Tetas panorámicas, cocina peruana, cervezas, flamenco y rock en Puente de Vallecas

Una completa escapada a Vallecas, al otro lado de la M-30, donde se encuentra el barrio más multicultural de Madrid

Parque Cerro del Tío Pío. Foto: Turismo de Madrid.

Por su carácter popular, la zona de Puente de Vallecas suele tener mala prensa. Eso, a pesar de que desde hace más de medio siglo los diferentes barrios de este distrito llevan demostrando ser uno de los lugares con más personalidad, con más iniciativas sociales y culturales y, desde luego, más solidarios de la capital.

Baste como ejemplo la transformación del Bulevar de Peña Gorbea como mercado permanente, Bulevarte, especializado en productos de artesanía, regalos y complementos, pero que también organiza espectáculos, coloquios y presentaciones de libros.

Oro ejemplo: en Vallecas y en pleno confinamiento nació el movimiento solidario ciudadano Somos Tribu VK, reconocido con el Premio Ciudadano Europeo del Parlamento Europeo 2020 por su labor de apoyo a las familias del barrio que sufren las dificultades provocadas por la pandemia.

Mosaico de identidades (y de sabores)

En la personalidad de esta zona de Vallecas está implícito el principio de acogida desde que, allá por los años 60, empezaran a llegar aquí familias procedentes del ámbito rural español. A ellos se fueron sumando en décadas posteriores miles de personas procedentes de los más diversos países de Europa, del Magreb, del África Subsahariana, de América Latina y de Asia, hasta conformar un mosaico plurinacional que le da una gran personalidad, color, olor y sabor al barrio.

Vallecas es diversa. Foto: Mary Saxaroz | Unsplash.

Esto explica por qué Puente de Vallecas es uno de los mejores distritos de Madrid para experimentar en todo tipo de sabores nacionales e internacionales.

Desde las pizzas cocinadas en auténtico horno de leña de Grosso Napoletano, que tiene en plena Avenida de la Albufera una de sus delegaciones, a las hariras, cuscús y corderos al más puro estilo marroquí del restaurante Marrakech pasando por las bravas y el vermú que sirven en las tascas situadas en torno al Estadio de Vallecas (la casa de los equipos de fútbol del Rayo Vallecano) y los cebiches, arroces chaufa y pollos al carbón de cualquiera de los restaurantes peruanos de la zona.

La multiculturalidad del barrio se hace bien presente en torno al Mercado de Puente de Vallecas. En éste, a diferencia de lo que ha ocurrido con la reforma de la mayor parte de los mercados municipales de la ciudad, la gente del barrio no viene a tapear sino a proveerse del buen producto (frutas, verduras, encurtidos, pescados, carnes…) que venden sus puestos tradicionales.

La multiculturalidad del barrio permite comer platos de todo el mundo. Foto: Imperio Andino.

Pero es que, además, en las muchas tiendas que hay alrededor del mercado ahora se pueden comprar ingredientes procedentes de cualquier lugar del planeta. Y no es una exageración, es una realidad bien tangible.

Cocina peruana de calle

Como decíamos, los restaurantes peruanos se llevan la palma en la zona del Puente. De hecho, durante años bastante instagramers y foodies tuvieron aquí uno de sus destinos favoritos: el restaurante Callao24, de Jhosef Arias.

El éxito de aquel local llevó a este chef a exportar su concepto de nueva cocina peruana hacia otras zonas de la ciudad. Pero en Vallecas decidió quedarse con el local primigenio y le dio otro nombre y otra filosofía.

Hoy Humo, su actual restaurante vallecano (Monte Oliveti, 19), es un homenaje a la cocina peruana de la calle, la de las parrillas en las que se asan jugosos pollos marinados y carnes de vacuno y de las que comen a diario muchos de los trabajadores de aquel país.

Parrilla, brasas y carbón son las reinas de Humo. Foto: Jhosef Arias.

Más clásica, aunque aún dentro del capítulo de cocina peruana, es la propuesta de uno de los locales más agradables del barrio: Imperio Andino (Párroco Don Emilio Franco, 4). Un restaurante ideal para comprender que a los peruanos les encanta la fiesta y la música de orquestas mientras cenan cualquiera de las especialidades de su magnífica cocina.

Y, para vivir una experiencia peruana auténtica, en el barrio hay una franquicia de los restaurantes populares más conocidos en esa gran nación andina, Roky’s (Puerto de Pajares, 5), especializado en pollos al carbón.

Larga vida al rock and roll

Pero no perdamos la perspectiva: esta zona de Vallecas mantiene muchas esencias autóctonas. Por ejemplo, esas que la hicieron una de las alternativas a la Movida madrileña, a través de la música rock y heavy. Por los escenarios de Hebe y de Jimmy Jazz, dos locales míticos y en activo hasta fechas bastante cercanas, pasaron grupos tan exitosos como Barón Rojo, Obús, los Panzer, Ska-P, Triana o Topo.

