La mítica empresa Duralex ya puede respirar aliviada: los consumidores impulsan su recuperación
La emblemática empresa francesa de vidrio logra superar la quiebra gracias a la movilización popular y al compromiso de sus trabajadores
Una vajilla Duralex. Foto: Duralex
En la fábrica de vidrio de La Chapelle-Saint Mesmin, ubicada en el departamento del Loira, los empleados de Duralex protagonizan un ejemplo de resistencia empresarial poco habitual en Francia. Tras años de dificultades económicas y operativas, más de 200 trabajadores decidieron hace un año asumir la responsabilidad de salvar la histórica marca de vasos y platos de cristal que ha estado presente en millones de hogares franceses y también españoles durante más de 80 años.
La decisión se produjo después de que la empresa entrara en quiebra, enfrentando deudas y la presión de la competencia internacional, especialmente de productos chinos. Ante esta situación, los empleados formaron una sociedad cooperativa en agosto de 2024, convirtiéndose en propietarios y presentando al tribunal mercantil un plan de viabilidad para garantizar la continuidad de la marca.
El director general de la cooperativa, François Marciano, explica que la iniciativa surgió de la necesidad de evitar la desaparición de Duralex. “Tomamos la decisión de ser dueños de nuestro destino y mantener viva una empresa que forma parte del patrimonio de Francia”, señala. La experiencia demuestra que el compromiso de los trabajadores puede ser un motor de transformación, incluso en sectores en declive.
La respuesta de los consumidores
El pasado 3 de noviembre, Duralex lanzó una campaña de crowdfunding para captar fondos y asegurar la continuidad de la producción. La respuesta fue inesperada: en solo 24 horas, más de 21.000 personas se comprometieron a invertir, con un monto medio de 900 euros. La meta inicial de cinco millones de euros se superó con creces, alcanzando 19 millones comprometidos en apenas un día.
Marciano subraya la importancia del respaldo popular. “Hemos recibido mensajes de apoyo desde toda Francia y también de otros países, como España, donde Duralex tiene gran presencia. Es increíble ver cómo la gente está dispuesta a ayudar para que los vasos y platos sigan formando parte de sus hogares”, afirma. La iniciativa ha limitado la aportación máxima a 1.000 euros para permitir que más personas participen y se mantenga el espíritu colectivo del proyecto.
La recaudación permitirá a la compañía modernizar la fábrica, adquirir nuevas máquinas y desarrollar nuevos modelos de productos. Durante décadas, la maquinaria de la planta apenas había recibido actualizaciones, lo que limitaba la capacidad de innovación y competitividad frente a la competencia internacional.

El apoyo institucional y social
La recuperación de Duralex también ha contado con un respaldo importante de las autoridades locales. El alcalde de Orleans y el presidente de la región defendieron el plan presentado por los trabajadores ante el tribunal de comercio, asegurando la viabilidad del proyecto. La ciudad adquirió el terreno y la fábrica por seis millones de euros, mientras que la región aportó un millón adicional. Otros bancos públicos y entidades financieras garantizaron el resto del capital necesario.
Esta colaboración demuestra que la acción conjunta de trabajadores, consumidores y autoridades puede salvar empresas emblemáticas, preservar empleos y mantener la producción local. Los 243 empleados de Duralex se han comprometido a redefinir la estrategia de la empresa, incorporando un departamento de marketing y ventas que permita recuperar cuotas de mercado perdidas y modernizar la imagen de la marca.
El plan de viabilidad contempla un crecimiento progresivo: se espera terminar el año con una facturación de 29 millones de euros, acercándose al punto de equilibrio fijado en 35 millones. Aunque todavía no está totalmente consolidada, la empresa ha demostrado una resiliencia notable frente a años de desindustrialización y crisis del sector.
Duralex, símbolo de resistencia
La historia de Duralex no es solo empresarial, sino también cultural. Fundada en 1945 por Saint Gobain, la empresa inventó el vidrio templado y popularizó el concepto de vasos “prácticamente irrompibles”. Hoy, los trabajadores reivindican el made in France y buscan que la marca continúe siendo un referente de calidad y durabilidad en la cocina y el hogar.
El éxito del crowdfunding refleja el cariño de los consumidores por un producto con valor sentimental, capaz de unir generaciones. Más allá del impacto económico, la iniciativa ha generado una ola de apoyo que refuerza la importancia de preservar industrias tradicionales y empleos vinculados a ellas.
Para Marciano, nieto de un soplador de vidrio que se incorporó a la compañía en 2016, la recuperación de Duralex es una victoria colectiva. “Hemos demostrado que con determinación, innovación y el respaldo de la comunidad, podemos superar obstáculos que parecían insalvables. Duralex seguirá siendo parte de la vida de millones de personas”, concluye.
La compañía celebra ahora 80 años de historia, con la mirada puesta en la modernización y expansión de su línea de productos, asegurando que los vasos y platos que han acompañado a tantas generaciones puedan llegar también a las próximas.