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Álvarez Pallete habla por primera vez tras salir de Telefónica: reivindica su despliegue de fibra y calla sobre Sánchez y Murtra
El expresidente de Telefónica se pregunta por el valor de los datos de cada uno y por qué son expropiados "sin contrapartida justa"
José María Álvarez Pallete realizó ayer su primera conferencia pública desde su abrupta salida de Telefónica. El Colegio de Economistas de Valencia le entregó el premio como directivo del año 2024 precisamente como reconocimiento a su profesionalidad, la cual pusieron en valor por encima de la decisión tomada por Pedro Sánchez. Con este contexto de fondo, el ex presidente de Telefónica se mantuvo durante su conferencia completamente al margen de Pedro Sánchez y Marc Murtra, a los que no dedicó ni una palabra.
Su intervención, titulada «Tiempos recios», tomó como base la comparación de la irrupción de la imprenta (cuando Santa Teresa de Jesús dijo que vivía «tiempos recios») con el impacto que tienen ahora los gigantes tecnológicos. En ambos casos, una fuerte disrupción provoca cambios culturales, económicos y, especialmente, modifica el «contrato social».
Los cambios que la tecnología produce en estos pactos, dijo el expresidente de Telefónica que tiene 61 años, llegan a España tras una gran evolución lograda durante los últimos 60 años. En la lista de buenos cambios sucedidos, hubo uno que reivindicó especialmente ya que ha sido él quien ha llevado el timón. «Si no digo que esto que voy a decir a continuación, reviento. España cuenta con más fibra óptica que Alemania, Italia, Reino Unido o Francia», afirmó.
Los otros logros que nombró que se han producido en España en seis décadas es que se ha creado «un PIB adicional equivalente a las economías de Holanda y Finlandia» y «hemos duplicado la población activa», dijo Álvarez Pallete sintiéndose copartícipe de esta evolución por su paso por Telefónica.
Otros datos que puso en valor es que «España es líder mundial en donación de órganos» o «el gasto sanitario por cápita se ha multiplicado por 13 veces» mientras «nuestra esperanza de vida ha aumentado en 15 años y es una de las mayores del mundo».
La amplia representación de miembros del colegio de Economístas de Valencia, directivos de Caixabank y Sabadell, entre otras empresas, patronales, y representantes públicos como la consellera de Justicia, Nuria Martínez, el expresidente de la Diputación de Valencia y diputado autonómico del PSPV, Toni Gaspar, o la concejala de Hacienda del Ayuntamiento de Valencia, Maria José Ferrer San Segundo, no encontraron en el discurso de 21 minutos de Jose María Álvarez Pallete munición con nombres y apellidos. Sin embargo, sí una reflexión del que ha dirigido la empresa que transporta los datos respecto a las empresas que explotan esos datos.
El punto de partida fue recordar que en el siglo XIII se producían entre 1.000 y 2.000 libros manuscritos al año, en 1455 se imprimió la Biblia de Gutemberg y cincuenta años después «Europa imprimía entre 20 y 30 millones de libros al año». «Para 1550, cuando Santa Teresa de Jesús hablaba de tiempos recios, la cifra de libros impresos superaba ya los 150 millones», puntualizó Álvarez Pallete.
Esta evolución cabe compararla con los datos que dió después. El que fuera presidente de Telefónica recordó que se tardaron 50 años en alcanzar los 50 millones de usuarios del telefóno fijo. «Al teléfono móvil le costó 12 años», apunto. «ChatGPT lo logró en menos de un mes», remató.
Estos datos los expuso Álvarez Pallete para medir la rapidez de la propagación de las disrupciones, sobre la que también detalló las repercursiones que tiene. Sobre la imprenta recordó que acabó «con el monopolio del conocimiento y lo viralizó. Transformó la educación impulsando la alfabetización, transformó la religión, la economía, la autoridad intelectual». Y también apuntó que «fue la chispa que incendió doscientos años de guerras religiosas en Europa» y «dio poder a los reformadores, pero también a los fanáticos». En resumen, la imprenta también abrió una guerra por «controlar el relato».
Este cambio de la imprenta no es el único asombroso, según Álvarez Pallete, que ofreció una relación de cambios entre los que hoy tienen aún cierto debate: «En la increíble historia del hombre, de la humanidad, hay momentos puntuales donde somos capaces de avances asombrosos. El fuego, la agricultura, la rueda, la pólvora, la razón, la filosofía, la escritura, las leyes, la imprenta, la máquina de vapor, la electricidad, el motor de combustión, la energía nuclear o Internet«.
El último ingrediente de la reflexión fue poner datos a las empresas tecnológicas. Por un lado, dijo que «una consulta chat GPT de cinco preguntas consume la misma energía que una bombilla durante 2 horas y se bebe medio litro de agua«. «Estamos haciendo un uso irresponsable de recursos escasos y compartidos», añadió
Además, apuntó que «cinco compañías tecnológicas ocupan más de la mitad de la capacidad de las redes de comunicaciones» y «valen 11,5 billones españoles de dólares, convirtiéndose en su conjunto en la cuarta economía del mundo«. El problema, apuntó, es que son «compañías que se convierten en entes supranacionales y ejercen soberanía supranacional que desafía la soberanía tradicional de los países». El riesgo, considera Álvarez Pallete, es que el patrón dólar está amenazado si estas compañías tokenizan la economía y establecen tipos de cambios que adquieren más peso que las pasadas reglas establecidas.
Con todo esto como base, llegaron las preguntas retóricas de Álvarez Pallete sobre cómo se tiene que realizar el nuevo pacto social teniendo en cuenta la irrupción de la tecnología. «¿Cómo queremos que esto pase? ¿Cuál es la propuesta del nuevo contrato social? ¿Cuáles son los derechos y obligaciones esenciales que personas y máquinas tienen y deben cumplir en el mundo de la inteligencia artificial? ¿Qué decisiones queremos que sigan siendo privilegios exclusivos de las personas? ¿Y cuáles queremos delegar a las máquinas?».
Y subió el tono: «¿Es éticamente aceptable seleccionar el coeficiente intelectual o el color de los ojos de nuestros hijos? ¿Debemos aceptar el estado de esclavitud digital en el que nos encontramos, donde nos pasamos la vida almacenando datos para que otros hagan negocio con algo que nos pertenece? ¿Cuánto valen nuestros datos y por qué se nos expropian sin contrapartida justa? ¿Cuánto vale nuestra privacidad? ¿Quién debe tomar la decisión de desinfectar una comunicación a través de una plataforma web social? ¿La autoridad judicial de un país o una multinacional tecnológica?».
También se preguntó: «¿Cómo hacemos responsables a los que difunden campañas masivas de desinformación con el objetivo de destabilizar sociedades? ¿Son las redes sociales medios de comunicación ya que el algoritmo nos ofrece aquello que genera más atención aunque no sea cierto? ¿Cómo protegemos a los menores de herramientas que les hacen aspirar a ideales de belleza que no existen y que por tanto son inalcanzables pero les generan ansiedad, frustración, depresión, ira y los aísla?»