Qué ver en Friburgo, una de las ciudades más bonitas de Alemania

Un centro histórico impecable, canales con patos, calles con flores, mucho verde…si soñamos con una pequeña ciudad con encanto, tiene que ser como Friburgo

Vistas de Friburgo desde el Schlossberg. Foto FWTM – Antal

En plena Selva Negra Friburgo presume de su identidad única, dueña de un centro histórico que pareciera creado por un ilustrador, con la aguja de su catedral gótica dominando la ciudad y con canales que cruzan su trazado que la llevan, con poca originalidad, a ser llamada la Pequeña Venecia.

Catalogada como la capital verde de Alemania, hay que diferenciarla de la ciudad suiza del mismo nombre. Se supone que a la primera deberíamos llamarla por su nombre oficial de Friburgo de Brisgovia, pero si ya no nos moveremos de aquí, la conoceremos como hacen sus habitantes.

Terrazas de Friburgo. Foto allispossible.org.uk – CC

Su particular ubicación en el extremo suroeste del país, a 51 km de Basilea, 85 km de Zúrich y 66 km de Estrasburgo le dan un carácter cosmopolita potenciado por su vida universitaria. Además, dicen las estadísticas, es la ciudad alemana con más horas de sol.

24 hrs para descubrir Friburgo

Friburgo es pequeña y se la puede descubrir en una jornada. Según su Dirección de Turismo, una escapada de 24 horas debería iniciarse por el mejor lugar para captar el alma de un pueblo: su mercado.

En el mercado frente a la catedral se concentran las paradas de los agricultores de la región, que además de flores, frutas y verduras venden la famosa salchicha Lange Rote

Eso sucede en el Münstermarkt (Mercado de la Catedral), llenos de puesto de agricultores de las cercanías, con sus paradas llenas de flores, frutas y verduras, y de embutidos como la Lange Rote, la famosa salchicha de Friburgo.

El mercado de la catedral. Foto FWTM – Schoenen

La catedral

A un lado está la famosa catedral, edificio que impone su presencia con la torre occidental de 116 metros, en la que periódicamente se escucha el tañido de su campana Hosanna, con 750 años de antigüedad.

Si el casco antiguo se ve tan impecable, como nuevo, es porque fue reconstruido tras los feroces bombardeos aliados de noviembre de 1944 que la arrasaron por completo. Pero por milagro, suerte o lo que sea, la catedral se salvó.

El centro de Friburgo

El renacimiento de Friburgo se hizo con un gran rigor histórico, y así es posible ver edificios como el Almacén Histórico (Historisches Kaufhaus) del s.XVI, con su color rojo intenso; así como las laberínticas callejuelas con las casas engalanadas con flores, como la de Konviktstrasse llena de violetas, tradicional hogar de artesanos donde hoy persisten las tiendas de antigüedades.

Detalle de la catedral de Friburgo. Foto Paul Becker – Unsplash

Luego está el sector de los canales, la Klein Venedig (Pequeña Venecia), cruzada por los arroyos Gerger y Fischerau que le dan un toque de postal a las coloridas fachadas, donde no faltan los patos que nadan con indiferencia.

Si no llegó a tiempo de picar algo en las paradas del Münstermarkt puede probar los platos típicos de la región de Baden como las brägeles (patatas asadas) en el Markthalle (Mercado Cubierto); o en la zona de bares y restaurantes llamada Bermuda Dreieck (Triángulo de las Bermudas), cerca de la Puerta de Martin.

La vida cultural de Friburgo

La ciudad tiene una activa vida cultural, como se puede ver en el Augustinermuseum, que tiene una valiosa colección de arte europeo, desde la Edad Media al Barroco, entre ellas vidrieras y estatuas originales de la catedral de la ciudad.

La encantadora calle Konviktstrasse. Foto FWTM – Schwerer

Para atrapar las mejores vistas de Friburgo se sugiere subir en funicular al Schlossberg, a 180 metros de altura de la ciudad

Ahora bien, si se quiere disfrutar del aire libre, se puede subir en funicular o a pie al Schlossberg (Monte del Palacio), que a 180 metros de altura respecto al casco antiguo permite obtener las mejores panorámicas de la ciudad, con la vista que se pierde hasta los Montes Vosgos.

Compras y gastronomía

Al momento de comprar, además de las casas de artesanías y boutiques de Klein Venedig, hay que tener en cuenta las pastelerías que venden las tartas de cerezas de la Selva Negra o la datschi (de ciruelas); o los vinos regionales que se pueden catar en la Alte Wache (Casa de los vinos de Baden).

La deliciosa pastelería de la Selva Negra. Foto allispossible.org.uk – CC

Además de tomar alguna de las cervezas XL de los biergarten de la ciudad, por la noche hay varios sitios para escuchar música, desde pequeños bares para amantes del jazz a la programación clásica de la Schlossberg. También hay una diversa cartelera en el teatro Alemannische Bühne o de obras shakesperianas en el Teatro de Friburgo.

Y claro que queda mucha más ciudad para descubrir, como también hay que dedicar un par de jornadas a explorar los atractivos de los alrededores. Pero eso quedará para otra oportunidad.

a.
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