De Chihuahua al Pacífico a bordo del espectacular Chepe Express

Entre Chihuahua y el Océano Pacífico, el Chepe Express recorre 350 km por las entrañas de la Sierra Tarahumara en el viaje más apasionante (y escalofriante) de México

Chepe Express. Foto: Alan Lara | Unsplash.

Es una de las rutas más impactantes de México, incluso de toda Norteamérica. No solo por el propio ferrocarril y sus prestaciones a bordo sino, especialmente, por los parajes que atraviesa y la prodigiosa obra de ingeniería que supuso su puesta en marcha. El Chepe Express recorre unos 350 kilómetros entre las ciudades de Creel, en el estado de Chihuahua, a más de 2.300 metros de altura, y Los Mochis, en el estado de Sinaloa, junto al Mar de Cortés (Océano Pacífico). En total, nueve horas de ruta abriéndose paso por las entrañas de la Sierra Tarahumara.

A decir verdad, solo unos pocos viajeros hacen el recorrido completo del Chepe Express en un solo día. Más bien, este tren es la manera de conocer en varias jornadas los muchos atractivos naturales, culturales, deportivos y paisajísticos de esta recóndita zona del estado de Chihuahua, al norte de México.

De Chihuahua al Pacífico en tren

De hecho, lo ideal es organizar el viaje en función de los días de salida del tren desde Creel o desde Los Mochis. Por lo general, y atendiendo a la época del año y su climatología, hay cuatro salidas semanales. Y siempre está la posibilidad de hacer un recorrido de ida y vuelta, deteniéndose en aquellos lugares que hayan quedado pendientes a la ida, tomando el tren de nuevo, uno o dos días después, hasta regresar al punto de partida.

Vistas desde el vagón mirador. Foto: Francisco Suárez.

Viajar en el Chepe Express es la manera más evocadora y, desde luego la más romántica de llegar hasta las Barrancas del Cobre. Este conjunto de 20 desfiladeros ocupan una superficie de más de 60.000 kilómetros cuadrados, alcanzando profundidades de hasta unos 1.800 metros (el caso de la barranca de Urike). Es decir, más del doble del mundialmente conocido Gran Cañón del Colorado.

Cifras de auténtico escalofrío. Y es que todo es superlativo en torno al Chepe Express. Empezando por el propio trazado férreo, que supuso el trabajo de miles de personas (y la muerte de muchas de ellas) a lo largo de más de 60 años, entre finales del siglo XIX y los años 60 del XX.

La Sierra Tarahumara

Aunque conviene decir que, durante ese tiempo, a los 350 kilómetros referidos se sumaron 300 más, que son los que separan la ciudad de Chihuahua y Creel. Esta parte de la ruta se puede cubrir con los trenes Chepe regionales, bastante menos cómodos, pero igualmente evocadores para todo amante del ferrocarril que se precie de serlo.

El tren pasa por diversas comunidades nativas. Foto: Chepe Express.

En el tramo a través de la Sierra Tarahumara (que forma parte de la gran cordillera de la Sierra Madre Occidental), el Chepe pasa por 86 túneles, algunos de más de 1 kilómetro de longitud, además de 37 puentes. Entre estos últimos destacan el de Cinipas, que tiene una longitud de 234 metros y se eleva a 102 metros de altura, y el de La Laja, a más de 50 metros de altura y sustentado por estilizados pilares de hormigón armado.

Chepe Express a todo lujo

En cuanto al Chepe Express como tal, conviene decir que es un tren relativamente reciente. De hecho, con su actual concepto de tren turístico de lujo nació en 2018, conformando un convoy de nueve o más coches completamente renovados, distribuidos en tres categorías: primera clase, clase Ejecutiva y clase turista, cada una con servicios, confortabilidad y tipo de coches diferentes y cada una también con su propio coche-cafetería-bar.

Si uno se lo puede permitir y elige un trayecto relativamente largo, para disfrutar plenamente de la experiencia que supone viajar en este tren merece la pena elegir la primera clase. Ésta, aparte de contar con la profesionalidad de varios asistentes, permite acceder al coche-restaurante panorámico Urike, que ocupa dos plantas: la superior regala imágenes impagables y la sensación de viajar en el techo del tren, pero sentados en cómodos sillones y degustando platos de alta cocina.

Un vagón acristalado permite admirar el paisaje. Foto: Chepe Express.

También al coche-terraza, el de cola del convoy, concebido como un bar (casi todas las bebidas son gratuitas) con amplias ventanas desde las que contemplar los impresionantes paisajes que se van abriendo paso, mientras se mantienen animadas charlas con el resto de viajeros, tan seducidos por la experiencia como uno mismo.

Para favorecer la comunicación, buena parte de los asientos del resto de los coches están distribuidos de cuatro en cuatro (dos enfrente de los otros dos). También en cada coche hay un aseo en el que se han cuidado los detalles, favoreciendo esa sensación de estar viviendo un viaje único y exclusivo.

Rumbo a Los Mochis

Un viaje que puede comenzar tanto en Creel como en Los Mochis. La experiencia resultará igualmente magnífica, aunque decantarse por la primera opción supone disfrutar de la primeras luces de la mañana sobre las alturas de la Sierra Tarahumara, pues el tren parte bien temprano: a las 8.00 horas

La primera parada es Divisadero, a poco más de una hora de Creel, donde se quedan buena parte de los viajeros. Incluso desde el tren se puede asistir al espectáculo que regala en cualquier momento del año la Barranca del Cobre, la que da nombre a todo el conjunto de cañones naturales.

Foto: Chepe Express.

Es aquí donde se concentran la mayor parte de los miradores a esta maravilla natural. También los hoteles más conocidos del recorrido: El Mirador y Divisadero, ambos en sus respectivas cornisas sobre la barranca.

La siguiente parada del tren es Bahuichivo, que aún mantiene el depósito y los conductos de agua con que se alimentaban los trenes de vapor. Éste es un buen punto de partida para visitar localidades históricas como Cerocahui, fundada por los jesuitas en 1680, y varias comunidades de rarámuris (o tarahumaras), pueblo originario que mantiene buena parte de sus costumbres y tradiciones ancestrales.

El tramo del Chepe Express que corta la respiración

Antes de llegar a la siguiente parada (El Fuerte) hay que pasar por el que probablemente sea el tramo del recorrido más impactante. Algo más de cuatro horas de duración y kilómetros y kilómetros para acabar con la batería de la cámara (o el teléfono móvil) y llevarse un buen puñado de fotos y vídeos irrepetibles. Aquí está el Lazo: para salvar el pronunciado desnivel, el trazado férreo realiza un círculo completo hasta pasar por debajo de la misma vía. También están en esta parte del trazado férreo varios de sus puentes más vertiginosos.

Vistas interiores del vagón mirador. Foto: Francisco Suárez.

En cuanto a El Fuerte, es la primera parada del Chepe en el estado de Sinaloa, una ciudad fundada hace más de 500 años y, como Creel, está dentro del programa de Pueblos Mágicos de México que reconoce aquellas localidades cargadas de simbolismo y con una especial importancia histórica para México.

Y algo más de dos horas son las que separa esta estación del punto final del recorrido: Los Mochis. Ciudad costera que es un buen punto de partida para la visita a la Bahía de Topolobampo, con sus prolongadas playas con dunas, sus puertos deportivos y sus activos centros turísticos. Para quien quiera algo más, aquí va una última idea: muchos de los viajeros del Chepe continúan luego (en barco) hacia San José, en la península de Baja California. Pero eso ya es otra historia.

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