, que es cómo antiguamente se llegaba a este lugar.

Jaffa desde el mar. Foto: Unsplash.

Después de ver el puerto, su faro y haber navegado, se puede comer pescado fresco en alguno de los muchos restaurantes que se suceden frente al muelle.

Hogar de artistas

Pasear por Jaffa es recorrer callejuelas y cruzar pasadizos salpicados de tiendas de recuerdos hechos con muy buen gusto y a buen precio. Jaffa es también un núcleo de artistas.

En el Teatro Na Lagaat, en el que todos los actores y actrices son ciegos y/o sordos, se puede parar a tomar algo en su café, el menú está indicado en el lenguaje de signos.

Muy cerca de la sede de esta compañía de teatro se encuentra el Museo Ilana Goor. Es fácil localizarlo, afuera del mismo hay una escultura de una ballena sonriente inspirada en la historia bíblica de Jonás y la ballena. Ilana Goor es un artista autodidacta, intuitiva y multifacética.

Museo Ilana Goor.

Además de ver las obras de esta singular creadora, el edificio que alberga el museo merece la pena contemplarlo y conocer su historia. Data del año 1742, es la primera construcción judía fuera de los muros de Jaffa. Por aquel entonces era una posada en la que descansaban los peregrinos que se dirigían a Jerusalén. Después fue una fábrica de jabones y perfumes, realizados con aceite de oliva, un producto que la Tierra de Israel exportaba. También hizo las veces de sinagoga para una comunidad de judíos libios, de residencia para emigrantes procedentes de los Balcanes hasta que se convirtió en el museo que hoy podemos ver.

En los años sesenta del siglo XX Jaffa se convirtió en un lugar que atrajo a muchos artistas, quienes abrieron pequeñas galerías de arte. Goor fue una de esas artistas a las que Jaffa le sedujo y se instaló en ella.

En su museo, además de su obra podemos ver su colección personal de arte. La historia de este lugar es tan rica que la visita al Museo de Jaffa es necesaria para comprender este enclave estratégico a orillas del Mediterráneo. El museo se encuentra dentro de un edificio otomano, construido sobre una fortaleza levantada por los cruzados. En su interior se mezclan yacimientos arqueológicos con obras de arte contemporáneo.

Foto: Museo Ilana Goor.

Compras y gastronomía

Uno de los lugares más visitados por los turistas que se acercan a Jaffa es el Mercado de Antigüedades o de Pulgas. Se encuentra en lado este de la calle Yefet, fuera de la antigua muralla, muy cerca de la plaza de la Torre del Reloj. Un sitio estimulante y en el que si se bucea bien entre todo lo que se vende se pueden encontrar estupendas gangas.

El día con más ajetreo es el viernes. Hay que darse una vuelta por sus tiendas, pequeñas galerías y puestos al aire libre, en los que se exhiben y venden muebles, ropas, bisutería, utensilios de cocina, relojes, libros y recuerdos hechos en China, de primera y segunda mano.

Mercado de las Pulgas. Foto: Gilad Kvalerchick.

El Mercado Griego toma el nombre de sus creadores y se encuentra en una zona en la que se asentó la comunidad del país heleno a finales del siglo XIX. Las tiendas y puestos se desparraman por calles y callejuelas. El viernes es el día grande para darse una vuelta por aquí, ver y comprar artesanías, flores, antigüedades y cachivaches varios.

Después de las compras uno puede tomar asiento en cualquiera de los muchos restaurantes y cafés que hay en los alrededores y relajarse. El restaurante Dr. Shakshuka es un buen sitio para probar el plato que se conoce como ‘shakshuka’; huevos cocidos en salsa de tomate y picante. Lo suyo es comerlo directamente de la sartén o en un pan de pita.

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