8 exposiciones fresquitas para ver este verano en España

De Yayoi Kusama en el Guggenheim a Alphonse Mucha en Barcelona, pasando por las pinturas ‘fake’ en el Prado y la flamante Galería de las Colecciones Reales, estas son las muestras para vivir un verano de arte y cultura

Galería Hauser & Wirth (Menorca)

La galería Hauser & Wirth en Menorca acoge una de las exposiciones del verano.

Hay museos que ofrecen visitas nocturnas en verano y otros que combinan el arte con sesiones de música en directo e incluso vermú, como el Thyssen. Cualquiera, sin embargo, está equipado con aire acondicionado, por lo que visitar estas exposiciones a la sombra de Sorolla, Kusama o Mucha es un plan fresquito y totalmente recomendable para el verano.

Yayoi Kusama, Museo Guggenheim (Bilbao)

Lunares, calabazas, espejos, habitaciones infinitas, autorretratos, cuadros oscuros con referencias a la muerte y plagados de color simbolizando el triunfo de la vida: el universo de la artista japonesa Yayoi Kusama (1929) ha invadido el Museo Guggenheim de Bilbao.

La muestra Yayoi Kusama: desde 1945 hasta hoy podrá verse hasta el próximo 8 de octubre en el centro expositivo, que dedica una amplísima retrospectiva a la creadora japonesa, una de las más influyentes e icónicas del arte contemporáneo y que, pese a sus 94 años, mantiene su actividad (solo para esta exposición creó, entre 2021 y 2022, un total de 15 obras nuevas).

Una obra de Yayoi Kusama en el Guggenheim.
La obra ‘Nubes’ de la artista japonesa Yayoi Kusama. Foto: Luis Tejido | EFE.

Casi 200 piezas entre pinturas, dibujos, esculturas, instalaciones o collages realizadas entre 1945 y 2022 forman parte de la exposición, organizada en colaboración con el Museo M+ de Hong Kong y que, según sus responsables, esquiva los cánones de retrospectivas anteriores dedicadas a la artista.

Así, en lugar de estructurarse de forma cronológica lo hace por las temáticas sobre las que ha trabajado Kusama en sus casi 8 décadas de trayectoria.

Alphonse Mucha, Palau Martorell (Barcelona)

Consideraba misión del artista “estimular en las personas el amor a la belleza y la armonía” y así trabajaba él, Alphonse Mucha, uno de los grandes exponentes del Art Nouveau que revolucionó la cartelería publicitaria a finales de siglo XIX y principios del XX y cuya obra puede verse hasta el próximo 15 de octubre en el Palau Martorell de Barcelona.

Cuadros de Alphonse Mucha en el Palau Martorell.
Alphonse Mucha en el Palau Martorell. Foto: Andreu Dalmau | EFE.

Organizada en colaboración con la Fundación Mucha y comisariada por la especialista Tomoko Sato, la muestra, centrada en la ciencia y la belleza del trabajo del artista checo, cuenta con más de 80 piezas, entre las que se incluyen sus famosos carteles dedicados a ‘la divina’ actriz Sarah Bernhardt y sus paneles decorativos con mujeres elegantes de largos cabellos.

Y es que, a pesar del reconocible estilo de Mucha, muchas de las ideas estéticas que subyacen a su desarrollo son aún poco conocidas, como las consideraciones científicas tras sus obras, entre ellas las nuevas teorías psicológicas de Freud que se conocían en la época.

Gismonda (1895), el primer cartel diseñado por Mucha para Sarah Bernhardt, La Dame aux Camélias (1896), Lorenzaccio (1896) y La Samaritaine (1897) son algunas de las obras que pueden verse, junto a trabajos publicitarios para marcas como JOB (papel de fumar), Lefèvre-Utile (galletas) y Waverley (bicicletas) plasmados en carteles, diseño de envoltorios, cajas de galletas y perfumes y portadas de revistas.

Obras de Alphonse Mucha.
La muestra indaga en aspectos desconocidos de la obra de Mucha. Foto: Andreu Dalmau | EFE.

Más allá del objetivo de la publicidad, para Mucha, estos paneles decorativos eran un medio ideal para hacer accesible el arte al gran público. La exposición incluye, además, obras que dejan ver la faceta más patriota del artista, destinadas a inspirar la unidad espiritual de los pueblos eslavos, entre ellas el óleo Canción de Bohemia (1918), realizado tras conseguir la independencia como Checoslovaquia finalizada la Primera Guerra Mundial.

Arte ‘fake’, Museo del Prado (Madrid)

Grandes pinacotecas del mundo, entre ellas el propio Museo del Prado guardan entre sus fondos numerosas falsificaciones.

Y es que, pese a la idea que tenemos hoy de la autenticidad de la obra de arte, desde el Renacimiento y hasta el siglo XIX, la cultura del coleccionismo concedió un papel relevante a las copias pictóricas.

