La inmobiliaria del Popular se mete a promotora en plena crisis del banco

Aliseda activa la promoción de viviendas en varias comunidades autónomas sin aclarar si gana o pierde dinero con su actividad inmobiliaria

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Aliseda, la inmobiliaria que comercializa los activos inmobiliarios de Banco Popular, da el salto a la promoción de viviendas en varias comunidades autónomas. Por ejemplo, Averon, la marca con la que opera en el segmento, tiene previsto sacar este miércoles a licitación la construcción de un edificio de 18 viviendas en A Coruña.

El inmueble, ubicado en la avenida de Finisterre, está pendiente de la licencia municipal. La previsión de la compañía es poder adjudicar los trabajos este mismo verano y comenzar a levantar las viviendas antes de que finalice el año. Averon, sin embargo, centra su actividad en la zona centro y en la costa mediterránea española donde también desarrollará actividad promotora, según pudo saber Economía Digital.

En lo que respecta a la comercialización de viviendas, Aliseda incrementó sus ventas un 37% en los cinco primeros meses del año, con 465 activos por valor de 56 millones de euros. La inmobiliaria se negó a aclarar, a preguntas de este medio, si el volumen de operaciones generó beneficios o pérdidas; con qué descuento se habían vendido y el nivel de cobertura previo con el que partían.

El resurgir de la promoción en la inmobiliaria del Popular se dio a conocer el mismo día que el presidente de la entidad de crédito, Emilio Saracho, negocia con el Banco Central Europeo (BCE) la concesión de préstamos extraordinarios. La reunión con las autoridades financieras de la zona del euro se produce con el Popular hundido en bolsa. En menos de cinco días perdió la mitad de la capitalización.

Origen del descalabro

El consenso de los analistas sitúa el origen de los actuales lodos del Popular en los polvos del negocio inmobiliario y promotor del banco. Entró “tarde y mal”. La apuesta por el sector se produjo en 2004 y pretendía ser la palanca con la que triplicar el tamaño del banco. El expresidente de la entidad, Ángel Ron, fió la expansión del banco al inmobiliario con pésimas consecuencias años después.

Hoy, la radiografía es la siguiente: la actividad inmobiliaria propia, y la ajena, genera una exposición de 22.000 millones de euros en activos netos improductivos. Se puede utilizar el caso de Banco Pastor para reducir la cifra a niveles más manejables. Siete de cada diez préstamos tienen que ver con el inmobiliario. El Popular tuvo la opción de dispersar activos al banco malo, Sareb. Pero Ron decidió aguantar. Los especialistas consideran esta decisión como un «error de manual».

Oportunidades perdidas

Ello, como mal menor, hubiera expuesto las intimidades del balance y, probablemente, habría implicado la pérdida de independencia. A cambio del capital suficiente para cubrir pérdidas, el Popular debería de haber abierto las puertas de su consejo a la propia Sareb –participada por bancos competidores y el Estado—.

Hoy se sigue buscando ese capital. Si se consideran los 22.000 millones en activos peligrosos y los 6.100 millones actuales de capital principal, cabría añadir 4.000 millones más para considerar al Popular tan saneado como, por ejemplo, el Santander. Y esos 4.000 millones son, precisamente, los que busca Saracho a través de una venta o de una ampliación de capital que el mercado no se cree.—Con información de Pablo Barro, Economía Digital de Galicia

Ismael García Villarejo

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