El barrio presume de cervezas artesanas como las que elabora Compañía de Cervezas del Valle del Kash.

Y en ese mundillo rockero Vallecas encumbró a sus propios personajes de leyenda, entre los que la llamada “abuela rockera”, en realidad Ángeles Rodríguez Hidalgo, fue la más conocida (y querida). Para recordarla el barrio le ha dedicado un monumento en el Bulevar de Peña Gorbea.

Su cara aparecer además en una de las cervezas de la marca artesana La Vallekana que, por cierto, no es la única cerveza local. Entre los vecinos de Vallecas es muy conocida CCVK, es decir, la Compañía Cervecera Valle del Kash, en cuya pequeña fábrica (Enrique Velasco, 21) hay un bar con diez grifos para descubrir sus seis etiquetas (las cervezas “residentes”) más cuatro “de temporada”, que van cambiando con cada estación.

Uno de los mejores cocidos de Madrid

Ya que estamos con esta bebida, uno de los mejores lugares para tomar el aperitivo es, sin duda, La Cervecera (Monte Perdido, 61). También es una buena opción para el vermut de fin de semana, durante el que se recomienda degustar una ración de nombre tan poco atractivo como convincente es su degustación: tendones. Se trata de una fina lámina de morro y oreja de cerdo a la plancha, de textura melosa y con un sabor intenso aunque delicado.

Antonio Cosmen sirve en Cruz Blanca el que sin duda es uno de los mejores cocidos de Madrid

Aquí también vienen muchos vecinos a “comer en condiciones”, en mesas de impoluto mantel, con una bodega de vinos seleccionados y una cocina de temporada y producto muy nacional.

Antonio Cosmen sirve uno de los mejores cocidos de Madrid. Foto: Cruz Blanca.

También clásica es la propuesta de Cruz Blanca de Vallecas, sin duda el restaurante más conocido del barrio para los que no son del barrio. La culpa de esto la tiene el cocido que elaboran en la casa, receta de su dueño y cocinero, Antonio Cosmen.

Este asturiano afincado en Vallecas desde hace décadas ha logrado que, incluso a diario, todas las mesas estén llenas a la hora del almuerzo (las reservas se hacen con semanas o meses de antelación, incluso de un año para otro). Y se entiende cuando uno prueba esos garbanzos castellanos cultivados en la localidad abulense de La Moraña, que se empapan al vacío, durante una noche entera, en el caldo de la cocción del resto de ingredientes.

Hay más opciones de platos, la mayoría igualmente seductoras. Sobre todo esas fabes asturianas, esos callos y esas croquetas cuyo sabor es tan difícil de olvidar.

Cordero asado en Pancipelao.

Aparte del almuerzo, el local funciona como uno de los mejores ‘desayunódromos’ del barrio (con churros y porras elaborados al momento), como una agradable barra a la hora del vermut y como meca del picoteo y las raciones de tarde-noche. Además, su terraza (desde la pandemia también abierta fuera de temporada) es una agradable opción para el tórrido verano madrileño.

Quien quiera comer un buen cocido sin planificarlo con tanta antelación, puede hacerlo en el vecino restaurante Pancipelao. Local con nombre de origen gaditano, ideal para practicar la costumbre nacional del tapeo, en porciones francamente generosas, y que también tiene una agradable terraza.

El Cerro del Tío Pío o, como se conoce, de la Siete Tetas, es uno de los mejores miradores panorámicos de Madrid

Flamenco y tetas panorámicas

En esta zona de Vallecas también hay una opción de tapeo y/o cena con un plus de espectáculo. Se trata de la taberna flamenca El Cortijo, en el edificio del Mercado Municipal de Nueva Numancia.

Taberna flamenca El Cortijo.

Viernes y sábados noche por su escenario pasan intérpretes de los más diversos palos de este estilo musical, que con sus cantes y bailes llenan noches enteras en un ambiente cercano y bastante alejado en concepto al de los grandes tablaos de la capital.

Un último apunte para quien quiera llevarse en las retinas (y la memoria) la imagen más espectacular del barrio: la parte más elevada de Vallecas, lo que hoy se conoce como Cerro del Tío Pío, estuvo ocupada por un poblado chabolista durante buena parte del siglo XX.

Las infraviviendas se expropiaron y destruyeron a principios de los años 80 y los montículos de escombros se cubrieron de tierra y césped, conformando así un parque conocido popularmente como de las Siete Tetas.

Cerro del Tío Pío. Foto: Pixabay.

Desde cualquiera de estas elevaciones se disfruta de la panorámica más completa de Madrid y su entorno, con el horizonte en la Sierra de Guadarrama e, incluso, la de Gredos.

Contemplar el atardecer aquí, sobre todo en esos días que el cielo de Madrid se tinta de colores velazqueños, es algo que de por sí justifica la visita a esta zona de Vallecas.

a.
Ahora en portada