Los secretos del mirador más impactante (y popular) de Barcelona

Torre Glories, Barcelona

Foto: MIrador Torre Glóries.

Elevado a 125 metros sobre el suelo, el Mirador 360 de la Torre Glóries es el más alto de Barcelona. Ubicado en el emblemático rascacielos con forma de bala diseñado por Jean Nouvel e inaugurado en el 2005, solo un año después de su inauguración ya es el mirador más aclamado de la Ciudad Condal, un hito que debe a su original propuesta, a medio camino entre el arte, las vistas y la experiencia inmersiva.

En la planta 30 de la construcción de 144 metros de acero, cristal y hormigón del edificio de 40 pisos, uno de los cuatro más elevados de Barcelona, este espectacular panóptico del skyline barcelonés acaba de cumplir un año y ya se ha consolidado como un importante polo de atracción turística (100.000 visitantes este año, casi al 50% entre nacionales e internacionales), de imprescindible visita cuando se viene a Barcelona.

Mirador Torre Glòries
Foto: Mirador Torre Glòries.

La Torre Glòries

La torre, en un principio se llamó Agbar, debido a la compañía Aguas de Barcelona que albergó hasta el 2009, fue diseñada en el contexto de una emergente Barcelona postolímpica, en ese momento capital del diseño europeo, y que atraía a los arquitectos del momento: el mismo Nouvel, Norman Foster, Frank Gehry, Enric Miralles, Federico Correa, Alfons Milà, Arata Isozaki, Toyoo Itō, Fermín Vázquez, Oriol Bohigas, Ricardo Bofill, Juli Capella y Santiago Calatrava, entre muchos.

Aunque la Torre Glòries tiene ilustres vecinos de arquitecturas tan singulares como los Encants, el Museu del Disseny, el Teatre Nacional, el Auditori, el Centro Comercial Glòries, y las torres del 22@, ha tenido que superar cerca de 20 años de indefiniciones y usos no consumados (la compañía de aguas, oficinas, un hotel de lujo, e incluso una sede farmacéutica de la UE) hasta llegar a convertirse en destino turístico barcelonés.

Y ha sido precisamente su Mirador el que le ha permitido serlo.

Mirador Torre Glòries
Infografía: Jordi Català.

La situación de la torre lo convierte en un faro de la plaza de las Glòries, un vasto espacio urbano que sigue en obras, dos siglos más tarde de ser ideado por Ildefons Cerdà para la Barcelona del futuro, que situó la plaza (una de las mayores del mundo, después de Tiananmén) como cruce de las más importantes avenidas: Gran Via, Diagonal y Meridiana.

El mayor hándicap que tuvo que enfrentar la Torre Glòries como icono turístico fue el del desconocimiento, agravado por el hecho de estar alejada de los circuitos turísticos barceloneses, aunque es perfectamente accesible con tranvías, metros y autobuses, y es la puerta del distrito tecnológico 22@, uno de los más importantes del mundo.

A cambio, cuenta con atractivos únicos, como que su piel se ilumine totalmente y cambia de colores (como el New York Empire State Building de Nueva York) para llenar de luz, con sus miles de leds, cualquier evento ciudadano.

Mirador Torre Glòries
Foto: Mirador Torre Glòries.

La experiencia del Mirador torre Glòries

Pero, como decíamos, los atractivos del mirador van más allá de sus vistas. Entrar en la torre es acceder a un espacio multidisciplinar de arte, ciencia y tecnología que ofrece, además, vistas panorámicas de la ciudad.

Sus impulsores han querido reinterpretar el concepto de mirador tradicional. “Debemos abandonar la mirada pasiva por una que sea consciente de los retos que la ciudad debe afrontar”, explica Aleix Pratdepàdua, su director.

El mirador de Glòries es, en realidad, un triple mirador que regala una experiencia única desde el mirador de la planta -el Hipermirador con cinco espacios de exposiciones artísticas y tecnología de vanguardia- hasta los dos miradores de la planta 30Mirador, último piso accesible del rascacielos, tras ascender 125 metros en 30 segundos.

