Puigdemont rompe con Sánchez y tumba la quimera de los Presupuestos

El 'no' de Junts a sostener el Gobierno hace casi imposible que salgan adelante las Cuentas públicas, que Sánchez está decidido a presentar

Pedro Sánchez y sus socios Yolanda Díaz, Aitor Esteban, Carles Puigdemont y Gabriel Rufián

Pedro Sánchez y sus socios Yolanda Díaz, Aitor Esteban, Carles Puigdemont y Gabriel Rufián

El ‘no’ de Carles Puigdemont a Pedro Sánchez resuena en la economía. La difícil relación entre el Gobierno de PSOE y Sumar con Junts ha sido una constante en los dos años en los que el socialista lleva gobernando con el concurso de los siete votos posconvergentes. Pero, ahora, la negativa de la Ejecutiva del partido a seguir apoyando al Gobierno -que tendrá que ser avalada por la militancia- hace imposible las primeras Cuentas de Sánchez en esta legislatura.

El Gobierno volvió del curso político con la decisión tomada de presentar unos Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2026, después de que el adelanto electoral en Cataluña frustrase la oportunidad de aprobarlos en 2024, al tiempo que el complejo escenario político -enredado con la situación judicial del PSOE y del entorno de Sánchez- hizo que tampoco hubiera borrador para 2025.

Fuentes de Hacienda confirman a ECONOMÍA DIGITAL que no hay cambios en el rumbo y que los planes siguen siendo que el Consejo de Ministros dé luz verde a la Ley más importante que aprueba un Ejecutivo, aunque luego se estrelle contra una mayoría del Congreso. En los pasillos del departamento que dirige la vicepresidenta María Jesús Montero planeaban llevar a la reunión semanal del gabinete el techo de gasto y los objetivos de estabilidad en los próximos días, aunque fuera para recibir la negativa de las Cortes Generales y elaborar las Cuentas de 2026 con la senda de déficit en vigor.

En el Gobierno no veían a Junts como el eslabón más débil de la mayoría que invistió a Pedro Sánchez para aprobar los Presupuestos. La deriva de Podemos, cuyos cuatro votos son fundamentales y que puso encima de la mesa unas condiciones leoninas (bajada de alquileres por decreto, ruptura de relaciones con Israel y rebajar el gasto en Defensa), preocupaba más en La Moncloa que la postura de los neoconvergentes.

Sin embargo, el subidón en las encuestas de Alliança Catalana, en detrimento de Junts, ha obligado al partido de Puigdemont a dar un golpe encima de la mesa, excusándose para romper con el PSOE en la gestión de las competencias migratorias, el reconocimiento del catalán en la Unión Europea y en la Amnistía sin ejecutar para el expresident fugado.

Desde el PSOE, acostumbrados a los vaivenes de Puigdemont, siguen con la «mano tendida», como señaló su portavoz, Montse Mínguez, en rueda de prensa este lunes tras la reunión de la Ejecutiva en Ferraz.

«Hay diálogo, hay mano tendida, hay negociación y vale la pena. Vamos a insistir en esto y a seguir trabajando porque, como insisto, vale la pena dialogar, negociar y alcanzar acuerdos porque ahí tienen ustedes los datos económicos de nuestro país y los avances que hemos vivido durante estos años, y este Gobierno es lo mejor para Cataluña y para España», ha resumido.

Queda por ver cómo se traduce esta ruptura de relaciones en el terreno práctico, ya que Junts solo aprobaba proyectos que beneficiaban a Cataluña, según su retórica, y dejó caer algunos de los proyectos más relevantes para el Ejecutivo, como la reducción de la jornada laboral, tras meses de tira y afloja y cortejo por parte de la vicepresidenta Yolanda Díaz.

Puigdemont ha comparecido desde Perpiñán, en Francia, donde ha reunido a su Ejecutiva y ha adoptado la decisión de preguntar a la militancia si aceptan o no romper relaciones con el Ejecutivo, una decisión que se conocerá el jueves por la tarde.

En su comparecencia, el líder de Junts ha acusado al PSOE de ser los responsables de romper «a conciencia» el acuerdo de investidura. «No pueden decir que no estaban avisados. El PSOE es el responsable máximo porque es quien tiene todas las palancas del poder, nosotros no tenemos ninguna», ha dicho, aunque ha recordado que sus siete diputados sí pueden condicionar votaciones.

Así, ha insistido en que con esta decisión el Gobierno de Sánchez «no tendrá Presupuestos, ni capacidad de gobernar». «Podrán ocupar sillones, pero no tendrán poder», ha subrayado, antes de pedir a los socialistas que reflexionen y den «explicaciones» sobre cómo pretenden continuar con la legislatura sin su apoyo.

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