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Ximo Puig dinamita su prestigio con la llegada ficticia de Tesla

La derrota en el PSOE rompe la autoridad de Ximo Puig, que había construido una imagen de gestor paciente que ha perdido con la filtración de una fábrica de Elon Musk

El expresidente de la Generalitat, Ximo Puig. EFE/Ana Escobar

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Ximo Puig es el presidente valenciano que más se ha focalizado en la automoción. Ese es su legado. Los más afines lo recordarán como artífice de la llegada de la gigafactoría de Volkswagen a Sagunto mientras los más críticos se centrarán en el fracaso que ha tenido en su tiempo de descuento con la promoción sin sentido de la ficticia llegada de Tesla.

Al margen de estos dos grupos, están los que viven de Ford, que no tienen los coches eléctricos en su plan de producción ni el cierre programado que hay en Saarlouis (Alemania). El trabajado prestigio de Puig lo ha dilapidado por que el capitán de un barco (presidente en funciones) mantiene su puesto como responsable hasta el traspaso de poderes.

El socialista de Morella perdió el mando en plaza con la derrota electoral y, con ello, el control de su tripulación. Por lo menos, ha intentado salvarse gracias al control de los comunicados de prensa para desmentir la llegada de Tesla, única opción que le quedaba cuando la bola de nieve ha traspasado fronteras y se ha vuelto insostenible.

«La Generalitat desmiente, por tanto, que exista un acuerdo cerrado con la multinacional Tesla -vinculada al sector del automóvil eléctrico- y no confirma las diferentes informaciones que han surgido en esa dirección sobre inversiones de esa empresa en el territorio valenciano», dice el comunicado. Demoledor.

La crisis del PSOE como factor de fondo

El irracional calendario elegido para comunicar la llegada de Tesla sólo se entiende sin en vez de pensar desde la responsabilidad del gobierno, se actúa como cálculo en la toma de posiciones internas en el PSOE derrotado tras las elecciones.

El contexto político que ha rodeado el asunto de Tesla es un PSOE en el que Ximo Puig no da la cara a la llamada de negociación para la investidura de Carlos Mazón, donde se manda a Rebeca Torró y Arcadi España mientras el secretario general provincial del PSPV de Valencia, Carlos Fernández Bielsa, maniobra para postularse en la sucesión de Puig. Con estos movimientos políticos, la decisión de Puig es que sea Torró la interlocutora válida para el tema Tesla.

Como contaba ayer ECONOMÍA DIGITAL, la ansiedad caló en las filas socialistas ya que se informó que el 5 de junio se había firmado un acuerdo con la empresa de electromovilidad de la que no se sabe nombre ni ubicación. En menos de 24 horas, el acuerdo confindencial que supuestamente no se puede contar fue filtrado a un medio de comunicación y, a las pocas horas, reconfirmado al resto de periodistas para acabar finalmente desmentido aunque cada una de estas gestiones las ha hecho partes del equipo de Puig que antes sí estaban engrasadas y alineadas.

Tres experiencias con finales opuestos

El paso de Ximo Puig por la presidencia deja en Valencia tres experiencias automovilísticas (Volkswagen, Ford y Tesla) cuyo resumen es una hoja excelente, un interrogante enorme y un borrón que empaña. La llegada ficticia de los coches eléctricos de Elon Musk dinamitan el prestigio logrado con Volkswagen mientras los dilatados e incomprensibles plazos de Ford para los neófitos de la automoción sostenían el discutible relato de que Ford Almussafes acabe esta legislatura de enhorabuena. De hecho, la factoría valenciana tiene las precuelas necesarias para convertirse en el principal marrón del primer mandato de Mazón en la Generalitat.

