Tres rutas para atrapar lo mejor de la Ibiza medieval

La ruta clásica, la de los baluartes y la fascinante ‘ruta desconocida’ son tres opciones para atrapar la magia de la antigua Ibiza

La catedral emerge entre las murallas de Dalt Vila, en Ibiza. Foto Frank Lammel – CC

La estratégica ubicación de la isla de Ibiza llevó a que la principal ciudad se vea reforzada por unas potentes murallas que la protegían, lo mejor que podían, de invasores e incursiones piratas.

Felipe II ordenó la construcción de la actual fortaleza en 1555, y siguiendo las líneas maestras trazadas por Giovanni Batista Calvi las obras culminaron medio siglo después.

Actualmente esta fortaleza renacentista tiene un perímetro de 1.800 metros, que encierra la ciudadela medieval de Ibiza; un bonito laberinto de callejuelas llenas de tiendas de diseño, boutiques, bares, restaurante y casas que presumen de encanto.

Vamos a conocer tres rutas para descubrir la cara más histórica de esta ciudad, según las recomendaciones de su Dirección de turismo

Plaza de la Catedral. Foto Pablo Guzmán – CC

Ruta Clásica

El punto de partida es el Portal de Ses Taules, que permite llegar al Patio de Armas con sus diez arcos de medio punto, y de ahí, se accede a la Plaça de la Vila.

Las murallas, con sus siete baluartes, tienen un perímetro de 1.800 metros

Tras subir por la calle de Sa Carrossa se arriba a uno de los baluartes, el de Santa Llúcia, que ofrece hermosas vistas junto al antiguo polvorín, actual sala de exposiciones.

Otras bonitas panorámicas se atrapan en Es Revellí, a la que se llega tras pasar por la iglesia de Santo Domingo y su antiguo convento dominico -actual ayuntamiento de Ibiza- y la Plaça d’Espanya.

Paseando por calles como Pere Tur o Joan Roman se descubren casas señoriales como la Llaneres -hoy Colegio de Arquitectos-, la Puget o el palacio de Can Comasema, reconvertido en el Museo Puget.

La Plaça de la Catedral es el punto más alto de la ciudadela, donde hay que hacer un esfuerzo adicional para contemplar el entorno de la isla blanca desde el Mirador del Rey Jaume I.

Las callejuelas de Dalt Vila Foto José Antonio Gelado – CC

Alrededor de la plaza, además de la catedral, se encuentran los museos Diocesano, Arqueológico, la Casa de la Curia (hoy centro de interpretación Madina Yabisa) y el Palacio Episcopal.

Si se llega hasta el baluarte de Sant Bernat se puede ver el Mediterráneo con Formentera al fondo, y luego se emprende el regreso hasta el baluarte de Sant Jordi, que atraviesa el Castillo, la Torre del Homenaje y la Almudaina.

Ruta de los Baluartes

Habíamos mencionado que la fortaleza de Ibiza tiene casi dos kilómetros de extensión. Una buena forma de conocerla es a través de esta ruta por sus baluartes.

El de Sant Pere, en el extremo noroeste, es el punto de partida; donde se ve la proeza técnica de construirlo en un pronunciado desnivel.

Tras pasar el túnel de entrada se llega al Portal de las Aguaderas y la Plaça del Sol, donde se sigue el rastro de la muralla por la calle Antoni Costa Ramon hasta el Museo Contemporáneo.

Uno de los baluartes de la muralla. Foto José Antonio Gelado – CC

Allí estaba la Sala de Armas, con vistas al Patio de Armas, la Plaça de la Vila y la calle de Sa Carrossa.

El baluarte de Santa Llucía no formaba parte del proyecto original de la fortaleza renacentista, pero se construyó para incluir al burgo de Santa Llucía en la ciudadela.

Aquí se encontraba el polvorín en un recinto diseñado para evitar ataques de la artillería enemiga.

Tras pasar por el ayuntamiento de Ibiza se sube al medio baluarte de Es Revellí, y tras realizar las fotografías de rigor se sigue por la Plaça d’Espanya, punto desde donde se atraviesa el túnel que conduce a la zona de Soto Fosc, con hermosas vistas del Mediterráneo.

De regreso a la ciudadela se accede al baluarte de Sant Bernat, y tras un desvío a la Plaça de la Catedral se vuelve a los muros por la Ronda de la Almudaina y de ahí al baluarte de Sant Jordi.

Tras atravesar un túnel por debajo de las murallas se llega a la zona de Soto Fosc, donde hay hermosas vistas del Mediterráneo con Formentera al fondo

Cada rincón de la muralla cuenta una historia. Foto Pere Coll – Turismo Baleares

Este fue el primero en construirse, donde sus casamatas inferiores se comunican con el interior del castillo por un túnel que pasa por debajo de la Puerta de la Bomba; punto recomendado para ver la necrópolis del Puig des Molins.

Los últimos dos baluartes son los de Sant Jaume y Sant Pere, ambos con explicaciones para conocer estos restos de la historia ibicenca.

Ruta desconocida

Una de las formas más encantadoras de descubrir la vieja Ibiza es perderse por sus callejuelas.

Pero tampoco viene mal tener algunas referencias. En este caso, la propuesta es empezar por el Pasaje de Simó Pouet y llegar a la Plaça de la Vila, siempre animada con sus bares y tiendas.

Atención a las simpáticas y estrechas calles de Santa Creu, Sant Antoni y Santa Ana con sus pavimentos de piedra, para luego acceder por la escalinata del Portal Nou a Sa Carnisseria; donde siglos atrás se sacrificaban los animales antes de vender su carne.

Las empinadas callejuelas de Dalt Vila. Foto Pere Coll – Turismo Baleares

En la calle Sant Josep se pueden ver tramos de la muralla medieval y dos de sus torres, hasta dar con la iglesia del Hospitalet, de la comunidad ortodoxa.

En la calle Conquesta se puede ver el paseo de la fama donde varias celebridades han dejado de recuerdo las marcas de sus manos en el cemento.

Otras calles para caminar lentamente, en parte por sus desniveles y en parte para disfrutar con calma, son las de Joan Roman, Pintor Mariano Tur y Santa Maria, a pasos del Palacio de Can Bonito.

En Sa Portella se puede ver la puerta que perteneció a la muralla musulmana, que luego conduce a la Calle Major.

Fiesta medieval en el Portal de Ses Taules. Foto Turismo de Ibiza

Aunque en invierno la ciudad está bastante tranquila, en verano esta es una zona que sorprende por su silencio, donde desfilan las grandes residencias de los siglos XV a XVI, como las casas Bardaixí, Gotarredona o Balansat; hasta llegar a la Plaça de la Catedral.

El descenso se repite por la Calle Major, enlazando con la de San Ciriac hasta el convento de las monjas agustinas, y tras las calles de Joan Roman y Ponent se atraviesa la Plaça de Espanya.

Las calles General Balanzat, Ignasi Riquer, las plazas dels Desamparats, de la Vila y el Patio de Armas son las últimas escalas de esta recomendada ruta que finaliza en el Portal de Ses Taules, la puerta principal de la ciudadela amurallada.

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