El cerco de Bruselas a Putin pone en aprietos a Naturgy: el 17% de su aprovisionamiento viene de Rusia
La propuesta para eliminar el gas ruso a partir de 2027 estrecha el margen de maniobra a las energéticas europeas

El presidente de Naturgy, Francisco Reynés
La Unión Europea (UE) estrecha el cerco sobre Rusia adelantando el fin de la dependencia de gas un año. Los Estados miembro tendrán que desconectarse de su gas como tarde el próximo 1 de enero de 2027. Una decisión de Bruselas pone en aprietos a Naturgy, con un 17% de su aprovisionamiento proveniente del país gobernado por Vladimir Putin y un contrato a largo plazo que, si sale adelante la medida, tendrá que cancelar.
Se trata de una medida que llega tras los últimas actuaciones llevadas a cabo por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, presionando a los aliados de la OTAN para castigar las exportaciones de combustibles rusos con un aumento al 100% de los aranceles a países que compren estas materias primas rusas.
Este ataque directo a China y a la India también tiene consecuencias para la UE, que se ha apresurado para adoptar un paquete de sanciones que buscan depender menos del petróleo y del gas natural ruso y que, paralelamente, beneficiará a otros países como a Estados Unidos, puesto que es un gran exportador de gas natural licuado, siendo España uno de sus principales compradores.
No obstante, la propuesta deberá ahora ser aprobada en el Consejo de la UE por los Estados miembros y la negociación promete ser dura ante la actual dependencia del gas ruso y la presión de las empresas energéticas con contratos a largo plazo en el territorio.
Un contrato hasta 2038 y el 17% del aprovisionamiento actual de Naturgy
En el caso de Naturgy, la mayor gasista española mantiene en la actualidad un contrato a largo plazo por un volumen de 3,4 bcm (millardos de metros cúbicos) en Rusia con el consorcio internacional formado por Novatek, TotalEnergies, CNPC y Silk Roald Fund y que vence en 2038.
El acuerdo, que data de 2013, tiene cláusulas take or pay que cubren todo el período de vigencia, es decir, obligan al comprador (Naturgy) a pagar unas cantidades anuales de gas con independencia de si dichas cantidades se toman realmente.
Según reconoce la compañía que preside Francisco Reynés en su informe financiero del primer semestre del año, Natury ha recibido los volúmenes «estrictamente establecidos» en el contrato.
Lo que supone que en la primera mitad de 2025 el gas ruso importado a través de este contrato supuso el 17% del aprovisionamiento global de la empresa.
Si bien es una cantidad considerable, el suministro de Naturgy está diversificado y cuenta con gas de diferentes países ubicados en geografías dispares, siendo Estados Unidos y Argelia los principales mercados.
Además de Naturgy, otra gran empresa española con lazos comerciales en territorio ruso es Repsol. La petrolera que lidera Josu Jon Imaz firmó un contrato con Novatek en 2019, antes de que se iniciara el conflicto, para la exportación de 1,4 bcm y que finaliza también en 2038.
Bruselas asegura blindaje judicial ante posibles reclamaciones millonarias
Más allá de garantizar a los Estados miembros que Europa va a seguir teniendo gas y, por tanto, energía para sus hogares e industrias, a través de otras fuentes, Bruselas deberá convencerlos en la parte jurídica para que aprueben el adelanto del paquete de sanciones propuesto.
Al ser una prohibición expresa de la Comisión Europea y no una ruptura unilateral de las empresas energéticas que mantienen actualmente contratos en Rusia, la propia Comisión ha asegurado a las compañías que tendrían un blindaje legal ante posibles reclamaciones millonarias derivadas de arbitrajes internacionales.
“En relación con las posibles implicaciones legales para los operadores, el Comisario europeo de Energía, Dan Jørgensen, ha señalado que: ‘Contamos con una opinión muy clara del equipo jurídico de la Comisión, en la que se afirma que, dado que se trataría de una prohibición (una prohibición expresa), las empresas no incurrirían en problemas legales. Esto se consideraría un caso de Fuerza Mayor, como si se tratara de una sanción’”, recoge Naturgy en su informe.
Pese al posicionamiento de la UE, las empresas mantienen aún la incertidumbre a la espera de que la nueva propuesta de sanciones pase por el consejo y los países decidan si sale adelante.
En caso de que así sea, Europa tendrá que mirar aún más hacia el gas natural licuado que Estados Unidos importa en barcos en el Viejo Continente. En España, los últimos datos de la Corporación De Reservas Estratégicas De Productos Petrolíferos (Cores) reflejan que Argelia (36%), Estados Unidos (24,2%) y Rusia (15,2%) son los principales suministradores de gas.
Con este escenario, el país norteamericano sería uno de los claros ganadores para llenar el hueco que dejaría Rusia. Además, otra variable de este cambio geopolítico es un posible aumento de los precios de la materia prima al haber menor oferta.
Situación que también podría traducirse en un aumento de los precios para los consumidores, tal y como se vio con las primeras sanciones impuestas a Rusia por la invasión de Ucrania y la posterior crisis energética que Europa y España tuvieron que hacer frente.
El Gobierno trabaja con las empresas para minimizar el impacto
¿Y cuál es la posición del Gobierno? Tras conocerse la noticia, el ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo, aseguró que confía en poder «minimizar» el impacto de las sanciones sobre las empresas españolas.
«Ya hemos venido trabajando con ellas, tanto desde la Comisión como desde España, desde el Gobierno, para poder ajustar esos calendarios y minimizar el efecto», explicó este viernes Cuerpo tras la reunión de ministros de Economía y Finanzas de la eurozona (Eurogrupo) en declaraciones recogidas por Europa Press.
«Desde España, nuestras empresas este año ya están haciendo un esfuerzo adicional, por ejemplo, por aumentar en este caso las importaciones por parte de Estados Unidos, diversificando y saliéndose también de esta dependencia de Rusia», añadió el ministro.
Con este escenario, las próximas semanas serán decisivas para el futuro energético de Europa y para las empresas con importantes contratos gasísticos en Rusia.