5 joyas de Comillas, la ciudad cántabra que es un museo al aire libre

Comillas emprenderá diversas acciones para exhibir su patrimonio histórico. Nos anticipamos con un paseo por sus rincones más emblemáticos

El Capricho, una de las maravillas creadas por Gaudí. Foto Pedro Puente Hoyos – EFE

Es una de las mecas del modernismo fuera del Mediterráneo, y se la conoce como ‘la villa de los arzobispos’ por la gran cantidad de altos cargos de la Iglesia que nacieron en esta localidad, una de las más bonitas y visitadas de Cantabria.

Estamos hablando de Comillas, una pequeña ciudad que mira a un Cantábrico que en invierno suele estar colérico, pero que no impide que se pueda pasear por su solitaria playa y el puerto protegido por un espolón rocoso.

La futura transformación de Comillas

La villa tiene un casco histórico muy bien conservado, y se presenta como un paseo por diversas épocas de esplendor que se coronan con la visita a El Capricho, una maravilla modernista y una de las pocas obras de Antoni Gaudí que se encuentran fuera de Cataluña.

El Capricho es una de las pocas obras de Gaudí que se encuentran fuera de Cataluña

Sus autoridades piensan transformar la localidad en un museo al aire libre. Para ello se invertirán 3,1 millones de euros para renovar el frente del litoral, mejorar los accesos y crear un camino peatonal a El Capricho.

Varios edificios modernistas contarán con tecnología de realidad aumentada para ampliar la información a los turistas, se instalarán aparcabicis con carga eléctrica para promover la movilidad sostenible, y se crearán nuevas rutas de marchas nórdicas por la costa y las sierras cercanas, entre otras acciones.

La melancolía de Comillas en invierno. Foto Javier G. Paradelo – EFE

Mientras esas iniciativas se ponen en marcha, aprovechamos para descubrir los cinco lugares que no puedes dejar de visitar en Comillas.

El Capricho

Empezamos con el plato fuerte, la residencia modernista del indiano Máximo Díaz diseñada por Gaudí pero construida por el arquitecto Cristóbal Cascante Colón.

Es una construcción para conocer con calma, dada la gran cantidad de detalles que decoran sus portales y los interiores; donde el modernismo realiza un homenaje a la naturaleza con guiños neomudéjares.

Visitar El Capricho es uno de los programas obligados de Comillas. Foto Jim Anzalone – Flickr

Concebido como un palacete oriental, fue pensado como una unidad orgánica que se mimetiza con la naturaleza con el color verde como predominante, en donde cada fachada es diferente a la otra.

Universidad Pontificia

El estilo neogótico mudéjar impera en el antiguo edificio de esta universidad, actual sede de la Fundación Comillas, que dialoga con las secciones modernistas de fines del s.XIX.

Llama la atención su diseño rectangular que se extiende por 100 metros, con las fachadas de vanos ojivales de ladrillo que parece un libro de historia por la gran cantidad de detalles simbólicos asociados a la iglesia.

Vistas de la Universidad Pontificia. Foto Juantiagues – CC

Comillas fue un imán para la aristocracia española desde que fue elegido por Alfonso XII para pasar sus veranos

A tener en cuenta las puertas de bronce, el techo del edificio principal, el inquietante escudo pontificio -una analogía del poder religioso en América- y las obras escultóricas de Llimona, Tamburini y Llorens.

Palacio de Sobrellano

Este palacio, que se integra con una capilla-panteón y un bonito parque, es una interesante muestra del estilo ecléctico con una deriva al neogótico, con llamativos destalles venecianos y musulmanes.

Palacio de Sobrellano. Foto Diego Pérez 74 – CC

Fue un encargo de Antonio López, primer marqués de Comillas, que buscó una residencia inspirada en las villas paladinas; una muestra de poder e influencia a través de su gran salón central, la fachada con piedra de Carrejo, las columnas con remates de flores o figuras mitológicas y un rico patrimonio de obras de arte.

Un detalle: gran parte del mobiliario también fue diseñado por Gaudí.

Cementerio de Comillas

Otra notable muestra del modernismo, esta vez bajo la creatividad de Lluis Doménech i Montaner, es la fachada principal del cementerio de Comillas.

Un arco de medio punto da la bienvenida, donde llama la atención la tapia de mampostería y el remate de pináculos decorativos.

Entrada al cementerio de Comillas. Foto Pedro Mena – CC

Lluis Doménech i Montaner impregnó de su estética modernista al cementerio de Comillas

El camposanto aprovecha la estructura de una antigua iglesia gótica de fines del s.XV, donde el escultor José Llimona Bruguera creó una magnífica escultura del ángel exterminador.

En la visita, no pierdan de vista las numerosas tumbas y mausoleos diseñados bajo los parámetros del modernismo.

Centro histórico

Difícil sintetizar todo lo que hay para ver en esta villa de origen medieval, pero que tuvo su primera época dorada a mediados del s.XVII y otro segundo período a fines del s.XIX, cuando la influencia de Antonio López llevó a que el rey Alfonso XII eligiera a Comillas como destino de vacaciones; y por detrás llegó un aluvión de aristócratas y nobles.

Rincones del centro de Comillas. Foto Miquel Fabre – CC

En un paseo se pueden descubrir las residencias (varias del s.XVIII) que miran a la playa de los Tres Caños, la iglesia de San Cristóbal del s. XVII, y varias casonas de estilo clasicista montañés que conviven con diferentes muestras de arquitectura popular; donde se intercalan los estilos Neomudéjar, Neogótico y Modernista.

Caminando por sus calles empedradas van desfilando pequeños comercios que conducen a La Plaza de la Constitución, protegida por un arco de grandes casas con amplios miradores como la que acoge al ayuntamiento.

Uno de los centros de la vida local es la plaza del Corro de Campíos, donde se encuentran varias cafeterías y restaurantes, y si se camina un poco más, se llega a la plaza de los Tres Caños, con su fuente modernista y un bonito entorno de casas de amplias solanas.

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