Volkswagen es un caso de éxito político porque la serenidad y la confianza entre político e inversor se consolidó con una conexión perfecta. «Muy pocos saben», se ha repetido con diligencia entre el núcleo duro de Ximo Puig que ha sabido manejar con excelencia la confindencialidad mientras necesariamente los trámites, consultas y negociaciones pasaban por diversos estamentos. Ximo Puig logro fiabilidad en el negocio de la automoción donde el margen de error es cero. La fortaleza de su liderazgo fue clave e indiscutible.

Que una de cada 10.000 piezas salga defectuosa en la automoción puede llegar a parar una cadena de montaje y desmontar el prestigio de fiabilidad de una marca. No es fácil lograr un éxito como el que había logrado Ximo Puig porque en negociaciones de este tipo, un error se paga con la renuncia. El dinero es cobarde y no da segundas oportunidades. La automoción es inflexible.

«La confianza», repetía Ximo Puig enfatizando cada sílaba para dotar su premisa de mayor sonoridad. La confianza es justo lo que se pierde cuando circula sin freno que se está desvelando un acuerdo confidencial. Cerca de 40 horas ha estado creciendo la bola de nieve en una sociedad informativa en el que prima la inmediatez y que no se frena con medias tintas ni eufemismos de «ni confirma ni desmiente» que han acabado traspasando fronteras con la confirmación de manera extraoficial en los medios de comunicación nacionales e internacionales.

El proveedor tiene información antes que el político

En el asunto de Tesla ha habido cierta perplejidad entre el parque de proveedores. Desde los cuarteles centrales en Alemania de uno de los principales proveedores de la automoción y suministrador de piezas críticas de Tesla, la respuesta sobre los planes de Tesla en Valencia fue: «No tenemos planes de suministrar piezas de Tesla en Valencia. Ahora está produciendo en Alemania unas 250.000 unidades al año y el quieren subir a 500.000 pero están teniendo problemas de permisos y personal».

Otro proveedor crítico de Tesla en el mundo, en este caso español, se apunta que pese a estar ayer con Tesla en California y tener prevista el lunes una visita a Shanghai «no he oído nada». De hecho, cuando este proveedor conoció el desmentido de Ximo Puig, añadió: «Ya me parecía que si consideraran España en serio nos habrían dicho algo». Dicho de otra forma, los proveedores consideran inverosimil que Tesla vaya a fabricar en una nueva ubicación si no aparece en sus planes de producción que se prolongan más de un lustro (y, por tanto, siempre más de una legislatura).

Este mayor conocimiento de los planes estratégicos de los proveedores de la automoción que lo que tienen los políticos es el motivo por el cual se vivió entre los industriales de los componentes de coches con tranquilidad la pugna entre Almussafes y Saarlouis cuando se pelearon por la nueva plataforma GE2, cuyo éxito está en la base discursiva de Ximo Puig de que Valencia es el polo del sur de Europa de la electromovilidad.

Los proveedores manejaban información de que el fin de la producción de Saarlouis estaba antes que el de Almussafes, donde aparecía el Mustang, por lo que aquella batalla se daba ya por ganada. Ximo Puig ha jugado la carta de que los modelos de Ford se tienen que materializar en la siguiente legislatura aunque la renuncia del Perte por parte de Ford, que desveló en exclusiva ECONOMÍA DIGITAL, ya sembró un enorme interrogante sobre el futuro que tendría la factoría de Almussafes.

El minuto y resultado del final de la legislatura, pese al ERE de más de 1.000 empleados, le da a Ximo Puig la opción de considerar a Ford como un éxito en la medida de que sus extraordinariamente silenciosas reuniones han llevado a Saarlouis al cierre mientras Almussafes está en el modo espera que se eterniza para la llegada de vehículos eléctricos.

Mismo mecanismo y éxito más claro es Volkswagen Sagunto. Tesla, que sin usar su nombre formó parte de ese último mensaje electoral de que había 10 empresas que querían invertir en Valencia, ha sido el tiro en el pie Ximo Puig no ha podido controlar tras el desplome electoral sufrido por la izquierda valenciana que le ha desalojado de la Generalitat.

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