| Entrevista

Martí Jiménez-Mausbach: “¿Madrid, un paraíso fiscal? Las otras CCAA deberían ser más competitivas”

El director de Investigación del Institut Ostrom, que colabora con la Comunidad de Madrid, cree que una armonización fiscal a nivel español no sería eficiente “ni ajustada a derecho en algunos casos”

Martí Jiménez-Mausbach, director de Investigación del Institut Ostrom

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El Institut Ostrom lleva unos días en boca de todos. Sus trabajos para la defensa del modelo fiscal madrileño lo han hecho salir del anonimato fuera de Cataluña, donde ya tiene una trayectoria como think tank liberal, pues ha trabajado para la Generalitat.

De hecho, en relación con el Govern también fue noticia la pasada semana por el nombramiento de uno de sus miembros como asesor de la Generalitat y su posterior renuncia al cargo por la polémica en las redes sociales.

Pero volviendo a sus trabajos para la Comunidad de Madrid, el principal autor ha sido Martí Jiménez-Mausbach, vicepresidente y director de Investigación del Institut Ostrom, que junto con Eric Herrera, presidente de la institución, viajaron a Madrid para entregarlo a Isabel Díaz Ayuso.

Jiménez-Mausbach nos cuenta porque defienden el sistema fiscal madrileño de las tentaciones homogeneizadoras de Pedro Sánchez y con respecto a otros modelos como, por ejemplo, el catalán.

Pregunta: ¿Madrid es un paraíso fiscal?

Respuesta: Pongámonos en contexto. Por ejemplo, el tipo marginal máximo de IRPF es el 45,5%. En Cataluña es el 51%, pero en cualquier caso, hablamos de tipos mucho más elevados que en la mayoría de países de la OCDE y la UE.

Pero en otros impuestos sí que hay grandes diferencias.

Sí que es cierto que impuestos como Patrimonio o Sucesiones y Donaciones, el régimen tributario de Madrid es mucho más atractivo que otras CCAA, pero también lo es en Portugal y nadie dice que sea un país especialmente favorable a las inversiones. Madrid, en el contexto español, tiene el modelo tributario más interesante para la inversión, atracción de capital, etc., pero si lo comparamos a nivel internacional, no se aproxima a Holanda ni mucho menos a países como Estonia e Irlanda.

Jiménez-Mausbach (segundo por la derecha), con Isabel Díaz Ayuso (centro) y el presidente del Institut Ostrom, Eric Herrera (tercero por la derecha).

Que son los países con menores impuestos de la Unión Europea.

Cuando hablamos de paraíso fiscal, además, también hablamos de regulación, secreto bancario y una serie de configuraciones normativas que no se dan en Madrid, por lo que no podemos hablar de un paraíso fiscal. Lo que deberían hacer las otras CCAA es intentar ser más competitivas. Evidentemente hay el efecto capitalidad, una inducción de rentas elevadas por trabajadores públicos y de grandes multinacionales, pero también hay buena política fiscal.

Menos impuestos significa menos ingresos, pero si se lo puede permitir, ¿dónde está la trampa?

Ellos hacen mucha alusión a la curva de Laffer: bajar tipos puede incrementar recaudación. Yo creo que en Madrid, más que este fenómeno, lo que observamos es que las bases imponibles y la renta media son mucho más elevadas. Pero también está claro que Madrid, con un sistema mucho más atractivo para el ahorro y la inversión, no recauda menos sino que sigue atrayendo más rentas, eso sí que es cierto.

¿Tiene sentido una armonización fiscal a nivel español?

Una de las propuestas de nuestro informe, que incluye las propuestas que hace la Comunidad de Madrid a la comisión de expertos del Ministerio de Hacienda, es el federalismo competitivo. En vez de apostar por una mayor armonización fiscal, desde un punto de vista democrático, de eficiencia económica y de competitividad, creemos que habría que profundizar en el federalismo competitivo.

¿En qué se basa el federalismo competitivo?

Creemos que la competencia fiscal entre regiones o estados es un buen mecanismo para disciplinar a los gobiernos regionales y permite a los contribuyentes votar con los pies. En este sentido, es mejor al revés, ceder algunas figuras impositivas a las CCAA y que cada región, en función de sus preferencias sociales, pueda decidir si sube o baja tipos. Pero creemos que armonizar impuestos a nivel jurídico no sería ajustado a derecho en algunos casos, pero además seria contraproducente para el país.

«Es mejor ceder algunos impuestos a las CCAA y que cada región, en función de sus preferencias sociales, decida si sube o baja tipos»

Entiendo que la competencia fiscal debería tener límites.

Probablemente con el IVA no tenga sentido la competencia a nivel estatal. Pero Patrimonio, IRPF, rentas del capital, sí tiene sentido que cada comunidad ajuste en función de sus preferencias.

¿Cataluña debería ser más competitiva a nivel fiscal?

