Los mejores planes en Cantabria para un día de lluvia

Explorar museos de arte o historia, recorrer el desfiladero más largo de la península, descubrir los secretos de sus cuevas o atreverse a preparar sus recetas: estos son los mejores planes en Cantabria cuando el tiempo no acompaña

Planes en Cantabria a cubierto como el Centro Botín. Foto: Belen de Benito.

Que Cantabria tenga valles tan verdes todo el año no es un capricho cromático de la naturaleza: las continuas lluvias, sobre todo en otoño y la primavera, son la razón de tanta belleza en sus paisajes.

El registro de anual de 1.128 litros por metro cuadrado puede asustar al momento de planificar una escapada por los pueblos, ciudades y comarcas cántabras.

Pero por suerte en esta comunidad autónoma hay numerosas opciones para disfrutar incluso cuando el clima no acompaña. O, lo que es lo mismo, no hace falta estar todo el día con el chubasquero puesto para descubrir las maravillas de Cantabria.

Arte e historia en los museos

La primera opción para protegerse de la lluvia es, claro, ponerse a cubierto. Entre las mejores opciones, encontramos los museos, con una propuesta diversa entre la que destacan las exposiciones de arte contemporáneo del Centro Botín en Santander, un lugar que merece la pena visitar (y donde si el clima da una tregua, se pueden obtener hermosas vistas de la bahía desde la terraza).

Centro Botín. Foto: Belén de Benito.

Otra opción, para los amantes de la historia, es la Neocueva del Museo Altamira en Santillana del Mar, una réplica de la cavidad de fama mundial por sus pinturas rupestres, reproducción creada para evitar las congestiones de visitas en el sitio original.

En los Valles Pasiegos hay dos museos totalmente opuestos: en el Museo de la Real Fábrica de Artillería, en Liérganes, se puede conocer la evolución del arte de la guerra; y en Selaya está el curioso Museo de las Amas de Cría Pasiegas, donde a través de fotos y paneles se explica por qué los médicos de la corte visitaban este pueblo para escoger a las candidatas.

Cuevas: los templos subterráneos

Habíamos hablado de la réplica de Altamira. Y cabe recordar que Cantabria cuenta con la mayor densidad de cuevas con arte rupestre del mundo: hasta 60 sitios con trazos que representan animales, personas y motivos abstractos en las paredes.

Cantabria cuenta con la mayor densidad de cuevas con arte rupestre del mundo

Diez de ellas fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad, si bien solo son la punta del iceberg de una región con 9.000 cuevas de impactantes formas geológicas.

Visita a la cueva El Soplao. Foto: Mar Nuevo.

Algunos sitios son tan grandes como catedrales, con el paisaje surrealista moldeado por estalactitas y estalagmitas, como son las cuevas de Chufín, Monedas, Covalanas, Cullalvera o el Castillo. Otras, como la de El Soplao, ofrece una visita que arranca con un paseo en el antiguo tren minero con el que se extraían minerales de zinc y plomo de galerías en la Sierra de Arnero, que aloja también la cueva El Soplao, ubicada entre los pueblos de Labarces, Roiz y Celis.

El desfiladero más largo de la península

Y hablando de récords: Cantabria se jacta también de contar con el desfiladero más largo de la Península que es, además, uno de los roadtrips más alucinantes que se pueden hacer en la comunidad autónoma.

Se trata del desfiladero de la Hermida, el único corredor de entrada desde el mar a la comarca de Liébana, un total de 21 km por los que discurre la estrecha carretera N-621 entre paredes casi verticales de roca, curvas imposibles, bosques de cuento, aguas termales, leyendas de seres mitológicos y pueblos, como Potes y Mogroviejo, que se cuentan entre los más bonitos de Cantabria.

Desfiladero de La Hermida.
Desfiladero de La Hermida. Foto: Turismo de Cantabria.

Acompañados del río Deva, que acoge cotos salmoneros, se van descubriendo paisajes que pueden verse desde espectaculares miradores, pero también vías ferratas y puentes tibetanos. Y eso por no hablar de la sucesión de 174 curvas que harán las delicias de los amantes de los viajes por carretera.

Castillos cántabros

Si hablamos de castillos, es cierto que Cantabria no es una tierra generosa con estas fortalezas levantadas desde la Edad Media.

San Vicente de la Barquera. Foto: Tony Findeisen | Unsplash.

Pero eso no quiere decir que no existan algunos ejemplares interesantes para conocer en los días de lluvia, como el de San Vicente en Argüeso, de estilo gótico y de impresionantes muros; el curioso castillo faro de Santa Ana en Castro Urdiales, que data del siglo XII; y el sólido de San Vicente de la Barquera, también conocido como el Castillo del Rey, tan bien mantenido que parece un decorado de Juego de Tronos.

Relax en los balnearios

Que fuera esté lloviendo un día sí y otro también puede ser la mejor excusa para ponerse a remojo, aunque de una manera mucho más relajante.

Cantabria cuenta con seis balnearios de aguas termales donde de paso se ayuda al cuerpo a rejuvenecer con diversos tratamientos terapéuticos.

Relax en el balneario de Puente Viesgo.

Cantabria cuenta con seis balnearios termales para relajar al cuerpo y el espíritu en los días que no se puede salir al exterior. Y los demás también

Tres de ellos, los de Alceda, Puente Viesgo y Liérganes, se encuentran en los Valles Pasiegos; a los que hay que añadir el Balneario de Solares en Trasmiera, el de Las Caldas en Besaya y el de La Hermida en Liébana.

Los sabores de Cantabria

La rica tradición gastronómica de Cantabria se puede experimentar por dos vías: visitando los recomendables restaurantes de las ciudades y pueblos o bien aprendiendo a elaborar sus recetas más auténticas. Y no es difícil, ya que existen diferentes talleres con los que bodegas, granjas y fincas productoras comparten los conocimientos sobre sus productos y platos.

Así, se puede aprender sobre el arte de los vinos en las bodegas Picos de Cabariezo, Monte Teja, Casona Micaela o Viña La Vida; de los orujos en El Coterón, Orulisa o El Marrubio; o de las cervezas en las fábricas de Portus Blendium, Colegiata, Dougall’s y Smach.

Anchoas de Santoña. Foto Wikipedia

Para probar los ricos quesos cántabros, hay disponibles catas y talleres como los de Las Brañas de Pendes, Quesoba y La Jarradilla; mientras que los archiconocidos sobaos pasiegos se pueden descubrir en las factorías de El Andral, Etelvina Sañudo, Joselín Sobaos Pasiegos y Quesadas y Casa Ibañes.

No hay que olvidar tampoco las sabrosas anchoas de Santoña, cuyas curiosidades y proceso de elaboración se pueden conocer (y, por supuesto, degustar) en las plantas de conservas de Emilia, Blasan, Catalina y De Mingo.

a.
Ahora en portada