El estudio que pagó Yolanda Díaz destaca que subir el SMI eleva «significativamente» la opción de despidos

Un estudio financiado por el Ministerio de Trabajo apunta que el alza de 2019 hasta los 900 euros aumentó en 1,7 puntos la probabilidad de perder el empleo doce meses después, así como la pérdida potencial de horas

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz EFE/Chema Moya

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«El nuevo salario mínimo incrementó significativamente la probabilidad de experimentar el desempleo (1,7 puntos porcentuales) y una reducción en la intensidad del trabajo (0,9 puntos porcentuales) para los trabajadores afectados tras un año». Así arranca un estudio financiado por el Ministerio de Trabajo sobre los efectos de la subida del salario mínimo interprofesional (SMI) de 2019, que acaba de ser publicado como artículo académico en la revista SERIEs, de la Asociación Española de Economía.

El documento fue encargado por el departamento que dirige Yolanda Díaz y ha sido publicado a pocas horas de que la vicepresidenta reúna a la patronal y sindicatos para negociar el alza prevista para 2024. En concreto, los efectos que refiere fueron provocados por la subida de un 22% que aplicó el Gobierno presidido por Pedro Sánchez a estas retribuciones mínimas nada más llegar a La Moncloa. Pasar de 735 euros a 900 no tuvo efectos económicos en un primer término, explican los autores del documento, pero sí empezó a notarse conforme pasaron los meses.

«Hallamos que la reforma no tuvo efecto en el empleo en el periodo inmediatamente después del incremento (hasta cinco meses más tarde). Sin embargo, aparece un efecto negativo significativo a partir de ahí», abunda el documento. En concreto, doce meses después de que se produjera la subida (es decir, en torno a enero de 2020) se produce la externalidad negativa de un incremento de 1,7 puntos porcentuales de la probabilidad de pasar de estar empleado a estar en el paro.

El SMI ha subido otro 20% desde 2019

Así, los economistas que elaboran el artículo -Lucía Gorjón, David Martínez de Lafuente, Gonzalo Romero, de la Fundación Iseak– señalan que a un incremento nominal del 22,3% en el SMI, «este resultado indica una elasticidad de -0,08 entre la pérdida de empleo y el SMI».

Los resultados sobre el incremento que aprobó la ministra de Trabajo de entonces, Magdalena Valerio, se conocen ahora, por lo que aún tardará en conocerse cuáles serán los resultados de las progresivas alzas que se han venido produciendo desde entonces. En concreto, de los 900 euros de 2019 a los 1.080 euros por paga de la actualidad, el SMI ha experimentado un 20% de subida. De cara al año que viene, la CEOE ha fijado un techo del 3%, igual que la subida de los salarios pactados por convenio. Los sindicatos apuestan por acercarla al 10%, mientras que el Gobierno ha fijado el umbral de la inflación media (en torno al 3,8%) para que no pierda poder adquisitivo.

Los efectos no se tradujeron únicamente en un aumento de la probabilidad de ir al paro, sino también en un descenso de las horas trabajadas. «En lo que respecta a la intensidad del trabajo a través de una reducción de horas trabajadas, hallamos un efecto relativamente pequeño que también aumenta a lo largo del tiempo«, indican. En concreto, si bien es menor que el aumento de la probabilidad de perder el trabajo, la probabilidad de que se reduzcan las jornadas aumenta en 0,92 puntos porcentuales.

El estudio ha permitido, además, ver que los efectos de este incremento no fueron homogéneos, sino que se cebaron con algunos colectivos más que con otros. Por ejemplo, los hombres sufrieron inmediatamente las repercusiones de la subida, mientras que en el caso de las mujeres estas tardaron unos meses más en tener lugar.

Si nos fijamos en los grupos de edad, los efectos fueron también distintos. Para los grupos mayores de edad, el incremento del SMI se tradujo en mayores pérdidas de trabajo. Los jóvenes, por otro lado, lo notaron en una reducción de las horas trabajadas.

Más efectos: lo sufrieron más los empleados con jornadas completas que aquellos con parciales y, a nivel territorial, tuvo menos potencial en las regiones del norte que en las del sur, «caracterizadas por menores salarios nominales y una rigidez del mercado». Por sectores, la mayor repercusión se produjo en el servicios.

«En un contexto en el que la subida del SMI se plantea como solución para disminuir la pobreza laboral, este tipo de evaluaciones son necesarias para aportar evidencia sobre las consecuencias (aunque sea parcialmente) y ayudar en la toma de decisiones», justifica Gorjón, una de sus autoras, a través de su cuenta en X (Twitter), donde también matiza que los resultados negativos «no son para tanto».

Según un informe de la patronal Cepyme, que este jueves se reúne con los responsables del Ministerio de Trabajo, con datos de 2023 solo en dos países europeos el SMI supera el 50% del salario medio: España (54,8%) y Grecia (51,3%). La subida acumulada del SMI en los últimos años es muy superior a la media registrada en Europa: 46,8% en nuestro país frente al 30,5% de media en la Unión Europea.

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