Cataluña tiene una cifra mucho más alta de tributos propios: en muchos casos son tasas vinculadas a la prestación de un servicio, como la de los residuos o el agua y en otros casos son pigouvianas, es decir, corrigen externalidades negativas como las emisiones de gases de efecto invernadero, pero lo que vemos a menudo es que solapan y duplican impuestos con la única finalidad de recaudar. Creemos precisamente que, a raíz de la pandemia, la salida de la crisis dependerá de canalizar el ahorro para invertir en nuevos proyectos empresariales y recuperar la competitividad económica, en vez de subir nuevamente impuestos.

¿Cataluña pierde más inversiones por el ‘procés’ independentista o por el diseño fiscal?

Tanto Airef como el Banco de España sobreestimaron el impacto del ‘procés’ en la economía y tuvieron que corregir. Es cierto que hubo un periodo de inseguridad jurídica pero el impacto económico no fue tanto. Lo que es cierto es que Cataluña arrastra muchos déficits. No solo tiene un problema de fiscalidad, sino que tiene un problema de cargas regulatorias, barreras a la competencia, tiempo para iniciar nuevos proyectos industriales y tiene una actitud muy poco proactiva a la atracción de inversión extranjera, nuevas multinacionales, etc.

“La actitud poco proactiva de Cataluña frena más la inversión que su fiscalidad o el independentismo”

También hay casos de éxito, como el de Microsoft.

Sí, es un gran caso de éxito. No soy partidario del discurso catastrofista: Barcelona seguirá, a pesar de los políticos de Barcelona, Cataluña y España, en el ranking de ciudades atractivas para invertir. Pero el coste oportunidad de todo lo que no hacemos o lo que cargamos regulatoriamente a la economía también es muy alto, y cambia mucho tener un gobierno favorable a un marco regulatorio competitivo o tener un gobierno reactivo.

¿Por ejemplo?

Lo vemos en el caso del Ayuntamiento de Barcelona con el aeropuerto de El Prat o el Hermitage, pero también en la falta de sensibilidad hacia nuevas formas de innovación empresarial. Con las renovables es flagrante, los macroproyectos se van a Aragón, y eso no tiene que ver con la fiscalidad sino con un marco regulatorio muy reactivo a los grandes proyectos industriales. Para mi este tema es más problemático que el sistema tributario.

Ya que saca el tema del aeropuerto…

Parte de un problema central en la política catalana en los últimos años que es que no se evalúan las  políticas públicas ni ex-ante ni ex post. No se evalúan las propuestas de inversión, las proposiciones de ley, las propuestas de la oposición y de los agentes sociales, etc., por lo que no hay un análisis de las diferentes alternativas.

Parece que solo hay una: alargar la pista hacia el este, lo que afecta a La Ricarda.

Es que solo existe un informe técnico riguroso, el de Aena, y eso tampoco es saludable para el debate público. No puede ser que una de las partes emita su evaluación y la otra parte, en este caso la Generalitat, no estudie las alternativas y diga: ‘tenemos el coste de no hacer nada’, que es dejar de mejorar tres puntos de PIB y dejar de crear 180.000 nuevos puestos de trabajo. Eso seguramente es una sobreestimación, pero tenemos algo. Lo que hay que evaluar son las diferentes alternativas y el impacto económico y social. Porque la pérdida de vuelos de largo radio tiene un impacto muy relevante en pérdida de actividad económica de alto valor añadido, por la atracción de empresas internacionales

“El debate medioambiental sobre la ampliación del Aeropuerto de El Prat no ha sido riguroso”

¿Y a nivel ambiental?

El debate se ha corrompido. Una cosa es la biodiversidad y la preservación del espacio natural (existen mecanismos para mitigar ese impacto) y otra el tema ambiental y las emisiones. La contribución de la ampliación al calentamiento global es mínima o negativa. La alternativa, que es que El Prat siga creciendo en vuelos de corto alcance, podría ser superior a nivel de emisiones de CO2: si un pasajero hace Barcelona-San Francisco en un vuelo directo, emitirá menos CO2 que si hace escala y pasa por Frankfurt. Hay que tener una visión global y entender que Barcelona no está sola en el mundo. Los vuelos que no se hagan desde Barcelona se harán desde Amsterdam, Madrid, Frankfurt o donde sea, pero no hay un efecto positivo neto sobre las emisiones de CO2. Por tanto, no se está siendo riguroso en el debate ambiental.

¿Cómo un loby catalán, con varios miembros procedentes del nacionalismo, termina trabajando para Isabel Díaz Ayuso?

Trabajamos en investigación y en propuestas de política fiscal y es cierto que especialmente en el ámbito catalán; colaboramos en el pasado con la consejería de Economía de la Generalitat y todas las notas que enviamos, el Govern las recibe. Pero es evidente que el gobierno de la Comunidad de Madrid tiene una visión sobre la fiscalidad más alineada con la nuestra y tenemos relación directa con la consejería de Economía de Madrid. Es por ello que Javier Fernandez Lasquetty y Manuel Llamas decidieron contar con nosotros para el proyecto.

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