Los pisos de Camacho valen 286.000 euros, pero sus hipotecas ascienden a un millón

Aunque Mas asegura que una Cataluña independiente pagará las pensiones, se ha hecho un plan de jubilación de 213.000 euros

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El miércoles entró en vigor la Ley de Transparencia. Eso significa que para purgar tantos casos de corrupción, los políticos serán a partir de ahora más claros, confesarán en qué gastan el dinero público, explicarán qué hacen y qué cobran sus asesores y, en general, pasarán cuentas con la ciudadanía. Esta nueva transparencia se divulga a través de un portal que está colgado en la web del Parlament.

Para cumplir con la nueva normativa, la Cámara ha colgado las declaraciones de bienes que en su día presentaron todos los diputados y que, hasta ahora, eran secretas. Estas declaraciones han hecho las delicias de los cotillas de siempre y también han mostrado algunas cosas sorprendentes. Por ejemplo, la líder del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho tiene dos hipotecas. Una de 512.000 euros y otra de 510.000 euros. Sin embargo, sus pisos, que también tiene dos, son mucho más baratos. Uno le costó 126.000 euros y el otro, 155.000 euros.

El chollo de Herrera

La valoración de los pisos de los diputados es en general muy baja, pese a que el Parlament les pidió que consignasen el más alto de dos posibles valores: el catastral o el de adquisición. Así, el presidente de ICV, Joan Herrera, se compró un piso en plena burbuja inmobiliaria, en el año 2003, y en una de las zonas con más tirón de Barcelona, el Poblenou, por 60.000 euros. Un auténtico chollo para el que pidió una hipoteca de 36.000 euros.

Oriol Junqueras, presidente de ERC, no tuvo tanta suerte a la hora de comprar piso. Junqueras, que no tiene hipoteca, se rascó el bolsillo en 2009 para comprar una vivienda de casi 200.000 euros en Sant Vicenç del Horts, localidad de la que es alcalde y en la que el mercado inmobiliario no ha llegado a alcanzar nunca los elevadísimos precios que se han registrado en Barcelona.

Fernández no tiene ni piso ni ahorros

Eso ocurrió antes de con la famosa burbuja inmobiliaria. Quienes adquirieron su piso antes, compraron bien. Es el caso del president de la Generalitat, Artur Mas, cuya vivienda de la céntrica calle Tuset costó 230.00 euros en 1991. En presidente ya no tiene hipoteca y por eso, y no porque piense que una Cataluña independiente se quedará sin pensiones, ha invertido buena parte de su capital, 213.000 euros en un plan de jubilación.

También Miquel Iceta y Albert Rivera compraron en la época de las vacas gordas. Tanto el líder del PSC como el de Ciutadans se hicieron con sus viviendas en 2005 por 336.000 y 259.000 euros respectivamente. Ambos tienen hipotecas. En cambio, el dirigente de la CUP, David Fernández, ya sea porque no ha tenido tiempo, ya sea porque no ha tenido ganas, no tiene ni piso ni casi ahorros. Su cuenta corriente arroja un saldo de 10.000 euros lastrados por un crédito familiar en una cooperativa de casi 7.000 euros. 

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