De Mutriku a San Sebastián: 40 km de sorpresas en la costa del País Vasco

El encanto de los pueblos, la belleza de sus playas y la calma de sus montes esperan en esta ruta por el litoral de Guipúzcoa

El colorido puerto de Mutriku. Foto Guillén Pérez – Flickr

Cada época del año tiene su encanto para conocer el País Vasco, pero hay que reconocer que el verano es una de las más cómodas, ya que no hay que sufrir del frío atlántico del invierno ni de las lluvias de la primavera o el otoño.

Esta ruta de 40 kilómetros bordea el litoral desde Mutriku hasta San Sebastián, en un recorrido donde la naturaleza se toma licencia de artista con extrañas formaciones rocosas, en que cada pueblo presume de tener la mejor gastronomía, con la arquitectura tradicional de las casas rurales y de las residencias medievales, con interesantes museos y con una intensa actividad deportiva en sus playas y rías.

Mutriku

El punto de partida es el pueblo de Mutriku, dueña de un hermoso centro histórico con sus calles que se precipitan al mar, donde también se pueden ver hermosas residencias de los siglos XV a XVIII.

Allí se encuentra el museo Nautilus, especializado en la rica historia geológica de la comarca.

Puerto de Mutriku. Foto Eider Fernandez – Flickr

En su costa, cerca del puerto, se forman las únicas piscinas naturales de la costa de Guipúzcoa. Además de su playa urbana hay otros arenales cercanos como la Tercera Playa, la de Saturrarán, Las Siete Playas, la de Alcolea y la de Ondarbeltz.

Varias de estas son reconocidas mecas del surf, con olas que en algunos casos solo quedan reservadas para expertos.

El arte de la naturaleza

Estas playas también forman parte del Geoparque de la Costa Vasca, que junto con Mutriku también forman parte Deba y Zumaia.

Las playas de Mutriku y las de Zarautz son mecas del surf

Aquí están curiosas formaciones de flysch, que son largos pliegues de roca que emergen como submarinos de las costas; en un paisaje de belleza agreste que revela los cambios geológicos de hace 50 millones de años.

Del otro lado está los montes tapizados por viñedos de txakoli, un vino blanco y joven que se suele servir acompañando de pescados y mariscos pescados en el Cantábrico.

Las formaciones de flysch que emergen en la costa del Geoparque. Foto Ka.hi – CC

No se vayan de Zumaia sin visitar el museo dedicado al pintor Zuloaga, en la marisma de acceso al pueblo.

Guetaria

Le sigue Guetaria, la cuna natal de dos personalidades: una es Juan Sebastián Elcano, quien logró dar la primera vuelta al mundo; y la otra es Cristóbal Balenciaga, en cuyo honor hay un museo sobre su vida y obra en la primera plana de la moda.

El centro de Guetaria, de aires medievales y con sus calles empinadas, merece una visita tranquila, con pequeñas joyas como la Iglesia de San Salvador.

El camino sigue hasta el puerto deportivo, que por la forma de la península que lo rodea se lo conoce como ‘el ratón de Guetaria’. No se pierdan los pescados a las brasas que hacen los restaurantes locales.

Atardecer en Guetaria. Foto Pablo Fernández – Flickr

Zarautz

La próxima parada es Zarautz, que cuenta con la playa más extensa de litoral vasco, un arenal de 2,5 km, que es la cuna del surf desde que surgió en los años ’60. El tamaño de sus olas justifica que sean la meca de este deporte.

Surf en Zarautz. Foto Javier Lastras – Flickr

Al pasear por su centro hay que descubrir los encantos de la calle Mayor, su mercado, la plaza de la Música y palacios como el de Narros, que fue residencia de verano de Isabel II, y que destaca por la armonía de su jardín inglés.

Orio

Si Zarautz es la capital del surf, Orio es del remo, aunque el kayak también tiene un importante protagonismo.

Su centro histórico data del siglo XII, con sus calles laberínticas con escaleras que suben y bajan, y con sus casas de balcones de colores y fachadas de piedra que se adaptan como pueden a la complicada orografía.

Puerto de Orio. Foto Santi Aguirre – Flickr

Si Zarautz es la capital del surf, Orio es del remo

Aquí hay que probar sí o sí los besugos, pescado que tiene su fiesta mayor en julio.

Ya estamos dentro del Parque Natural de Pagoeta, coronado por el monte homónimo, zona de bosques y prados de toda la gama de verdes, zona de antiguas ferrerías que recuerdan la importancia de la siderurgia en estas regiones.

Aia

A unos kilómetros de la costa se encuentra la localidad de Aia, donde en su centro se pueden ver la iglesia de San Esteban, de fines del siglo XIV y el ayuntamiento, así como la ermita de San Pedro en el barrio de Andatza.

Descenso de Pagoeta hacia Aia. Foto Paulo Etxeberria – Flickr

Se puede seguir por la carretera que enlaza con Usurbil en paralelo al río Oria, o bien descender por el corazón del valle hasta Andoain, y de ahí, llegar a San Sebastián a través de Hernani.

Sea cual sea la opción, queda el recuerdo de un hermoso viaje por la costa del País Vasco.

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