Adiós a la histórica pastelería Embassy: cierra sus puertas y deja a 50 empleados sin cobrar desde marzo

La andadura de la emblemática cafetería madrileña llega a su fin, después de que el grupo haya anunciado el cierre definitivo de todos sus establecimientos

Pastelería. Embassy.

Emplazada en pleno corazón del Paseo de la Castellana, no son pocos los madrileños que en alguna ocasión se han desplazado hasta la mítica pastelería Embassy para tomar un té, han admirado sus pomposos escaparates repletos de dulces o han escuchado alguna de las historias que envuelven la historia del centenario establecimiento.

Sin embargo, la andadura de la emblemática cafetería madrileña haya llegado a su fin, después de que el grupo haya anunciado el cierre definitivo de todos sus establecimientos. Y es que, la cadena cuenta con seis cafeterías distribuidas por la ciudad y otros puntos de la Comunidad de Madrid, como Aravaca o Alcobendas.

Una pastelería con mucha historia

La cafetería fue fundada en 1931, cuando la irlandesa Margarita Kearney se aventuró a fundar el negocio en Madrid. De esta manera, se proponía traer a la capital los elegantes salones de té y pastas tan característicos de las zonas más exclusivas de la geografía del país anglosajón.

Kearney decidió bautizarlo con el nombre de ‘Embassy’ al encontrarse la primera de las cafeterías que puso en marcha cerca de las antiguas embajadas de Reino Unido y Alemania, dispuestas en el Paseo de la Castellana.

Durante su cerca de un siglo de vida, estas cafeterías han estado estrechamente ligadas a las vicisitudes de cada momento histórico. Una clara muestra de ello es su papel en la salvación de miles de judíos en el marco de la segunda guerra mundial, cuando la persecución nazi se extendió hasta España.

La irlandesa, de la mano del que entonces era el embajador británico en España, convirtió la cafetería en un refugio para cualquier persona contraria a la ideología nazi o perseguida por el jefe de la Gestapo, Paul Winzer, y el jefe de la propaganda nazi en España, Hans Lazar.

Desaparece la mítica pastelería

El motivo tras el cierre de los establecimientos de las cafeterías ‘Embassy’ no es otra que la falta de liquidez que atraviesa la compañía tras no haber sido capaz de remontar su estado financiero a raíz de la pandemia, así como la subida de los costes de las materias primas y la energía. No se debe perder de vista que la firma ya tuvo que enajenar en 2017 el primer establecimiento que abrió en la capital.

Además de los establecimientos dispuestos en Aravaca y Moraleja, actualmente la empresa contaba con establecimientos en la calle Goya, la calle Potosí, la calle O’Donnell y la calle Santa Engracia de Madrid,

En cada una de las cafeterías se podían comprar bombones, ‘scones’ y una gran variedad de tartas de limón, fresas, manzana y amarenas. También contaba con una amplia oferta de sándwiches y bocados salados, un servicio de cátering y cócteles en barra de estilo americano.

Varapalo para los trabajadores de la pastelería

Más allá del golpe que ha supuesto para los madrileños la pérdida de las emblemáticas cafeterías, también ha supuesto un varapalo para la cincuentena de empleados que formaban parte de su plantilla y que recibieron la notificación del despido a finales del pasado mes de julio, según recoge El Mundo.

A pesar de que los establecimientos bajaron sus persianas a mediados de año, desde la cadena aseguraron en todo momento que el cierre no sería definitivo puesto que estaban negociando con los empleados y tenían intención de reabrir en un futuro. Al no encontrar la financiación necesaria, finalmente el grupo se ha visto empujado a cerrar de forma definitiva.

En este contexto, los empleados han denunciado al diario que últimamente la empresa no les estaba pagando lo que les correspondía y acostumbraban a faltar hasta unos 200 euros al mes. «Tampoco nos daban las pagas extras de verano y, a veces, nos abonaban la nómina en tres entregas, llevamos sin cobrar desde marzo y lo estamos pasando muy mal», destacan los despidientes.

«Hemos aguantado muchísimo por el nombre de la compañía, pero nos han tratado mal, incluso para el despido han utilizado malos modos«, destacan. Después de recordar que algunos empleados han optado por llevar a la cadena a los tribunales por impagos en los salarios, han abierto la puesta a acudir a la justicia por despido improcedente.

Con todo, consideran que el principal motivo de la caída del negocio no es otro que la mala gestión de los herederos y el dueño, Manuel Canalejas, a quienes afean que hayan abaratado costes, contratado a nuevo personal que carecía de formación y inaugurado nuevos locales sin contar con las ventas necesarias para ello.

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