Exposición de copias pictóricas en El Prado.
‘En los límites de la creatividad copias, versiones, pastiches y falsificaciones’. Foto: Museo del Prado.

Para entenderlo, el Museo del Prado dedica una exposición En los límites de la creatividad: copias, versiones, pastiches y falsificaciones en la sala 40 del edificio Villanueva a reflexionar sobre el valor intrínseco de las copias.

A través de una selección de estas pinturas se muestran distintos ejemplos de copiado y de las motivaciones para su coleccionismo, que iban desde la imposibilidad de poseer los originales de obras célebres, hasta su propio valor como testimonios del talento de copistas de renombre.

El Sorolla más oscuro, Fundación Bancaja (Valencia)

Mujeres caminando por la orilla del Mediterráneo, barcas, pescadores arreglando las redes o niños jugando, si pensamos en Joaquín Sorolla es probable que vengan a nuestra mente algunas de las imágenes modeladas por el artista a base de luz y color, reflejos y sombras, contraluces y resplandores, luces filtradas y salpicadas.

Sin embargo, Sorolla tuvo también un “lado oscuro” o, más bien, una paleta de negros con las que dio forma a otras de sus mejores obras.

Obra de Joaquín Sorolla.
Clotilde con matilla negra, 1911-1920. Museo Sorolla, inv. 1272.

En el Año Sorolla que conmemora el centenario de su fallecimiento es precisamente esta faceta del artista la que protagoniza la exposición Sorolla en negro que, tras pasar por Madrid, se puede ver, ampliada, hasta el 10 de septiembre en la Fundación Bancaja de Valencia.

A través de un centenar de obras, 11 de ellas nunca expuestas al público y otras 16 que pueden verse por primera vez en la capital valenciana, se dirige la atención hacia el color negro a partir de la aparente contradicción que supone asociarlo a Sorolla e invita a preguntarse si el planteamiento puede ser una paradoja o si, por el contrario, representa otro punto de vista para comprender y apreciar al artista en toda su complejidad.

Christina Quarles, Hauser & Wirth (Menorca)

Reconocida como ‘Mejor destino de arte de 2022’ por la publicación (toda una autoridad en diseño) Wallpaper, solo por conocer su proyecto ubicado en una diminuta isla del Rey frente al puerto de Mahón en Menorca merece la pena acercarse a la galería Hauser & Wirth.

Además, hasta el próximo 29 de octubre pueden verse las pinturas y obras sobre papel de la artista Christina Quarles en la que es su primera exposición en España, Come in From and Endless Place, tras la presentación el año pasado de su obra en la célebre muestra The Milk of Dreams en la Bienal de Venecia.

Obra de Christina Quarles.
Christina Quarles en Hauser & Wirth. Foto: Damian Griffiths.

Las paredes del edificio del siglo XVIII de Hauser & Wirth Menorca lucen ya los lienzos y dibujos de Quarles con sus cuerpos fragmentados y polimórficos que se mezclan con estampados y texturas en un modo de entender la figuración característico en la retórica visual de la artista.

Brazos y piernas entrelazados, planos en perspectiva que dividen los cuerpos, situándolos y dislocándolos simultáneamente en el espacio o interseccines entre figuras son algunas de las tónicas presentes en sus obras, con las que a menudo plantea una analogía de las fronteras imaginadas y prescritas de la identidad. “Las categorías fijas de identidad se pueden utilizar para marginar, pero, paradójicamente, pueden ser utilizadas por los marginados para ganar visibilidad y poder político”, apunta. “Esta paradoja es el foco central de mi práctica”.

Memoria de las calles, Carmen Thyssen (Málaga)

Margaret Michaelis, Kati Horna y Montserrat Vidal-Barraquer fueron tres pioneras en el mundo de la fotografía que compartieron, además, visiones de la Barcelona de los años 30 y 40.

Polaca, húngara y barcelonesa, con muy diferentes trayectorias y perspectivas, sus trabajos se reúnen ahora en la muestra Memoria de las Calles en el espacio ArteSonado del Palacio de Villalón, sede del Museo Carmen Thyssen de Málaga.

En total, 42 fotografías procedentes del Archivo Fotográfico de Barcelona, el Archivo Nacional de Cataluña y el Centro Documental de la Memoria Histórica que se exponen hasta el 24 de septiembre y que invitan a viajar por las calles de la Ciudad Condal en tres momentos consecutivos y claves en el marco de la historia reciente de España.

El recorrido comienza con Margaret Michaelis, llegada desde Berlín en 1933, que se encuentra con la ciudad moderna de los años treinta, en plena transformación y crecimiento. Sus fotografías del Barrio Chino, en el Raval, testimonian y denuncian, en 1934, la situación de un enclave popular y degradado donde se proyectan los sueños de renovación de arquitectos y urbanistas.

