Cuevas de Mallorca: la belleza está bajo tierra

Todo el mundo conoce la magia de sus playas y el encanto de sus pueblos. Pero pocos han paseado por ese mundo secreto que son las cuevas de Mallorca, catedrales de roca de formas surrealistas

La Cova del Drach, la más visitada de Mallorca. Foto Dorianm – 123RF

Son mundos oscuros, húmedos y silenciosos, pero que cuando se iluminan despliegan formas increíbles, con las estalactitas y estalagmitas que con la erosión de millones de años crean formas que recuerdan a una catedral gótica de piedra.

Están las cuevas naturales, que como diría Borges “sus paredes fueron pulidas por el tiempo antes que por la industria”, pero también hay otras que son minas de carbón o mercurio que tras su abandono han resurgido como motivo turístico.

En España hay cientos de cuevas naturales abiertas al turismo, además de antiguas minas industriales y otras cavidades que conservan muestras de arte rupestre

También cabe añadir las cuevas de aventura, que es recomendado explorar con espeleólogos o aquellas que sirvieron de hogar a nuestros ancestros y que han dejado su arte rupestre impreso en las paredes, como la famosa de Altamira.

Un centenar de ellas se encuentran en el libro 101 Cuevas y minas de España sorprendentes (Anaya Touring), que presenta impactantes imágenes de la asociación Espeleofoto y de otros fotógrafos expertos en capturar la misteriosa belleza de estas cavidades.

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Una gran cantidad de estas cuevas se concentran a lo largo de la cornisa cantábrica, pero también se pueden visitar en regiones del Mediterráneo, en los Pirineos, en Extremadura o en Cuenca.

Y también en Baleares, o más exactamente en Mallorca, donde este libro presenta las características de ocho cuevas, una más fascinante que la otra.

Coves del Drach

Esta es la más famosa y turística de Mallorca. A 15 km de Manacor, ya eran conocidas en la Edad Media y desde 1922 se pueden visitar.

El paseo transcurre unos 1.200 metros bajo tierra, donde las agujas de roca besan las aguas del lago Martel, una de las formaciones acuáticas subterráneas más grandes del mundo, que se extiende por 117 metros.

El espectáculo de las barcas que llega desde la oscuridad con violines tocando música clásica es la cumbre de la visita.

Las Cuevas del Drac, donde la naturaleza se toma millones de años en crear arte. Foto JP Chuet-Missé

Coves dels Hams

No muy lejos, también en Manacor, se encuentran estas cuevas de 10 millones de años de antigüedad que fueron una de las primeras en ser abiertas al turismo en España, hace más de un siglo; y que aloja especies endémicas como un pequeño crustáceo.

El espectáculo de las barcas iluminadas que tocan música clásica en la Cova del Drach es un momento fascinante

Además de sus lagos subterráneos se pasa por salas como la cueva Redonda, las Columnas de Sansón, el Foso del Infierno y la cueva Azul, donde se puede ver cómo se generan formaciones que recuerdan a anzuelos (hams en mallorquín).

Cova des Coloms

Seguimos en Manacor, y esta vez para una caverna que según esta guía es perfecta “para descubrir la espeleología marina”.

Para llegar hay que atravesar un tramo de 200 metros bajo el agua, y la exploración transcurre entre salas y lagos, con nombres como de la Sirenita, el Blanco y el Cristalino.

La Cova des Coloms, una fantástica gruta submarina. Foto Sergio Laburu

Eso sí: las visitas se hacen con guías que proporcionan el equipo, con compañías como Avcaving

Coves d’Artà

En Capdepera estas cuevas fueron refugio de piratas en el s.XIII y se pueden ver inscripciones que han dejado gamberros de los siglos XVI y XVII. Más civilizados fueron Julio Verne, Víctor Hugo y Alexandre Dumas que firmaron el libro de visitas del lugar.

En los 40 minutos que dura el paseo se pueden ver larguísimas estalactitas que caen desde las bóvedas, pero más impresiona la gigantesca estalagmita de 17 metros de alto.

Cova d’Artà. Foto Tolobalaguer – 123RF

La sala del Infierno es anfitrión de un sugestivo espectáculo de luz y sonido, y el camino sigue por sitios como el Purgatorio, la sala del Teatro y la de las Banderas.

Cova de Na Mitjana

Esta cueva en Canyamel, al este de Mallorca, “es una de las más bonitas” de la isla. Para llegar al pozo hay que descender verticalmente unos cinco metros, pero al llegar se contemplan las columnas cenitales que adornan la galería.

Las Coves d’Artà fueron usadas como refugio de piratas en la Edad Media

El increíble interior de la Cova de Na Mitjana. Foto Sergio Laburu

En el lago principal se pueden descubrir estrellas de mar y otras especies y en el lugar hay formaciones que parecen nubes de piedra, un espectáculo único.

Cova de S’Aigua

A 15 minutos de Ciutadella se encuentra esta cueva que forma parte de las cavidades que hay en el paraje de Cala Blanca.

Esta cova fue usada por habitantes prehistóricos para realizar enterramientos, y también se han encontrado restos de las culturas talayótica, romana, musulmana y medieval.

Aquí se repiten los conjuntos estalagmíticos, así como las columnas, las coladas y alguna bandera, sobre todo en el lago del interior.

Cova de Sa Campana

En Escorca, en un entorno de gran belleza, se encuentra esta cueva: “pocas tienen salas y galerías de tan gran tamaño”, apuntan los autores.

Las extrañas formaciones de la Cova de Sa Campana. Foto Sergio Laburu
Las extrañas formaciones de la Cova de Sa Campana. Foto Sergio Laburu

Para llegar se puede descender a un pozo que conduce a la Sala de los Gigantes, de 10.000 m2, con gours que suelen generar formaciones escalonadas, además de columnas y banderas.

Los que tengan más habilidad pueden descender con el equipo adecuado hasta los 215 metros, donde está la sala de las Excéntricas, con sus aragonitos formando extraños nidos.

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