Por qué los científicos temen que la vacuna anticovid no funcione en personas obesas

Los científicos temen que la vacuna no sea efectiva en personas obesas como ya ha ocurrido con otras enfermedades como la hepatitis B o la influenza

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Desde el inicio de la pandemia de coronavirus los científicos dejaron claro que la obesidad era un factor de riesgo para las personas que contraían el virus. El índice de masa corporal (IMC) se asocia con la gravedad de la Covid-19 y números estudios procedentes de países de todo el mundo llegan a la misma conclusión: las personas obesas tienen más posibilidades de morir por el virus que aquellas que tienen un peso normal, incluso si se tienen en cuenta factores como la diabetes o la hipertensión.

El temor de los científicos reside ahora en que la vacuna no sea efectiva en esta parte de la población, advierte la revista Nature. Las inyecciones a menudo no funcionan en personas obesas o, en todo caso, no ofrecen la misma protección, que es lo que podría ocurrir con el remedio anticovid. No obstante, los investigadores todavía no lo pueden confirmar con certeza ya que los ensayos clínicos no están preparados para detectar este tipo de problema.

¿Por qué las personas obesas son más vulnerables a la Covid-19?

La revista Nature analiza las posibles razones por las que las personas obesas son más vulnerables a la Covid-19.

1. Las personas con un IMC más alto son difíciles de cuidar. Colocar un tuvo en sus vías respiratorias supone un desafío, además de que también se puede dar el caso de que su capacidad pulmonar sea reducida.

2. Razones moleculares. Es común en personas obesas sufrir diabetes, lo que podría exacerbar los efectos metabólicos del coronavirus. El tejido adiposo expresa niveles relativamente altos del receptor ACE2, que el SARS-CoV-2 usa para ingresar a las células. “El tejido adiposo parece funcionar como un reservorio del virus”, explica a la revista Gianluca Lacobellis, endocrinólogo de la Universidad de Miami en Florida.

3. Efectos en el sistema inmunológico, los que más preocupan a los investigadores. La obesidad puede causar inflamación crónica de bajo grado, que provoca un mayor riesgo de enfermedades como diabetes y enfermedades cardíacas. Por lo tanto, las personas con obesidad pueden tener niveles más altos de una variedad de proteínas reguladoras del sistema inmunológico, incluidas las citocinas, explica Nature.

“Las respuestas inmunitarias desatadas por las citocinas pueden dañar el tejido sano en algunos casos graves” indica Milena Sokolowska, quien estudia inmunología y enfermedades respiratorias en la Universidad de Zurich. El estado constante de estimulación inmunológica puede debilitar algunas respuestas inmunitarias, incluidas las iniciadas por las células T, que pueden matar directamente las células infectadas. “Yo diría que al principio están más agotados en su lucha contra la infección”, añade Sokolowska.

4. Las personas obesas tienen más problemas para eliminar la infección. Así es según el endocrinólogo Daniel Drucker del Hospital Mount Sinai en Toronto, que explica que las personas con un alto IMC “pueden tener problemas para montar las defensas virales normales». En concreto, las infecciones por SARS-CoV-2 persisten durante unos cinco días más en las personas obesas que en las delgadas.

5. Funciones metabólicas alteradas. La obesidad está relacionada con una menor diversidad de microbios en el intestino, la nariz y los pulmones, lo que puede influir en la respuesta inmunitaria. El año pasado, por ejemplo, los investigadores informaron que los cambios en el microbioma intestinal que se producen al tomar antibióticos alteran las respuestas a la vacuna contra la influenza.

Por qué los científicos temen que la vacuna no funcione en personas obesas./ efe

Las vacunas de la influenza o la hepatitis B baja eficacia en personas obesas

Todos estos motivos que señala la revista científico podrían suponer problemas para la población obesa cuando llegue la vacuna contra el SARS-CoV-2. Según los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor del 13% de los adultos del mundo sufren obesidad.

Además, Donna Ryan, que estudia la obesidad en el Centro de Investigación Biomédica Pennington en Baton Rouge, señala que los estudios de vacunas contra la influenza, la hepatitis B y la rabia han mostrado respuestas reducidas en las personas obesas.

En línea con esta investigadora, la pidemióloga china Lin Xu de la Universidad Sun Yat-Sen en Guangzhou afirma que con la influenza “la vacunación no funciona bien en las personas obesas”. Sin embargo, señala que todavía no tienen los datos sobre el coronavirus, por lo que algunos científicos no están convencidos de que la obesidad sea un factor por el que no funcione la vacuna  contra la Covid-19.

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Noelia Tabanera

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