Cinco viajes en tren para atrapar la magia de Irlanda

Por pueblos y campiñas, acompañado de un mar siempre furioso o de la calma de los bosques, conocemos la isla esmeralda a bordo de cinco ferrocarriles

El pequeño tren de Waterford, que maravilla a los amantes del ferrocarril. Foto Turismo de Irlanda

Algunos son trenes modernos que atraviesan los hermosos paisajes de Irlanda, otros son antiguos convoyes tirados por una locomotora a vapor con vagones reconstruidos con cariño. Son algunos de los viajes sobre rieles que se pueden hacer para disfrutar de la isla esmeralda de otra forma.

Desde Derry a Coleraine

Según las sugerencias de Turismo de Irlanda, podemos empezar por Irlanda del Norte con el trayecto desde Derry a Coleraine, al noroeste de Belfast y muy cerca del lago Neagh.

Su ruta transcurre por playas solitarias, acantilados que caen a pique en el agua, y unas vistas del océano impactantes.

Es un viaje de 40 minutos en los modernos servicios de Translink, en los que se sugiere realizar paradas para descubrir sitios como las playas de Benone Strand (atención al viento si se piensa andar en bicicleta) y Downhill Beach, donde entre las dunas hay una interesante biodiversidad de arbustos y aves por descubrir.

El templo de Mussenden, a lo lejos al borde de un acantilado. Foto Turismo de Irlanda

En este último punto destaca la forma circular del templo de Mussenden, ubicado al filo de un acantilado a 36 metros del mar. Si bien el lugar no se puede visitar por dentro, al llegar allí se descubren hermosas vistas de la costa del Ulster.

En el viaje se puede llegar a la ruta costera de la Calzada, donde está la famosa Calzada del Gigante (un sorprendente fenómeno geológico), el puente de cuerda de Carrick-a-Rede y la aldea de Bushmills.

Por los alrededores de Dublín

La forma de herradura de la bahía de Dublín, que parece abrazar al mar, se puede recorrer entre el norte y el sur en la línea ferroviaria del Dart, el servicio regional que une la capital irlandesa con las localidades suburbanas.

El ferrocarril suburbano Dart acerca desde Dublín a pueblos de pescadores y villas turísticas, con el mar golpeando en varios tramos del trayecto

En el viaje al sur uno de los momentos más fascinantes es cuando hay marea alta, en que la furia del mar golpea los muros de granito de las estructuras ferroviarias y salpica espuma y agua a los convoyes.

En otros tramos, más tranquilos, se ven puertos con veleros y otros barcos rondando y pequeñas islas salpicando el litoral.

Vistas del puerto de Howth. Foto Turismo de Irlanda

En el extremo meridional está Bray, una ciudad costera del condado de Wicklow, importante centro de veraneo de los residentes de Dublín (que está a 20 km), donde está el acuario Sea Life Bray que permite conocer la vida marina de la región. La pequeña colina de Bray Head, de 250 metros, es el mejor atalaya para ver estos paisajes.

En tanto, en el extremo norte del Dart, a media hora de Dublín está la localidad de Howth; donde el tren pasa por acantilados permanentemente castigados por los vientos.

Este antiguo puerto pesquero, donde está el castillo de Howth (del s.XV) y una abadía, suele estar lleno de aves marinas (sobre todo gaviotas) y cada tanto aparecen focas en las costas.

El tren histórico de Waterford

Desde la localidad de Waterford, al sur de Irlanda, sobrevive un tren de trocha angosta, que transcurre unos 10 kilómetros hasta la estación de Kilmeadan; trayecto que está activo gracias al trabajo de un grupo de amantes del ferrocarril.

Gran parte del trayecto, que hereda un ramal que fue cerrado en 1967, transcurre junto al río Suir.

En el viaje hay dos paradas, una es en Mount Congreve, donde se encuentra una fastuosa residencia georgiana del siglo XVIII con unos hermosos jardines; y la otra es en la localidad de Bilberry.

El tren de Waterford es impulsado por pequeñas locomotoras diésel. Foto Turismo de Irlanda

El tren es tirado por unas pequeñas locomotoras diésel de color rojo, con vagones semi abiertos que le dan un toque diferente al viaje, y que fueron construidos especialmente para este tren.

Al regreso se puede realizar el Camino de Waterford, un trayecto de 46 km que se puede hacer a pie o en bicicleta, que tras atravesar campos ondulados y sectores costeros hasta Dungarvan.

En una locomotora a vapor

Otro encantador viaje en un tren histórico es el que conecta Downpatrick a la abadía de Inch, en el condado de Down, en el Ulster.

La línea original había cerrado en 1950 y en 1985 la asociación Downpatrick & County Down Railway la reactivó tras reacondicionar los rieles, reconstruir algún puente y poner en marcha una potente locomotora a vapor con vagones históricos, revestidos de madera.

El viaje de Downpatrick a Abbey se hace en un encantador tren a vapor que fue reconstruido por un grupo de voluntarios

El tren a vapor de Downpatrick. Foto Downpatrick & County Down Railway

El viaje dura apenas 4,8 kilómetros hasta la abadía de Abbey, ruinas ubicadas junto al río Quoile que datan de los siglos XII y XIII, y que han servido de localización para Juego de Tronos.

Más historia sobre este tren y su entorno se puede conocer en el pequeño museo que la asociación ha creado en la estación de Downpatrick.

Por ahora el trayecto está cerrado por trabajos de mantenimiento, pero se espera que pronto se anuncien las fechas de los viajes para este año.

Desde Cork a Cobh

Desde Cork, importante ciudad irlandesa al suroeste del país, parte un tren que en poco menos de media hora llega hasta el pueblo de Cobh, villa costera que fue vio partir a seis millones de irlandeses que abandonaron a su país, y que también fue el último puerto que tocó el Titanic en su fatídico viaje hacia Norteamérica.

La catedral de Cobh y casas tradicionales. Foto Turismo de Irlanda

El trayecto serpentea por el lago Mahon y el río Lee, en un bonito paisaje de campiña, suburbios y pueblos que desemboca en el Atlántico. Una de las paradas recomendadas es la de Little Island, que acerca al parque de vida silvestre de la isla de Fota.

a.
Ahora en portada