MIrador Torre Glòries
Infografía: Jordi Català.

Tecnología y arte

El Hipermirador de los bajos descubre una Barcelona a la que no se le presta atención habitualmente, y lo hace en cinco espacios que combinan art data: arte, música, tecnología y vídeo y utilizan big data, sensores e instrumentos para recoger datos en tiempo real de: seres vivos, aguas, ruidos, estrellas, contaminación, tráfico aéreo, etc.; algunos son irrepetibles, pues se generan automáticamente.

A su vez, este espacio se divide en Prólogo: nuevas maneras de leer y percibir la ciudad. Texturas y patrones arquitectónicos, gráficos y naturalísticos; Barceloneses: para concienciar de la convivencia con una gran cantidad de especies animales y vegetales, a través de 132 especies barcelonesas hechas con papel plegado por Joan Sallas; y Atmósferas: una crónica en directo de lo que ocurre en todos los rincones de la ciudad: tráfico, trenes circulando, aviones que pasan en ese momento, contaminación, temperaturas, tráfico.

MIrador Torre Glòries
Infografía: Jordi Català.

Además, la instalación Ritmos: para llegar a ver lo invisible al ojo humano, como moléculas en suspensión en el aire, o las ondas electromagnéticas de los smartphones. A partir del big data muestra la ciudad como ser vivo; y Sirena: música que acompaña la exposición, viva y cambiante según cambia la ciudad. Creada por los barceloneses Maria Arnal y John Talabot.

Cloud Cities Barcelona

‘ del artista Tomás Saraceno

El plato fuerte de la visita está en las alturas con una gran sala circular y diáfana, circunvalada por ventanales del doble mirador: el panóptico acristalado de 360º para admirar toda Barcelona como nunca antes con panorámicas desde la Sagrada Familia hasta el 22@, la Diagonal o la playa de la Barceloneta.

Por su parte, otro mirador, de nombre Cloud Cities Barcelona, que es en realidad una escultura transitable suspendida de la cúpula.

Mirador Torre Glòries
Infografía: Jordi Català.

En esta obra del artista argentino Tomás Saraceno, los visitantes pueden moverse por las alturas mientras disfrutan de las increíbles vistas a la ciudad. No apta para quienes padecen vértigo, se invita a los ciudadanos a dialogar y reflexionar sobre la ciudad en una superficie de 130 m2 y 6 kilómetros de cables tensados.

Las entradas para acceder a esta atalaya oscilan entre los 15€ la entrada general, y 25€ si se quiere recorrer la escultura de Saraceno. La visita dura una hora aproximadamente e incluye audioguía.

Testigo de altura de la Vuelta’23

El 26 de agosto, la Torre Glòries se convertirá en un punto clave del recorrido urbano de la primera etapa de la Vuelta’23 (una contrarreloj por equipos con la que arranca la carrera ciclista más famosa de España).

Mirador Torre Glòries
Cloud Cities Barcelona. Foto: Mirador Torre Glòries.

Justo cuando los corredores pasen por la Plaza de las Glòries desde la calle Badajoz y girando hacia la Diagonal -donde se encuentra la torre-, se podrá seguir la carrera desde el mirador de la planta 30, por un precio especial reducido de 10€ (entradas ya disponibles).

Será la segunda vez en la historia desde 1962 que la capital catalana acoja una salida oficial de la Vuelta. Y como homenaje, la torre Glòries iluminará Barcelona con miles de luces rojas y bicicletas durante las noches del 24, 25 y 26 de agosto (de 21.00 a 24.00 horas).

Además, la campaña Estius als Museus (Veranos en los museos) del Ayuntamiento de Barcelona ofrece a los visitantes del Mirador torre Glòries subir gratuitamente a la experiencia Cloud Cities Barcelona todos los martes, desde el 4 de julio hasta el 29 de agosto.

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