El pedigrí gallego Carlos Torres (BBVA), el sucesor de FG que quiere quedarse el Sabadell

Hijo de dos pontevedreses criados en la Galicia rural, el presidente del BBVA se considera gallego, como su predecesor en el cargo, y recuerda los veranos que pasó con su familia en una aldea de O Porriño "cogiendo ranas"

El presidente del BBVA, Carlos Torres Vila, ha ofrecido declaraciones a los medios de comunicación en una comparecencia previa a la Junta General de Accionistas que se celebra este viernes en Bilbao. EFE/Miguel Toña

El presidente del BBVA, Carlos Torres Vila, ha ofrecido declaraciones a los medios de comunicación en una comparecencia previa a la Junta General de Accionistas que se celebra este viernes en Bilbao. EFE/Miguel Toña

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En 1987, un joven Mario Conde, recién llegado al cargo, lidió con la opa hostil de Banco Bilbao sobre Banesto. El banquero de Tui salió airoso del órdago que lanzó José Ángel Sánchez Asiaín, entonces presidente de la entidad vasca, antes de emprender un lastimoso viaje hacia la intervención de Banesto y la prisión.

Pasaron casi 40 años antes de que otro banquero con raíces en el sur de Pontevedra protagonizara una segunda opa hostil en el sector, que ha vivido sus procesos de concentración asentados en el acuerdo o en la intervención de entidades caídas en la insolvencia durante, sobre todo, la crisis financiera.

Carlos Torres Vila, sucesor del chantadino Francisco González en BBVA, se lanzó a por el Sabadell tras dos intentos fallidos por integrar la entidad que preside Josep Oliu, uno en 2020 que se saldó sin acuerdo y otro este mismo año que corrió la misma suerte por el rechazo del consejo del banco catalán.

Torres, que vivió la guerra de opas de Gas Natural, E.On y Enel desde su despacho en Endesa, donde fue director de desarrollo corporativo y director financiero, subió la apuesta para disgusto del Gobierno, que ha mostrado una y otra vez su oposición a la operación. «Esta operación es buena para España, para las comunidades autónomas y para los territorios donde tenemos presencia porque nos da más capacidad de préstamo, nos da mayor base impositiva conjunta y reiteramos el compromiso total con el tejido empresarial, científico, cultural y social de todos los territorios», se defendió el presidente de BBVA.

Un gallego errante

Ingeniero formado en el MIT (Massachusetts Institute of Technology), de donde viene su afición por observar estrellas, Carlos Torres Vila nació en Salamanca, aunque pudo nacer en Bilbao, Madrid o A Coruña. Segundo de cuatro hermanos, dos chicos y dos chicas, su niñez sigue la trayectoria de su padre como funcionario de Hacienda, yendo de un lado a otro, de los Agustinos de Bilbao a los veranos en San Salvador de Budiño, una parroquia del municipio de O Porriño (Pontevedra) de donde era originaria su madre.

El presidente de BBVA se considera gallego, insertándose así en la saga de banqueros que han presidido Banesto, BBVA en dos ocasiones o el Pastor y el Popular. Su madre, pontevedresa, fue maestra durante años en Oleiros (A Coruña) y su padre era natural de Guillarei, localidad próxima al Tui donde nació Mario Conde.

De las penurias de la Galicia rural de la posguerra y el franquismo, los progenitores consiguieron una educación envidiable para su hijo. En un ciclo de conversaciones de BBVA denominado Aprendemos Juntos, Torres cuenta que su padre caminaba 10 kilómetros ida y 10 kilómetros vuelta para estudiar en Vigo, con el tesón y el talento suficiente como para convertirse en perito mercantil y profesor mercantil como número 1 de su promoción, después terminar derecho y económicas, y conseguir plaza en Hacienda.

«Siempre me dijo que podía estudiar lo que quisiera siempre y cuando estudiara primero derecho», cuenta el presidente de BBVA, licenciado en derecho por la UNED, en la charla.

Las ranas de Budiño y los veranos de Tui

Casado y con tres hijos, aficionado al deporte y, claro, a la tecnología, Torres recuerda pasar los veranos en la aldea de su madre, jugando con sus primos: «Corríamos por el monte, cogíamos ranas y hacíamos travesuras como hace un niño. Luego, el resto del año, no vivíamos allí. Éramos una familia bastante nómada, siguiendo los destinos que iba teniendo mi padre», explica.

El directivo reconoce que esos veranos lo marcaron, al igual que aquel en el que no fue a Galicia, sino a Inglaterra. A los 10 años, sus padres lo enviaron seis semanas a Inglaterra para aprender inglés. «Sufrí por primera vez lo que ahora llamamos choque cultural. Darse cuenta de lo distinta que es la vida en otros sitios, las costumbres, las comidas, las creencias, la forma de pensar».

Posteriormente pasaría el año correspondiente a tercero de BUP en Georgetown (California), en Estados Unidos; y finalmente, se formó en Ingeniería Eléctrica y Administración de Empresas en el MIT de Massachusetts. Ya como presidente de BBVA, tras pasar por McKinsey y Endesa, Torres seguía aprovechando los veranos para pasar un tiempo en Tui junto a su familia. Los otros dos refugios del gallego errante están en una casa de las afueras de Madrid, donde vive, y en Getxo, de donde es su mujer y donde se deja ver esporádicamente por el club marítimo del Abra.

En la biografía que exhibe en su página web, BBVA dice que Torres se incorporó al banco el mismo día que quebró Lehman Brothers, el 15 de septiembre de 2008. Entró como director de estrategia y expansión corporativa y miembro del comité de dirección, para luego realizar un trabajo clave en la transformación digital del banco. Algunas fuentes señalan que fue la relación que mantenían Manuel Pizarro, el expresidente de Endesa, y Francisco González la que posibilitó la llegada del ingeniero gallego a BBVA, donde se convirtió en consejero delegado en 2015 y en sucesor de FG tres años después.

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