Duro Felguera quiere evitar la liquidación a toda costa: ahora vende su sede central
La venta ha sido respaldada por la SEPI, con el principado de Asturias como acreedor relevante

Empresa Duro Felguera, en Gijón, Asturias (España). Jorge Peteiro / Europa Press
La profunda crisis financiera y empresarial que atraviesa el grupo asturiano Duro Felguera ha desembocado en la firma de un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) y el cierre de varias delegaciones de su filial DFOM (Duro Felguera Operaciones y Montajes).
Sin embargo, la situación cada vez se agrava más y la empresa Asturiana ha tomado la decisión, según avanzó Expansión, de ejecutar la venta de su sede central de Gijón para evitar la liquidación a toda costa. Han optado por un traslado estratégico a Langreo, en plena cuenca asturiana.
Mientras, afronta prórrogas judiciales para evitar la liquidación, renegocia deudas millonarias, aplica un ERE que afecta a 180 empleados y busca solventar sus litigios internacionales más complejos
El contexto económico de Duro Felguera es extremadamente complejo, arrastra una deuda total cercana a 300 millones de euros, de los cuales más de 126 millones son de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) y más de 14 a otros organismos públicos y bancos. A ello se suman los compromisos por obligaciones convertibles y pasivos comerciales acumulados con proveedores.
El Parque Científico Tecnológico de Gijón, ha sido por un precio situado por debajo de la última valoración oficial de unos 15 millones de euros.
Aunque no se conoce la identidad del comprador y la operación no será líquida hasta que el juez apruebe el plan de reestructuración, la empresa da así un paso clave para obtener liquidez y ajustar su estructura de gastos en un contexto crítico.
La mudanza de toda la estructura corporativa a La Felguera (Langreo) tiene una carga simbólica y logística relevante: la compañía retorna al municipio donde se levantó su primera fábrica hace más de 150 años, en pleno corazón industrial de Asturias, apostando por un modelo de organización concentrada, próximo a su origen y con menor coste.
Además, la firma ha vendido activos no estratégicos, como “El Tallerón” en Gijón, a otras compañías industriales para avanzar en ese proceso de adaptación.
La decisión forma parte de estrategia de supervivencia y transformación; el plan de reestructuración, que ha sido respaldado por la SEPI y con el Principado de Asturias como acreedor relevante, exige, entre otras condiciones, la reducción drástica de pasivos y la venta de patrimonio, antes de que el juez decida sobre el futuro de la empresa.
Las complicaciones a las que se enfrenta Duro Felguera
El contexto económico de Duro Felguera es extremadamente complejo, arrastra una deuda total cercana a 300 millones de euros, de los cuales más de 126 millones son de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) y más de 14 a otros organismos públicos y bancos. A ello se suman los compromisos por obligaciones convertibles y pasivos comerciales acumulados con proveedores.
La empresa ha logrado prorrogar por tercera vez el preconcurso de acreedores para ganar tiempo y negociar condiciones más favorables con acreedores y accionistas, quienes asumen importantes quitas sobre sus inversiones. Además, se ha pactado un ERE que afecta a 180 empleados, de los cuales alrededor de 85 ya se han acogido al plan.
Aunque las indemnizaciones propuestas inicialmente fueron criticadas por sindicatos por situarse en el mínimo legal de 20 días por año, con un máximo de 12 mensualidades, posteriores negociaciones han elevado algo las condiciones y han reducido ligeramente el número de despidos propuestos.
La supervivencia de la firma está ligada no solo a la reducción de plantilla y enajenación de activos, sino también a la búsqueda de soluciones con la SEPI para convertir en capital parte de la ayuda recibida y evitar la entrada definitiva en concurso.
En paralelo, los sindicatos y el comité de empresa han presionado para garantizar condiciones razonables y han reconocido que el actual plan de viabilidad parece “más realista y alcanzable” que anteriores intentos, recibiendo el respaldo “cauteloso” de parte de la banca acreedora y la administración central.