Pablo Picasso y Gertrude Stein vuelven a encontrarse en París
Una muestra en el Museo de Luxemburgo repasa una amistad surgida en el momento crucial del nacimiento del cubismo
El crítico de arte en New York Sun Henry McBride dijo de Gertude Stein que coleccionaba genios más que obras maestras y es que en la colección que la escritora acumuló junto a su hermano Teo en París podían verse grandes artistas antes incluso de serlo. Su primer Picasso, mucho antes de que este diese el paso al cubismo y se convirtiese en una de las grandes figuras del arte de vanguardia, lo compró en 1905, Chica joven con cesta de flores, y pronto el español se convirtió en uno de los ejes de su famosa colección.
Ahora una muestra en el Museo de Luxemburgo de París recupera la amistad entre ambos y analiza cómo cristalizó en su respectiva obra, pictórica y literaria, ambas en los cimientos de las vanguardias del siglo XX.
Gertrude Stein y Pablo Picasso
Titulada Gertrud Stein y Pablo Picasso, La invención del lenguaje la muestra puede verse hasta el 28 de enero en la pinacoteca situada junto a los Jardines de Luxemburgo, muy cerca de la rue de Fleurus donde vivió Stein junto a su hermano Leo, crítico y coleccionista de arte.
Enmarcada en las acciones por el 50 aniversario de la muerte del pintor malagueño, la exposición repasa su encuentro en los primeros años del siglo XX en París.
Él había desembarcado en la ciudad en 2001, atraído por el papel de París como capital cultural y artística de Europa. Ella, una judía homosexual estadounidense, llegaría poco después, en 1903, huyendo del puritanismo americano.
Unidos por su condición de extranjeros, con un dominio aproximado del francés, outsiders atraídos por la bohemia y compartiendo una misma libertad artística, la suya fue una amistad o conexión intelectual, un vínculo que después se revelaría crucial en el momento del nacimiento del cubismo.
“Es difícil mostrar cómo una obra influencia a otra. Lo que sí sabemos es que, cuando Picasso conoció a Stein, aún estaba en un movimiento postsimbolista, no vamos a decir clásico, pero que está bastante aún en el lado del siglo XIX” explica a EFE Cécile Debray, directora del Museo Picasso de París y comisaria de la muestra junto a la historiadora del arte Assia Quesnel.
Así, según la tesis de la muestra, el bagaje intelectual de ella interesó al pintor, mientras que sus reflexiones sobre la escritura, sobre la poesía o sobre el papel del lenguaje influenciaron la pintura de un Picasso que empieza a repensar la forma en la que la pintura sirve para representar.
En sentido inverso, el artista español también dejará su huella en la obra de la considerada pionera de la literatura modernista por su ruptura con narrativa lineal y las convenciones temporales del siglo XIX.
La reinvención del lenguaje
Si algo unió a ambos artistas, además de un retrato para el que, dicen, fueron necesarias 90 sesiones, fue su búsqueda de nuevas formas de lenguaje.
Interesados por la cuestión de la realidad y su percepción subjetiva, Picasso optó por la simplificación de las formas en la pintura mientras que Gertrude Stein basó su escritura en la repetición sonora, léxica y sintáctica.
En cualquier caso, los dos fueron capaces de proponer nuevos códigos que revolucionarían el arte pictórico y literario.
Su diálogo se ejemplifica en esta muestra en la confrontación de dos estudios para Las Señoritas de Aviñón con poesías de Stein que juegan con la repetición, el orden y la circularidad del lenguaje.
Una escritora que influiría en decenas de artistas
Si la primera parte de la muestra recorre la relación de amistad y los inicios del cubismo desde el legado de Paul Cézanne a las obras de Georges Braque, Juan Gris y el propio Picasso, la segunda parte se centra en la obra de Stein, incluyendo su producción poética más desconocida.
También en forma en que su obra acabaría convirtiéndose en una verdadera referencia de la vanguardia e influyendo, mucho más tarde, sobre nuevas generaciones de artistas especialmente en los EE UU, desde el arte underground de los años 1960 a través de Yvonne Rainer o Lucinda Childs, a la música de John Cage y Merce Cunningham, el neodadá de los artistas Nam June Paik o Jasper Johns e incluso en el arte minimalista y conceptual de Joseph Kosuth o Carl André.
Retratos de la escritora realizados por Andy Warhol, su imagen captada por las cámaras de Man Ray o Carl van Vechten o la instalación con monitores de televisión de Nam June Paik inspirada en la autora son algunos de los ejemplos de esa trascendencia.