Inditex eleva un 70% su valor en bolsa cuatro años después del cese de Pablo Isla

Una reunión de urgencia en Arteixo, el lunes 29 de noviembre de 2021, marcó un inesperado cambio de etapa en Inditex. Allí se decidió de manera definitiva el adiós de Pablo Isla y la llegada a la presidencia de Marta Ortega, que viajó ese día desde Madrid con su marido, Carlos Torretta, para acudir a una cita de fondo calado, un esperado relevo generacional en la multinacional gallega y el sorprendente cambio de uno de los CEO mejor valorados del mundo. Visto en perspectiva, el diseño de ese cambio de etapa y la arquitectura del nuevo comité de dirección, con Óscar García Maceiras de consejero delegado, fue también el último gran servicio de José Arnau, mano derecha de Ortega y vicepresidente ejecutivo de Pontegadea recientemente jubilado.

Isla no se fue inmediatamente. Pilotó una transición que duró hasta marzo del año siguiente, cuando pasó el testigo al nuevo tándem de Inditex, flanqueado por la vieja guardia que estaba arropando a Marta Ortega en su aterrizaje en la presidencia. No fue mal la cosa desde aquel final de noviembre a una compañía que venía del golpe del Covid y a la que le esperaba la invasión de Ucrania y el cierre de 500 tiendas en Rusia. A cierre de 2021, la capitalización del gigante textil se situaba en los 88.918 millones, mientras que el pasado viernes marcaba un valor en bolsa de 150.378 millones, es decir, 61.000 millones más. Desde aquel 30 de noviembre en que se hizo oficial la salida de Pablo Isla, las acciones de Inditex se revalorizaron un 70%.

Crecimiento de ventas y beneficios

No fue hasta 2023 cuando la compañía comenzó a remontar en el IBEX y a convencer a los analistas de su potencial de crecimiento, la principal duda que atesoraban todas las valoraciones sobre la multinacional y que, sumado a los problemas sanitarios y geopolíticos, la habían mantenido estancada durante años en el parqué. Ayudó también la mejora de las cifras, que se produjo a la vez que un importante reajuste en la red de establecimientos, clausurando las tiendas antiguas y abriendo otras de gran tamaño para perder capilaridad pero ganar superficie comercial. El modelo integrado entre online y espacio físico del que hablaba Isla continuó su desarrollo en estos años.

Comparando los datos de cierre de 2021, las ventas crecieron un 40%, pasando de los 27.716 millones a 38.632 millones a cierre de 2024; los beneficios marcaron un aumento todavía mayor, al alcanzar los 5.877 millones, un 80% más que los 3.250 millones de 2021. En el mismo periodo, el ebitda pasó de 7.183 millones a 10.728 millones. Si hacemos caso a los analistas, Inditex empezará a medrar de nuevo con fuerza en este 2026 tras el estancamiento experimentado este año. Ese optimismo ya se nota en el parqué, donde ha recuperado los 150.000 millones de capitalización

Cambios en la cúpula

La salida de Pablo Isla fue el comienzo de un auténtico baile de directivos, donde a las bajas de afines del expresidente de la multinacional, se sumaron importantes ceses en la vieja guardia del grupo. En esa categoría está el jubilado José Arnau y también el eterno director de Pull&Bear, Pablo del Bado, quien dejó el cargo el año pasado. Pero hubo muchos más nombres. Carlos Crespo, la persona que Pablo Isla eligió como consejero delegado, dejó su sitio a García Maceiras antes de abandonar la multinacional. Jesús Echevarría, otro de los hombres del expresidente, salió poco después de la dirección de comunicación.

Begoña Costas salió de la dirección de Zara Kids tras 46 años de carrera. En enero de este año abandonaba el barco Marcos López García, director de Mercado de Capitales desde 1999. Poco después de él, salía Enrique Muñoz de la asesoría jurídica del grupo, también por jubilación. En 2023 cesó Gabriel Moneo, que ocupaba en aquel momento la dirección de Sistemas. En el área de sostenibilidad llegó Fernando de Bunes en sustitución de Javier Losada.

Un nuevo hombre fuerte en Inditex y otro en Nestlé

Esta oleada de cambios hizo emerger dos nombres relevantes en el presente del grupo de Amancio Ortega. Uno en su family office, Roberto Cibeira, que ha tomado los poderes que tenía Arnau hasta su jubilación. Y otro en el gigante textil, donde Ignacio Fernández fue nombrado director general corporativo del grupo. Apadrinado por Arnau, era ya un ejecutivo relevante en Inditex. El hasta entonces responsable del área de Finanzas, se situó como segundo ejecutivo tras García Maceiras y con control sobre cinco áreas del negocio al margen de las cadenas: Finanzas, Sostenibilidad, Logística, Transporte e Infraestructuras.

Tampoco perdió el tiempo Pablo Isla, que además de lanzar su proyecto audiovisual con la productora Fonte Films, aprovechó para armar su family office en torno a Lalita Inversiones y el capital riesgo, y ascendió a la presidencia de Nestlé, el gigante alimentario suizo.