Por qué Castellón bien vale una escapada en otoño
Pasear por sus largas playas, conocer su centro histórico o descubrir la artesanía de sus cerámicas son algunos motivos para conocer Castellón estas semanas

Farola y edificios modernistas en el centro de Castellón. Foto Turismo de Castellón
Este extraño otoño de temperaturas altas abre la puerta a los largos paseos por las playas y el frente marítimo o las lentas caminatas por el centro de Castellón de la Plana, una ciudad recomendada para desconectar un finde de escapada.
Castellón, como otras ciudades del Levante español, goza de un clima mediterráneo privilegiado de temperaturas suaves que acompañan al viajero que quiere conocer sus atractivos.
A grandes rasgos, una visita a esta ciudad con 770 años de historia se puede dividir en tres rutas: la del centro, la que permite descubrir los atractivos de otros barrios y la que transcurre por su rambla costera.
La Plaza Mayor
Si uno pudiera trazar un círculo de 200 metros de radio en la Plaza Mayor encontraría un amplio abanico de sitios históricos para conocer.
Basta girar un poco y se ve la concatedral de Santa María, edificio que data del s.XIII que fue reconstruido en 1936, donde solo quedan tres puertas de la estructura gótica. Al entrar hay que ver con calma las imágenes barrocas, las piezas de orfebrería y los lienzos de Ribalta y Oliet.
A 200 metros alrededor de la Plaza Mayor se concentran numerosos edificios de valor histórico
A un lado, flanqueado por la plaza Santa Clara, está el Mercado Central; un edificio de inicios del s.XX que presenta una cornupia de productos de las huertas y el mar.
Hacia el oeste se levanta el ayuntamiento, con su fachada de estilo toscano finalizado a principios del s.XVIII, donde destaca su porche de siete arcos.
Pero el símbolo de este lugar, bueno casi de Castellón mismo, es el Fadrí, campanario de mediados del s.XV de 58 metros de alto dividido en cuatro cuerpos. Si se suben los 200 escalones se pueden visitar la cámara del reloj, la prisión, la vivienda del campanero, la cámara de campanas y la terraza, que ofrece las mejores vistas de la ciudad.
El último edificio a tener en cuenta frente a esta plaza es la Llotja del Cànem, antiguo depósito y centro de subastas del cáñamo que actualmente pertenece a la Universidad Jaume I.
Por los alrededores del centro
Basta caminar unos minutos en cualquier sentido que uno encontrará más edificios dignos de interés, como el Teatro Principal frente a la plaza de La Paz, con su estética neoclásica y con hermosas pinturas interiores; el elegante Real Casino Antiguo, que si bien data de 1814 su aspecto proviene de la reforma de 1922.
Subiendo por la avenida Rey Don Jaime se llega al inmenso edificio de Correos y Telégrafos, obra modernista con detalles neomudéjar; donde a pocos pasos hay un refugio antiaéreo que se puede visitar para conocer cómo vivió la población los bombardeos de la Guerra Civil.
Las murallas son uno de los recuerdos de la época medieval en esta ciudad de 770 años de historia
Hacia el este se conservan fragmentos de las antiguas murallas medievales, como el que se ve en la plaza Muralla Liberal. No muy lejos, frente a la plaza Las Aulas, un aula-museo subterráneo permite ver los restos de la Torre de Alçaments (o de Sant Pere), que vigilaba la ciudad.
Espacios verdes
Un paseo más largo acerca al Parque Ribalta, creado en 1868 como jardín botánico y actualmente un magnífico pulmón verde con sus árboles centenarios.
Otro parque a tener en cuenta es el Rafalafena, con nada menos que 105 especies de árboles distribuidas en 36.300 metros cuadrados. Cerca está el moderno edificio del Auditorio y Palacio de Congresos de Castellón, con su planteo asimétrico de los volúmenes.
Si hay tiempo para disfrutar de la cultura, se sugiere visitar el Museu de Belles Arts, inaugurado en 2001 y con un valioso patrimonio de cerámicas valencianas de los siglos XVI y XIX así como de óleos firmados por Zurbarán.
También es posible conocer el Espai d’art contemporani de Castelló (EACC), dedicado a artistas locales y de otras partes de España, y punto de encuentro de creadores emergentes.
El barrio marinero
Una caminata de cuatro kilómetros nos permite salir del centro y llegar hasta El Grao de Castellón, el paseo por el frente marítimo donde la naturaleza y una gastronomía excepcional van de la mano.
Sobre la costa está el Parque Litoral, un espacio de 185.000 m2 donde la zona verde se combina con el mar y la playa; con las palmeras y otros árboles que emergen desde el lecho de dunas.
En uno de sus extremos está el Planetario de Castellón, importante centro de divulgación astronómica donde se puede ver el Péndulo de Foucault, exposiciones y conocer sobre las cercanas Islas Columbretes en un espacio dedicado a ellas.
Este parque está separado por una angosta franja urbana de El Pinar, otro gigantesco pulmón verde que durante siglos aportó la madera para la construcción de barcas. Actualmente tiene varios espacios de ocio y suele ser sede de toda clase de eventos.
El espíritu del puerto
Pasando el Jardín del Puerto y hasta la Plaza del Mar se encuentran edificios y estructuras de aires marineros como el Faro del Grao, que data de 1917 (aunque su lugar en el Moll de la Costa no era el original), la Tendencia de Alcaldía y el Museu del Mar (interesante para conocer la historia de la vida marítima del barrio).
Tambi el moderno Casal Jove, la iglesia de San Pedro y el complejo de ocio Puerto Azahar, donde en sus restaurantes se pueden probar los exquisitos pescados y mariscos que capturan las barcas fondeadas en el puerto.
Caminatas por las playas
Los amantes de las caminatas largas pueden seguir desde la playa del Pinar hasta las del Gurugú y la del Serradal, hacia el norte.
A esta altura la parte urbana tiene pocos atractivos, pero lo bonito es caminar mirando las dunas mientras se disfruta de estos días de otoño que regalan las últimas temperaturas cálidas del año.