La ocupación de viviendas causa estragos en Terrassa

Algunos ocupas ya llevan ropa de cama y almohadas cuando asaltan una vivienda, advierten los agentes inmobiliarios de la ciudad. El fenómeno se ceba con los pequeños propietarios

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Las mafias de la ocupación de viviendas causan estragos en Terrassa (Barcelona), uno de los feudos de este fenómeno, gobernada por el socialista Jordi Ballart. Así lo advierten administradores de fincas y profesionales de la seguridad. Nadie compra pisos en un inmueble si se aprecia que en la misma escalera hay ocupas, remarcan expertos en seguridad; e incluso se retiran los carteles con anuncios de alquiler o compra para evitar ocupaciones, señalan agentes inmobiliarios.  

Maria Pilar Gràcia, miembro de la junta de gobierno del Colegio de Administradores de Fincas de Barcelona, asegura que hay preocupación entre los propietarios, especialmente entre los que tienen inmuebles de obra nueva con pisos vacíos. En determinadas zonas de Terrassa, se les recomienda que no cuelguen carteles en su exterior de venta o alquiler para no llamar la atención.

Gràcia explica que algunos ocupas ya llevan ropa de cama y almohadas cuando asaltan una vivienda. Cuando llegan los agentes de policía, aunque sea minutos después, argumentan que han pernoctado ahí y ya no les pueden echar.

Caída de precios

Juan Carlos Parra, gerente de STM, la empresa que fabrica las llamadas puertas anti okupas, recuerda que el problema «no son los okupas con ‘k’, los grupos de jóvenes radicales, sino los ocupas con ‘c'»: los que le «echan morro» y las mafias que han convertido la ocupación ilegal en un lucrativo negocio. Parra advierte de que uno de los negocios de estas mafias es la extorsión: entran en casas o locales y, luego, piden una determinada cantidad a sus propietarios para abandonarlos.

Siempre se trata de pequeños propietarios porque los bancos y las grandes inmobiliarias no negocian. El gerente de STM advierte de que en los bloques o barrios de Terrassa dónde actúan las mafias se dificulta la venta legal de pisos y, en consecuencia, baja su precio en el mercado. Si un posible comprador se da cuenta que hay ocupas o que se han instalado medidas de seguridad para evitarlos, se acabará echando atrás. 

Parra indica que las zonas en que se registra más demanda de productos y sistemas de seguridad anti ocupas son las grandes ciudades, especialmente algunos barrios de Barcelona como el Raval y la Barceloneta, pero también en ciudades como Terrassa y Cornellà.

La casa de los horrores

Una de las ocupaciones incívicas es la del inmueble de la calle Historiador Cardús, número 212, que últimamente llena las páginas de la prensa local. En abril pasado, después de Semana Santa, se ocuparon una decena de pisos vacíos en este bloque propiedad de BBVA. A media docena de familias, que en su momento compraron otros pisos del mismo inmueble, le han hecho la vida imposible: gritos, amenazas, desperfectos, escapes de gas, suciedad, robos…

La policía local y los Mossos han realizado desde entonces cerca de cincuenta actuaciones sin conseguir echar a todos los ocupantes. Sobre esta finca, el ayuntamiento egarense explica que se está en proceso de solución y que, en estos momentos, «tan sólo quedan dos pisos ocupados». Para ellos no habrá regularización posible: son incívicos y «han actuado de mala fe».

La próxima semana mantendrá una reunión con los Mossos para intentar acabar con el problema por enésima vez.

Terrassa, ¿capital ocupa?

Lluïsa Melgares, concejal de vivienda de Terrassa, defiende la estrategia de Ballart de buscar la regularización de parte de los casos –la llamada ocupación con k– y de denunciar el resto, «los incívicos». Aunque el consistorio cuenta con pocas complicidades entre propietarios y otros agentes del sector inmobiliario, Melgares asegura que poblaciones como la propia Barcelona, Badalona o Santa Coloma de Gramenet superan a Terrassa tanto en valores absolutos como por número de habitantes.

«No, no somos las ciudad de los ocupas», subraya la concejal de Vivienda, aunque reconoce los numerosos problemas por culpa de la «ocupación incívica». El Ayuntamiento de Terrassa sí ha denunciado ante los Mossos la actuación de bandas organizadas que ofrecen pisos ocupados «llaves en mano». A partir de 300 euros, estas mafias ofrecen a quién quiera la posibilidad de ocupar un piso vacío, con los servicios de electricidad, agua y gas pinchados ilegalmente.

Primero entran en un inmueble, preferiblemente de obra nueva y con varios pisos desocupados, luego conectan los servicios, cambian los bombines de las cerraduras y entregan las copias de las llaves a los nuevos ocupantes. Incluso se han llegado a pagar ‘traspasos’ de un ocupante a otro, que pueden alcanzar los 1.000 euros.

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