Indra y Redeia: cara y cruz de las participadas de la Sepi en su año más agitado

Las cotizadas de la Sepi evolucionan de forma diferente por el impulso en defensa y las consecuencias del apagón

La Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi) va camino de completar uno de sus años más agitados. El organismo que preside Belén Gualda ha sido protagonista a través de sus empresas participadas que cotizan en bolsa, además de uno de los focos de la investigación por la ‘trama Leire’. De sus participadas, Indra es con diferencia la que mejor evolución ha tenido en el mercado al calor de los planes europeos en defensa, mientras que Redeia es la más castigada en 2025, año marcado por el apagón que dejó sin luz la península ibérica.

La Sepi es el vehículo inversor del Estado para entrar en empresas españolas estratégicas como Telefónica, Redeia o Enagás. El Gobierno, a través de esta sociedad, inyecta capital en compañías de diferentes sectores de las que suele recibir generosos dividendos cada año, además de protagonizar rescates económicos a empresas que cumplan una serie de características.

De todas ellas, Indra es la que mejor año a nivel bursátil está cosechando con una revalorización del 184% desde enero. Un avance motivado por los planes de la Unión Europea en defensa, las tensiones geopolíticas creciendo en los países fronterizos con Rusia, el crecimiento de su negocio y las adquisiciones como la de la empresa satelital Hispasat a Redeia.

La empresa que lidera Ángel Escribano desde que Marc Murtra dejó su presidencia para irse a pilotar la nueva etapa accionarial de Telefónica ha conseguido una revalorización de más 5.500 millones.

El máximo accionista de la tecnológica es el Estado a través de la Sepi, con un paquete accionarial del 28%. Esto supone que la participación de la empresa que controla el Gobierno se ha revalorizado más de 1.500 millones de euros a lo largo de este ejercicio.

Redeia se deja un 9,5% de su valor en el año del apagón

Caso contrario es el de Redeia, matriz de Red Eléctrica, que este año ha sido protagonista por el gran apagón del 28 de abril en España. El grupo que preside Beatriz Corredor se deja un 9,5% de su valor en el acumulado anual, perjudicado por la incertidumbre que todavía rodea al incidente y sus potenciales consecuencias económicas en concepto de demandas.

Además, las previsiones de cara a la aprobación definitiva de la regulación eléctrica para el horizonte 2026-2031 dan una retribución menor a lo esperado en el sector y los fondos bajistas presionan a la compañía con posiciones cortas que han incrementado en los últimos meses.

AQR, el fondo canadiense Caisse de dépot et placement du Québec y el gigante norteamericano BlackRock controlan más de un 2% de acciones de Redeia en posiciones cortas con las que buscan ganancias a medida que cae el valor de la cotizada.

Con todo, el valor del grupo se deprecia en torno a 900 millones de euros en 2025. Respecto a la participación de la Sepi en la matriz del operador del sistema eléctrico, del 20% de su capital, la caída es de unos 180 millones de euros.

Telefónica paga el recorte de dividendo

Tampoco está siendo un año positivo en el mercado para Telefónica, que se deja cerca de un 6% de su valor en el selectivo español. La teleco está protagonizando un año lleno de cambios impulsados por la revolución accionarial que vivió en la segunda mitad de 2024.

La irrupción de la saudí STC en el capital de Telefónica alcanzando un 9,97% de sus acciones provocó la reacción del Gobierno para, a través de la Sepi, volver a entrar en la compañía desde que se privatizara por completo en 1997 comprando un 10% de sus títulos. Criteria, el brazo inversor de La Caixa, subió también su posición para igualarse a los dos accionistas mencionados.

La nueva realidad accionarial supuso el relevo de José María Álvarez-Pallete en la presidencia del grupo por Marc Murtra, que ha ido remodelando en los últimos meses las direcciones y consejos de múltiples filiales, acometiendo importantes desinversiones en Latinoamérica y ha presentado un nuevo plan estratégico de grandes ajustes.

Uno de ellos ha sido el recorte del dividendo para el próximo ejercicio, medida que el mercado ha castigado duramente borrando las ganancias de la primera mitad del año. Asimismo, Telefónica está negociando un expediente de regulación de empleo (ERE) con los sindicatos con una afectación que se encuentra actualmente por debajo de los 5.500 trabajadores.

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