Así afecta la subida de las temperaturas a la productividad: puede desplomarse hasta un 7%
Un estudio del BCE apunta a que una subida media de las temperaturas de 4 grados reduce, entre efectos directos e indirectos, la eficiencia de las empresas
Un chico se refresca en plena ola de calor en Madrid. EUROPA PRESS
El aviso de AEMET de que los 20 primeros días de agosto pueden ser los más cálidos de este mes desde que hay registros no afecta solo a las vacaciones, los incendios o a quienes no tienen recursos para mantener sus casas a temperaturas adecuadas. La productividad de las empresas, la eficiencia con la que emplean sus recursos, se resiente en el caso de las temperaturas extremas. Y el calor cada vez más extremo a largo plazo puede provocar que se desplome hasta de un 7%.
Un estudio del Banco Central Europeo (BCE) publicado hace unas semanas hizo un estudio económico tomando como base los datos de empresas en Italia, entre 1999 y 2013, con los datos de clima que gestiona Copernicus, un proyecto a escala europea. Entre efectos directos de la subida de las temperaturas y los indirectos, los daños del calor se aceleran conforme suben las temperaturas, y no de manera proporcional.
Los resultados del modelo arrojan que la relación entre las temperaturas extremas (frío o calor) tienen forma de U invertida, desplomándose en el caso de las más extremas pero con efectos reducidos para bajadas o aumentos moderados del mercurio.
«La clave principal es que la temperatura influye en la productividad empresarial a través de dos canales principales: los efectos directos, como la eficiencia de los trabajadores o la operatividad de la maquinaria, y efectos indirectos, que surgen cuando las compañías se encuentran dificultades a la hora de ajustar sus recursos como el capital o la mano de obra en respuesta a los cambios climáticos», detallan en el estudio los economistas del supervisor bancario.
Los efectos directos son claros. Con las altas temperaturas, los trabajadores no pueden desempeñarse igual, ya trabajen en oficinas o en la calle, y el calor afecta también al cansancio o a la predisposición al consumo, reduciendo las ventas. Son factores que resultan claves.
Pero los efectos indirectos de la gestión empresarial pueden agravar esas pérdidas de productividad. «Por ejemplo, cuando las empresas no pueden reducir rápidamente el capital en respuesta a una menor productividad experimentan ineficiencias, lo que genera pérdidas económicas agregadas mayores que las estimadas previamente», concluyen. Es decir, las olas de calor y las subidas de temperatura tienen efectos económicos de mayor duración a lo que se pensaba hasta ahora.
El uso del modelo italiano, que experimenta episodios de olas de calor de manera similar y tiene notables diferencias regionales de temperatura y desarrollo industrial entre el norte y el sur, hacen prácticamente extrapolables a España sus efectos económicos.
Los cálculos apuntan a que un incremento de 2ºC en la temperatura media anual implica una disminución de la productividad agregada del 1,68%, con los efectos directos contribuyendo en un 0,81% y los indirectos el 0,87% restante. Pero si el aumento es de 4ºC la progresión no es lineal ni se dobla, sino que se cuadriplica: la productividad se reduce un 6,81%. De nuevo, el reparto entre efectos directos e indirectos es similar: 3,33 puntos de pérdida corresponden a los directamente vinculados con el calor, mientras que los 3,49 son de manera indirecta.
La estimación que hacen los economistas de las pérdidas económicas, tomando como referencia el tamaño del PIB italiano en 2021, es de 35.370 millones de dólares en el caso del escenario base (incremento de 2ºC), que aumentaría hasta los 143.880 millones de dólares en el supuesto de un aumento del calor de 4ºC.
«Los hallazgos del estudio tienen importantes implicaciones políticas. En primer lugar, sugieren que las estimaciones actuales de daños climáticos podrían ser demasiado bajas porque no tienen en cuenta la rigidez de los insumos ni la asignación inadecuada de recursos. En segundo lugar, dado que el cambio climático afecta a las regiones de manera diferente, podría agravar la desigualdad económica, especialmente entre zonas con diferentes capacidades de adaptación. En tercer lugar, las políticas que mejoran la capacidad de las empresas para ajustar los insumos, como la inversión en infraestructura resiliente al clima, podrían mitigar las pérdidas de productividad», recomiendan los autores.