La UE da un respiro a las fábricas españolas de VW, Stellantis y Renault con la nueva normativa Euro 7 de emisiones

La administración europea aprueba una versión rebajada de la nueva Euro 7, cuya primera versión impactaba duramente en las factorías automovilísticas del país

FIGUERUELAS (ZARAGOZA), 07/09/2022.- Trabajadores en la planta de baterías para los vehículos eléctricos que Stellantis produce en su factoría de Figueruelas (Zaragoza). EFE/Javier Cebollada

Trabajadores en la planta de baterías para los vehículos eléctricos que Stellantis produce en su factoría de Figueruelas (Zaragoza). EFE/Javier Cebollada

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Fin del debate. El Parlamento Europeo y el Consejo de la Unión Europea llegaron a un acuerdo definitivo sobre los términos de la Euro 7, la nueva normativa comunitaria de reducción de emisiones de los vehículos nuevos. Las disposiciones finales suponen una sustancial rebaja respecto a la propuesta inicial de la comisión, algo que beneficia ampliamente a las fábricas españolas de Volkswagen, Stellantis y Renault.

En las primeras versiones de la normativa, la Euro 7 implementaba un endurecimiento de los límites de emisores de nitrógeno en los coches de combustión, algo que suponía la instalación de complejos sistemas de reducción de gases nocivos. La mayoría de los vehículos más pesados ya llevan integrados este tipo de sistemas, por lo que el impacto sería mayor en la fabricación de vehículos de los segmentos B y C, que agrupan buena parte de la producción de las factorías ubicadas en España y que además suelen tener márgenes de beneficio más ajustados, según explican desde Anfac, la patronal española de los fabricantes automovilísticos.

Tras la publicación de la primera propuesta de la Euro 7, las patronales automovilísticas españolas y europeas adelantaron que estas modificaciones en la fabricación podrían encarecer en 2.000 euros el precio de este tipo de vehículos. Wayne Griffiths, presidente de Anfac y CEO de Seat, alertó en ese momento que la nueva normativa supondría “el cierre de fábricas” y la pérdida de “miles de empleos”.

Fuentes de la organización empresarial recuerdan que, para cumplir con todos estos requisitos, las empresas tendrían que “desviar inversiones” para actualizar coches con motores con fecha de caducidad, por lo que al final supondría gastar millones que no se llegarían a amortizar, en vez de centrar sus esfuerzos en actualizar sus fábricas para pasar a trabajar con coches eléctricos.

Concretamente, en el caso de España la afectación hubiera sido particularmente importante en Martorell (Barcelona), donde Volkswagen ensambla los modelos Arona, León e Ibiza de Seat, así como el Audi A1, todos ellos del segmento pequeño o mediano. Los Cupra producidos en Cataluña también necesitarían sus retoques, pero al ser una marca deportiva puede soportar mejor el incremento de costes y precios. Por su parte, los tres modelos que el consorcio alemán fábrica en Navarra, los Volkswagen T-Cross, Polo y Taigo, también estaban afectados por los cambios en la normativa europea y sus consecuentes subidas de costes.

Opel Corsa, Citroën C3, Peugeot 2008…

Algo similar pasaba en las factorías españolas de Stellantis. En Figueruelas (Zaragoza) destaca la fabricación del Opel Corsa, el modelo más vendido de la firma, el Corssland y el Citroën C3 Aircross, también de los segmentos afectados. El conglomerado nacido de la fusión de PSA y Fiat Chrysler se habría enfrentado, además, a cambios en Madrid y Vigo, donde ensambla el Citroën C4 y del Peugeot 2008, respectivamente.

Por último, en el caso de Renault solamente tendría que haber modificado los sistemas del Captur y el Mitsubishi ASX, ambos fabricados en Valladolid.

Todos estos modelos suponen alrededor de tres cuartas partes de la fabricación total de automóviles en el país. El resto de factorías españolas, como la de Ford en Almussafes o la de Mercedes en Vitoria, se habrían librado de la primera versión de la Euro 7, dado que trabajan con modelos más grandes o, directamente, con furgonetas.

Finalmente, Bruselas ha cedido ante las advertencias de las automovilísticas y ha aprobado una normativa que mantiene el límite de emisiones en el tubo de escape marcado por la normativa anterior, la Euro 6, y solamente se endurece el control de las partículas que desprende los frenos y los neumáticos a partir de 2026.

A diferencia de la primera propuesta, el texto final no supone grandes inversiones que no se vayan a amortizar. Anfac explica que los motores eléctricos no emiten gases nocivos, pero sí que lo hace la rozadura de los frenos y de los neumáticos de la misma forma en que lo hacen los vehículos de combustión, por lo que los retoques necesarios para cumplir con esta normativa también se podrán aplicar a los eléctricos a fabricar en un futuro.

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