El Banco de España alerta de una inflación más persistente de lo previsto

El organismo espera que se modere a medio plazo y descarta una traslación "inmediata" a los salarios, aunque teme un sector de la construcción "tensionado" al constatar ya en él un mayor alza de sueldos

Óscar Arce, director general de Economía y Estadística del Banco de España. EFE

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El repunte de la inflación en los últimos meses en España ha encendido las alarmas entre los economistas y los organismos al temer que torne en un contratiempo mayor de lo esperado para la incipiente recuperación económica.

Lo que parecía un repunte puntual está siendo finalmente «más intenso y persistente» de lo anticipado, tal y como advierte el Banco de España, que mantiene su previsión de que la inflación se modere a lo largo de 2022 pero advierte de que dependerá de los factores exógenos, y para alguno de ellos ya anticipa una duración «adicional» a lo inicialmente previsto.

Ello podría acabar retrasando y haciendo menos vigorosa la recuperación. De hecho, la inflación ya está lastrando la competitividad precio de la economía española, que ha caído por primera vez en dos años y medio.

Sobre la recuperación sobrevuelan cada vez más incertidumbres como la inflación, la crisis energética o los cuellos de botella y la crisis de suministros, que se entrelazan unos con otros y pueden acabar restando más de un punto de PIB al crecimiento de 2022 de perdurar en el tiempo.

Aunque también se descarta por ahora efecto de segunda vuelta, es decir, que la inflación se traslade en forma de alza de salarios y una espiral de repunte de precios, el organismo supervisor constata ya un aumento salarial por encima de la media en el sector de la información y la comunicación y en la construcción, donde teme que pueda acabar «tensionado».

El director general de Economía y Estadística del Banco de España, Óscar Arce, realizó todas estas advertencias durante un seminario en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), si bien sostuvo que se espera una moderación a medio plazo, sin descartar ya, eso sí, que pueda durar más allá de la primavera de 2022.

El impacto de la electricidad

El componente que explica la mayor parte de la aceleración es el componente energético, en medio de la crisis energética, ya que contribuyó con 3,7 puntos porcentuales a la inflación de octubre, cuando escaló hasta el 5,4%, la mayor tasa desde 1992.

Arce explicó que el componente energético propicia la mayor parte del alza de la inflación, sobre todo los precios de la electricidad como consecuencia del encarecimiento del gas, un factor que estaría afectado por factores transitorios (menores reservas en Europa, mayor demanda desde Asia, trabajos de mantenimiento en Noruega y Rusia y problemas de índole geopolítico).

De acuerdo con los precios de los futuros, los efectos de estos factores perdurarían, como mínimo, hasta la primavera de 2022.

Al componente eléctrico se suma el papel de los efectos base desde febrero de este año al compararse con la brusca desaceleración de algunos componentes entre marzo y junio de 2020, en medio del Estado de alarma. También influye el inicio de la traslación gradual sobre la recuperación, aún muy parcial, del sector turístico que se trasladará a los precios.

Cuellos de botella: la crisis de materias primas durará hasta finales de 2022

Arce hizo hincapié también en el inicialmente shock «transitorio» de los cuellos de botella, que está impactando de manera significativa en los bienes intermedios, como la metalurgia, la química básica y la industria papelera, pero «se va extendiendo cada vez a más ramas de actividad industrial».

De hecho, Arce avisó de que este fenómeno «lleva un tiempo sorprendiendo la alza» y lo que en principio se circunscribía a un problema de los microchips que se solucionaría a mediados de 2022, el problema del encarecimiento en el canal de suministros de materiales afecta ya a «muchas más materias primas» y «posiblemente lleve algún tiempo adicional» solucionar esas estrecheces.

Este problema de los cuellos de botella está provocando un aumento en el coste del transporte, ya que desde principios de año se ha multiplicado por tres el coste de movilizar un contenidos para el comercio marítimo.

Las empresas amortiguan la presión de precios reduciendo márgenes

En medio de esta crisis de materias primas, el Banco de España constata que las empresa españolas están experimentando una presión creciente sobre los precios de sus consumos intermedios y, según una encuesta del organismo, aseguran que solo trasladan una parte reducida de sus costes.

Por ahora, las compañías están amortiguando mediante una reducción de márgenes una parte importante del aumento de los costes productivos, apuntó Arce.

Los sectores donde se perciben más dificultades por parte de los proveedores y se produce por consiguiente un aumento más acusado de los precios son la industria y el sector energético, aunque, con menor intensidad, también afecta a otros sectores como el comercio y la construcción.

Alza de precios «acotado» a determinados productos

Con todo, Arce apuntó que el alza de precios es «acotado» a determinados productos, ya que el número de partidas con tasas de crecimiento superiores al 2% fue del 30% en el iPC general y del 25% sin energía ni alimentos. De hecho, la mayor parte de bienes presentan una variación inferior al 2% y el 50% de bienes y servicios tasas inferiores al 1% e incluso caídas.

«No cabe hablar de crecimiento generalizado de la inflación por categorías y productos, se concentra acotado en un determinado número de bienes y servicios», sostuvo Arce, apuntando a los bienes industriales no energéticos. Se trata de los muebles, artículos de menaje, automóviles, equipos fotográficos, jardinería, animales domésticos y diarios y periódicos.

Sin traslación «inmediata» a los salarios, pero suben ya en construcción

El director general de Estadística rebajó también la relevancia de la inflación al descartar por ahora efectos de segunda ronda, alejando una traslación «inmediata» de la inflación a los salarios y los precios que pudiese provocar una espiral inflacionaria.

La última información de los convenios pactados refleja un avance de salarios del 1,8% en 2020 y del 1,6% en 2021, osea incluso menor este año, aunque los convenios de nueva firma se ve observa un repunte del 1,7%. Además, en algunos sectores con una mayor recuperación del empleo se aprecian ya subidas más altas.

«Puede haber más tensión», avisó Arce, al referirse al mayor alza salarial en el sector de la información y comunicaciones y en el sector de la construcción, que puede verse «tensionado y recalentado» en este sentido.

Un 83% de trabajadores en convenio pactado, desprotegido ante el IPC

De cualquier forma, Arce descarta una traslación en el corto plazo a los salarios gracias a la proporción reducida de las cláusulas de salvaguarda en los convenios pactados ,que mitiga el riesgo de efectos de segunda ronda.

Desde 2008, el porcentaje de convenios con salvaguarda se ha reducido desde el entorno del 70% hasta cifras inferiores al 20%hasta un nivel del 17% con motivo de la reforma laboral de 2012. Por esta razón, una eventual aceleración generalizada de los salarios propiciada por los niveles actuales de inflación «no sería inmediata».

Pese a ello, Arce alertó de que las expectativas de inflación han aumentado «notablemente» desde febrero y las expectativas de inflación de los analistas muestran una tendencia alcista en el corto plazo.

Todo dependerá del ritmo de desvanecimiento de los cuellos de botella, de la evolución del precio del gas y «crucialmente» de la reacción de los agentes nacionales en la medida en que los márgenes empresariales absorban los aumentos de costes de factores productivos y las demandas salariales tiendan a incorporar el mayor repunte de los precios.

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