Fiskardo, un paraíso en clave griega

Yates fondeados y estrellas de Hollywood, villas venecianas de colores pastel, un cementerio romano asomado al mar y una playa enmarcada por cipreses y olivos se cuentan entre las maravillas al norte de Cefalonia

Fiscardo es la localidad mas septentrional de Cefalonia. Foto: Mar Nuevo.

Tradicional puerto de pescadores, con un azaroso pasado que incluye uno de los mayores naufragios romanos del Mediterráneo y varios siglos como parte de la Serenísima República de Venecia, hoy el puerto de Fiskardo es un imán para otro tipo de barcos: cruceros boutique y yates en los que los veraneantes más adinerados -no faltan las celebrities ni las estrellas de Hollywood- se acercan a un destino que ya hay quien ha bautizado como ‘el Portofino griego’.

En el archipiélago de las Jónicas, la más septentrional de las localidades de la isla de Cefalonia que se alza frente a las costas de la homérica Ítaca, el paisaje de Fiskardo dista de la típica imagen de postal que acude a la retina al pensar en una isla griega.

No hay casitas blancas con cúpulas y ventanas azules que se funden con el mar. Aquí las tonalidades se mueven entre los rosados, naranjas y amarillos pastel que tiñen sus villas de estilo veneciano, de las pocas en y que, como curiosidad, escaparon ilesas a los efectos del grave terremoto que hizo temblar Cefalonia en 1953.

Puerto de Fiskardo. Foto: Mar Nuevo.

A su alrededor, tampoco el paisaje es árido, sino que se compone de exuberantes bosques de pinos, cipreses y olivos que se derraman por la colina hasta casi tocar el agua.

Un paseo recorre el perfil de alrededor de 2 km del puerto, sembrado de fachadas que explotan de buganvillas y que alojan boutiques y tiendas de recuerdos.

Las tabernas y restaurantes a pocos pasos del agua invitan a probar las especialidades locales como Tassia, el restaurante más antiguo de la localidad, que desde 1972 sirve recetas de Cefalonia y del resto de Grecia, Apagio, que amplía el abanico de sabores a todo el Mediterráneo, o el más refinado Fiskhardo, de alta cocina.

Entre cipreses y playas turquesa

En el propio puerto se puede contratar un paseo en barquito para recorrer el litoral y explorar alguna de las calas y cuevas que solo tienen acceso desde el agua o para realizar snorkel o submarinismo (desde 60 euros al día en Fiscardo Boat Hire).

También desde el propio puerto se puede acceder a las playas del pueblo, como la de Zavalata, también conocida como Aghios Andreas, a los pies de preciosas villas hoy convertidas en alojamientos de lujo.

Playa de Zavalata en Fiskardo. Foto: Mar Nuevo.

A este lado del Jónico se asoma también parte del pasado de la ciudad, una historia de casi 2000 años que nos lleva a la época romana de la mano de tesoros arqueológicos que incluyen un cementerio en extraordinario estado de conservación.

Descubierto en 1993, contiene 47 tumbas que prácticamente se asoman al mar (se cree que muchas otras siguen ocultas bajo tierra) en las que se encontraron puertas de piedra, sarcófagos con relieves, joyas, jarrones o monedas.

Además del cementerio, las excavaciones permitieron descubrir casas, baños públicos y un teatro que los expertos sitúan entre los años 146 a.C. y 330 d.C. así como un naufragio encontrado a unos 2 km de la bahía que contenía 6.000 ánforas, uno de los mayores hallados de época romana en todo el Mediterráneo.

El cementerio romano cuelga sobre el mar en Fiskardo. Foto: Mar Nuevo.

La playa más bonita de Fiskardo

En coche, moto, barco o con un paseo de alrededor de 20 minutos se accede a algunas de las playas más espectaculares no solo de la zona, sino de toda Cefalonia: Emplisi Beach (también la verás como Emblisi).

Uno de esos lugares que nos hacen desear contar con más palabras para definir la gama de azules, que aquí parecen declinarse hasta el infinito, esta cala de guijarros aparece encajonada entre pinos y cipreses y flanqueada por largas losas de piedra blanca que resultan un buen lugar para un baño de sol.

Las fotos a Emplisi Beach no requieren de ningún filtro. Foto: Mar Nuevo.

Sus aguas pocos profundas y la diversidad del fondo marino la hace ideal para nadar, practicar snorkel o bucear.

Sin servicio de sombrillas o hamacas, sí hay un pequeño chiringuito en el que pedir una cerveza bien fría o un cóctel sencillo para disfrutar frente a las cristalinas aguas.

Un camino forestal permite llegar a la diminuta cala de Kimilia donde rocas y aguas turquesas se unen para formar lo que alguna vez fue una playa secreta.

Cala de Emplisi. Foto: Mar Nuevo.

Si se busca una experiencia más top, a pocos metros se encuentra uno de los hoteles más lujosos de la zona (y de toda la isla), Emelisse Nature Resort.

Playa con sombra de olivos

Al otro lado de Fiskardo y a una distancia similar (alrededor de 20 minutos caminando) encontramos otra de las playas más especiales de la isla: Foki Beach.

Y lo es porque su bahía con forma de U y aguas cristalinas, que reposan frente a la silueta de la vecina isla de Ítaca, se rodea por un entorno vegetal que incluye cipreses y olivos que crecen hasta prácticamente la orilla, y cuya sombra ofrece un agradable refugio para descansar frente al mar, salpicado aquí y allá de yates y veleros.

Olivos y cipreses en la playa de Foki Beach. Foto: Mar Nuevo.

A la derecha de la playa (se puede llegar nadando o en alguna embarcación), una cueva ofrece acceso a una playa de guijarros subterránea que da acceso a una galería de túneles que forman parte de una mina de piedra caliza en desuso.

Cruzando la carretera, Taverna Foki es una taberna tradicional (y asequible) que ofrece platos sencillos entre los que no falta la ensalada griega con queso feta y los pescados frescos.

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