Apenas tres años después, la Barcelona de Kati Horna asiste desde la retaguardia al avance de la guerra civil, mientras la vida cotidiana discurre en sus calles y vecindarios ante el objetivo de la fotógrafa, que trabajaba con una cámara Rolleiflex en formato cuadrado y un punto de vista muy peculiar.

Concluida la contienda, en una ciudad vacía y silenciada, en los cuarenta se retoma la vida, en los comienzos del franquismo, mientras Montserrat Vidal-Barraquer esquiva las restricciones que se imponen a las mujeres y busca rincones cargados de belleza en su ciudad.

Desde el enfoque documental hasta el más humanista o personal, estas fotografías reivindican el papel imprescindible de las mujeres en el retrato visual de la ciudad y con ellas, pioneras en un entorno poco propicio para las artes en femenino, se muestra, asimismo, la relevancia de la mirada fotográfica moderna como testimonio histórico y vivencial.

Phyllida Barlow en Chillida Leku, Hernani

Iba a ser la primera artista viva que expusiera en Chillida Leku, siguiendo la serie de artistas de renombre internacional que ha incluido ya muestras individuales de Antoni Tàpies y Joan Miró.

No pudo ser: la artista británica Phyllida Barlow falleció el 12 de marzo aunque la exposición sigue siendo la primera que se le dedica en España.

Escultura de Phyllida Barlow.
La exposición de Phyllida Barlow en Chillida Leku. Foto: Alex Abril.

Phyllida Barlow visitó Chillida Leku en otoño del año pasado para trabajar en esta muestra, que la artista ideó ex profeso para este museo y que refleja su profundo respeto por la obra de Eduardo Chillida.

Sus esculturas “antimonumentales” realizadas con materiales como cartón, tela, madera contrachapada y cemento, y a menudo pintadas con colores vibrantes conectan con algunos conceptos de la obra de Chillida como la gravedad, la masa y la materialidad.

La muestra funciona, así, explica la directora del espacio expositivo, Mireia Massagué como una suerte de “homenaje a su visión” y, siguiendo su voluntad, “creará nuevos diálogos y perspectivas con nuestro público en el extraordinario entorno del caserío”.

Exposición de Phyllida Barlow.
Phyllida Barlow no pudo inaugurar su primera exposición en España. Foto: Alex Abril.

Reconocida como una de las artistas contemporáneas con mayor proyección internacional, Barlow cuestionaba el concepto tradicional de escultura. Nociones como la construcción, destrucción y reconstrucción, la temporalidad, la fragilidad o los materiales ordinarios y su interrelación con el espacio juegan un papel importante en sus composiciones, como puede verse en obras de diferentes épocas.

Galería de las Colecciones Reales, Madrid

Y no es una exposición concreta, pero el último gran museo de Madrid (la apertura más importante en décadas), merece también una visita este verano.

Se trata de la Galería de las Colecciones Reales, un gran espacio de 40.000 m2 ubicado junto al Palacio Real y la catedral de La Almudena de Madrid destinado a mostrar cinco siglos de historia en el arte a través de las 170.000 piezas procedentes de la Corona española que gestiona el organismo Patrimonio Nacional.

Galería de las Colecciones Reales
La Galería de las Colecciones Reales, uno de los museos más esperados de Madrid.

Apenas unas 650 están en exposición (un tercio irá rotando y renovándose periódicamente), una pequeña parte de los fondos, pero útil para comprobar lo que cada monarca coleccionó, como cambiaban los gustos o los temas y, también, cómo evolucionaba el arte español.

Si la colección es imponente, también lo es el propio edificio, diseñado por Emilio Tuñón Álvarez y Luis Moreno Mansilla, un moderno espacio construido en granito, hormigón, cristal y roble que ha recibido hasta el momento diez premios de arquitectura.

Además de la primera colección temporal En movimiento, que muestra el vínculo entre poder y transporte desde Carlos V hasta Franco con piezas tan curiosas como la carroza negra de Mariana de Austria, del siglo XVII, o la silla de manos de Bárbara de Braganza firmada por el pintor italiano Corrado Giaquinto, el recorrido por las salas deja a la vista piezas de la fabulosa colección reunida desde los primeros reinados de la Edad Media hasta Alfonso XIII.

Galería de las Colecciones Reales.
Exposición ‘En movimiento’, en la Galería de las Colecciones Reales. Foto: EFE.

Destacan entre ellas cuatro majestuosas columnas salomónicas obra de José de Churriguera, la escultura de El Arcángel San Miguel venciendo al demonio, de la sevillana Luisa Roldán (primera mujer Escultora de Cámara durante el reinado de Carlos II), o lienzos como el Caballo blanco de Velázquez y Salomé con la cabeza del Bautista, de Caravaggio.

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